El apagón y un lamentable debate en el Congreso

Cuando los ciudadanos todavía estamos esperando explicaciones precisas sobre las causas del apagón, el Congreso de los Diputados ha vivido este miércoles una sesión de control en el gobierno de vergüenza. El PP, obsesionado con recuperar el ambiente irrespirable del fin del felipismo, blandió los mensajes de WhatsApp entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos que estos días está publicando El Mundo como si fueran una prueba de cargo sumarísima, cuando en realidad no pasan de ser puro chisme. No, los mensajes no demuestran que hubiera habido mala praxis o corrupción en el rescate de Air Europa por parte del gobierno español. de lo destructivo que puede llegar a ser el caso Ábalos para el PSOE.

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El caso es que, mientras hay graves problemas reales que piden debate y soluciones, como el apagón del 28 de abril o la guerra arancelaria de Donald Trump, el Congreso es el escenario de un pim-pam-pum basado en una filtración de unos mensajes que, por el momento, no han demostrado un verdadero las personas afectadas. Sobre el apagón, el gobierno español va ofreciendo información con cuentagotas y, en su mayoría, ya conocida. Este miércoles se confirmó que no hubo ningún ciberataque y que las primeras pérdidas de generación se produjeron en subestaciones eléctricas de Sevilla, Granada y Badajoz. La ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, explicó también que media hora antes del apagón se detectaron dos oscilaciones en la red, y que todavía se estudia qué ocurrió exactamente en los tres momentos de desconexión en torno a las 12.33, hora de inicio del apagón.

Sin embargo, este miércoles también se ha sabido que tanto Red Eléctrica como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia advirtieron hace dos años que las "tensiones" en el sistema eléctrico podrían provocar un apagón. El gobierno español, por tanto, además de aclarar qué ocurrió el pasado 28 de abril, también debería dar explicaciones sobre qué se hizo ante estos avisos.

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La discusión no puede convertirse, tal y como parece pretender la oposición, en un debate entre nucleares y renovables, sino que debe centrarse en esclarecer qué cambios necesita el sistema eléctrico español para adaptarse a la nueva realidad de múltiples centros generadores de energía. Qué inversiones se necesitan, con qué calendarios y quién debe afrontarlas. También es necesario abordar la necesidad de aumentar las interconexiones eléctricas de la Península Ibérica con Europa, una medida a la que Francia siempre se ha mostrado reacia. El debate debe ser más técnico que ideológico, porque la apuesta por las renovables y la energía limpia no tiene vuelta atrás. Y si hay que alargar la vida de las nucleares debe hacerse para que sea positivo para equilibrar todo el sistema, no por intereses privados.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, sin embargo, parece estar más preocupado por unos whatsapps irrelevantes que por todas estas cuestiones.