Trabajar 84 horas a la semana por 24.000 euros al año, la denuncia de los auditores de EY a sus jefes
Según avanza 'El País', la empresa asegura que se trata de casos puntuales
Los auditores de segundo año de la consultora EY de la sede de Barcelona, que tienen entre 23 y 25 años, han dicho basta a trabajar hasta 84 horas a la semana (el equivalente a 12 horas al día de lunes a domingo) por 24.000 euros al año. Según avanza el diario El País este martes, una treintena de auditores han hecho saber su cansancio y malestar por estas jornadas interminables a sus jefes a través de una queja colectiva enviada por correo electrónico. El rotativo concreta que el mensaje fue enviado el pasado jueves a los socios de la oficina de Barcelona y exponía, además del cansancio, la falta de personal, la rotación de plantilla exagerada o unos plazos de entrega que son imposibles de cumplir. Y todo ello por un salario de 24.000 euros al año.
Fuentes de la consultora aseguraron al mismo diario que es la primera vez que reciben una queja de este tipo y argumentan que se trata de casos puntuales y lo atribuyen al "cansancio pandémico". A la vez aseguran que las jornadas maratonianas se compensan con días de vacaciones o el pago de horas extras. El viernes la empresa ha convocado una reunión con los auditores júniors para tratar el tema.
El mismo caso que Goldman Sachs
La denuncia se produce semanas después de que los analistas de primer año del banco de inversión norteamericano más importante del mundo, Goldman Sachs, denunciaran una situación todavía más extrema a través de una encuesta que se difundió por Twitter. En su caso trabajaban hasta 105 horas a la semana (15 horas de lunes a domingo). Ellos mismos denunciaban que dormían cinco horas al día y que su trabajo los estaba afectando en sus relaciones familiares y de amistades. “No es adecuado para mí trabajar entre 110 y 120 horas a lo largo de una semana. Las matemáticas son simples: esto solo me deja cuatro horas para dormir, comer o ducharme. Esto va más allá del concepto de trabajar mucho: es inhumano, es un abuso”, denunciaba uno de los afectados.