El infierno de alquilar un piso

Alquilar un piso sigue siendo un infierno (como también comprarlo, sin duda). Lo sabe todo el mundo y es profecía, que diría el poeta. Los intentos de frenar los precios están empezando a funcionar, pero a medias. Y con disfunciones. Es más que probable que sin topes y zonas tensionadas fuera peor. Pero la mejora es ligera y presenta contradicciones. Hoy explicamos una que hasta ahora ha pasado desapercibida, por poco evidente, y que muestra la complejidad de la situación a la hora de que los precios efectivamente bajen o, al menos, no suban.

Porque si aparentemente se ha producido un descenso en el precio de los nuevos contratos, esto ha comportado, en cambio, una disminución del espacio alquilado. Es decir: los precios han descendido, sí, pero también la superficie de los pisos. De modo que el metro cuadrado ha vuelto a situarse al alza en los últimos seis meses. Es un fenómeno parecido al llamado downsizing o reduflación, que es cuando por el mismo precio te dan menos cantidad de un producto, algo que queda enmascarado por el packaging. En el caso de los pisos, claro, no es exactamente lo mismo, pero el resultado final se asemeja: por el mismo precio tienes menos espacio, menos producto.

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Por tanto, en la práctica, aunque la estadística diga que ha habido una bajada del precio de los contratos, no se puede decir lo mismo si se mira en términos de metro cuadrado. Los datos en cuestión son del Incasol y, en este caso, se refieren sólo a la ciudad de Barcelona (de momento no hay del conjunto de Cataluña). Desde que entró en vigor el tope, la superficie media de los nuevos contratos de alquiler regulado en Barcelona ha ido disminuyendo, pasando de los 75 m2 de entonces a los 71 m2 actuales. Se trata del nivel más bajo de los últimos ocho años y de la segunda cifra más baja desde que existen registros. Además, esta reducción de superficie es del 5% en un año, la más destacada de la serie histórica.

No hay ningún distrito en Barcelona donde el precio del metro cuadrado del mercado de alquiler haya bajado en el primer trimestre del 2025: se mantiene en Gràcia, sube ligeramente en el Eixample, Horta-Guinardó y Nou Barris y se dispara en Sant Andreu (+5,79%) y en Ciutat Vella (8,8). De hecho, precisamente en este último distrito, en el primer trimestre de 2025 la superficie media de los nuevos contratos de alquiler cayó drásticamente: si bien en el cuarto trimestre de 2024 era de 68 m2, ahora es de 62 m2.

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¿Explicaciones? Que los inquilinos con pisos grandes ruten menos o que los propietarios saquen los pisos espaciosos del mercado regulado para rentabilizarlos mejor fuera, sea con el alquiler de temporada o el de habitaciones, o incluso vendiéndolos. De hecho, se sabe que los alquileres de temporada han interferido claramente en el mercado, así como el alquiler por habitaciones. De modo que, en la práctica, los ciudadanos de las zonas urbanas –en especial de Barcelona y su entorno, pero no sólo– saben cómo cuesta conseguir un lugar decente a un precio decente en el que vivir. Ahora, si lo encuentran de alquiler, de media es algo más pequeño. La vorágine del turismo y el atractivo para los inversores siguen marcando la pauta de un mercado con mucha más demanda que oferta.