La compra "amistosa" de Telefónica deja fuera de juego a la empresa y al gobierno español
El ejecutivo y la dirección de la teleoperadora se enteraron a última hora de una operación que dribla al escudo antiopas
BarcelonaLa noticia de que el principal operador de telecomunicaciones de Arabia Saudita, Saudi Telecom (STC Group), se convertía en el primer accionista de Telefónica con la compra del 9,9% de las acciones, estalló la noche del martes mientras su presidente, José María Álvarez-Pallete, estaba de viaje a California. La sorpresa era para todos: para el primer dirigente del gigante de telecomunicaciones español y también para el gobierno del Estado, que se enteraron de la operación pocas horas antes de que se produjera.
Con todo, STC Group ha asegurado que se trata de una "compra amistosa" y que no tiene previsto asumir el control o una participación mayoritaria en Telefónica: "Se trata de una gran oportunidad de inversión que nos permite utilizar el nuestro sólido balance y mantener nuestra política de dividendos atractiva", ha manifestado el grupo saudí. De hecho, STC ha asegurado que, de momento, "sería prematuro solicitar una silla en el consejo de administración". Sea como fuere, Pallete y el consejero delegado de Telefónica, Ángel Vilá, han modificado a última hora sus agendas y viajan hacia Arabia Saudí para discutir los detalles de la operación, entre ellos la entrada al consejo, el derecho de voto y otras cuestiones. Con esta operación, de unos 2.100 millones de euros, el grupo saudí se convierte en el principal accionista de la operadora española, superando al BBVA (4,87%), BlackRock (4,48%) y CaixaBank (3, 5%).
Preservar "la autonomía estratégica"
El gobierno español, por su parte, ha señalado que el ejecutivo velará por preservar la "autonomía estratégica" en Telefónica. "El gobierno tiene la capacidad de valorar este tipo de inversiones que no afectan al control de la compañía. Hay canales para preservar nuestra autonomía estratégica que el gobierno puede poner en marcha, y quiero subrayar que Telefónica no sólo es una empresa emblemática en nuestro país, sino que es una compañía estratégica, un operador estratégico, y que el gobierno velará, por supuesto, por la autonomía estratégica de España con absoluta normalidad y tranquilidad", ha afirmado la ministra portavoz, Isabel Rodríguez.
Con todo, los socios del gobierno en funciones son más críticos. La líder de Podemos, Ione Belarra, ha asegurado que esta operación "no augura nada bueno" y ha urgido a elevar el control público en empresas estratégicas de forma que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) adquiera una participación del 10% de la compañía en los próximos años. Por su parte, Sumar, el partido de la ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, sugirió limitar a un tope del 5% las inversiones extranjeras en empresas estratégicas del país.
Esta operación, de hecho, ha sorteado por poco la ley antiopas del gobierno español: si el grupo saudí hubiera adquirido el 10% de la española, se habría activado el mecanismo del gobierno del Estado, aprobado en plena pandemia a raíz del hundimiento bursátil para proteger a las compañías estratégicas españolas del posible interés de grupos extranjeros, al principio extracomunitarios y posteriormente también europeos.
La respuesta de los mercados
Las acciones de Telefónica subieron levemente en respuesta a la operación, situándose en los 3,75 euros por título al finalizar la sesión del miércoles, un 0,2% más. Por el contrario, como viene siendo habitual en este tipo de adquisiciones, el comprador ha caído en bolsa. STC Group lo hacía un 2% al mediodía en la bolsa de Riad, hasta situarse en los 38,7 riales saudíes por título, el equivalente a unos 9,63 euros la acción.