El aviso de Zelenski de que Europa debe escuchar
Volodímir Zelenski es presidente de un país ocupado parcialmente por Rusia y que lucha cada día por defender su territorio pagando un elevado precio en vidas humanas. Y esta pesadilla lleva ya más de tres años. Por tanto, cuando Zelenski sube al estrado de Naciones Unidas sabe perfectamente de qué habla y su mensaje de esta madrugada ha sido muy claro. "Os lo dijimos, Ucrania es sólo el principio. Y ahora drones rusos ya están volando a través de Europa y las operaciones rusas ya están ampliándose a otros países. Putin quiere continuar esta guerra expandiéndola y nadie puede sentirse seguro", ha dicho el líder ucraniano. "Este siglo XXI no es tan diferente al pasado. Si una nación quiere paz, todavía tiene que utilizar las armas. Es enfermizo, pero es la realidad", remachó.
Y esta es, ciertamente, la triste realidad del momento que vivimos. Las sanciones económicas y la presión internacional sólo sirven en pequeños conflictos en los que no existe ninguna potencia involucrada. Cuando se habla de estados como Rusia o Israel, apoyado por Estados Unidos, la cosa cambia. Líderes como Vladimir Putin o Benjamin Netanyahu sólo entienden el lenguaje de la fuerza, básicamente la militar. Incluso Donald Trump, que pensaba que podría poner fin a ambos conflictos de forma rápida para poder empezar a hacer negocios en Ucrania y Gaza, parece ahora decepcionado y enrabietado.
Putin lleva ya tiempo poniendo a prueba la capacidad de los europeos para resistir sus constantes provocaciones con las violaciones del espacio aéreo. Pero el juego de Putin es más sofisticado, e incluye lo que se llama "guerra híbrida", con intentos de interferencia en procesos electorales y con el patrocinio de partidos pro-rusos donde puede. Ahora, por ejemplo, el Kremlin tiene la vista puesta en Moldavia, donde teme que haya una victoria proeuropea.
Zelenski, pues, tiene razón en que hay que detener a Putin ahora, en Ucrania, cuando todavía está a tiempo, porque después será más costoso y difícil, ya que Rusia está desarrollando con rapidez una nueva tecnología de drones. Y la única manera es con armas y ayuda militar, algo que Donald Trump parece no estar dispuesto a seguir haciendo... o solo para hacer caja como proveedor. Esto es al menos lo que se infiere de su intervención en la ONU, donde avisó de que, al fin y al cabo, el conflicto toca más de cerca a los europeos que a los estadounidenses, que tienen el Atlántico de por medio.
Europa debe dar pasos decididos para integrar sus capacidades militares y fabricar su propio armamento si no quiere depender, como por ejemplo, de países como Estados Unidos e Israel. Las dificultades de España para llevar a cabo el embargo de armas en Israel demuestran claramente esta dificultad. Zelenski necesita más que buenas palabras. Necesita medios y recursos para defender a su país y evitar una derrota que dejaría a Europa desnuda e indefensa ante Putin. Y esta vez no se podrá llamar al amigo americano.