El ministro llega tarde, como Cercanías

"Cercanías es la red más antigua en todos los sentidos y la que ha sufrido un trato peor", dijo este jueves el ministro de Transporte, Óscar Puente, en su comparecencia en el Senado para explicar las últimas incidencias ferroviarias en España. Felicidades, ministro. Gracias por reconocerlo, pero llega tarde a una constatación de que los sufridos usuarios catalanes sabemos desde hace años. El maltrato que han sufrido y sufren las infraestructuras en Catalunya, especialmente las ferroviarias, es fruto de la mala gestión, o la mala fe, de muchos gobiernos españoles, tanto socialistas como populares, que se han llenado la boca de promesas y han puesto las dotaciones presupuestarias sobre el papel, pero después no han cumplido y el dinero se ha acabado en otros lugares del.

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Ésta es una realidad evidente. Por eso, que el jueves el ministro hiciera medias estatales y se avantara de que la red ferroviaria española de larga y media distancia es la segunda en puntualidad tras la de Suiza, francamente, en Catalunya casi suena a insulto. Si en la media de sus datos están las incidencias catalanas, posiblemente eso quiere decir que en el resto del Estado los trenes van como un reloj, porque sólo en la zona de Tarragona se acumulan retrasos e incidencias para bajar la media varios puntos. Si hablamos de Cercanías, la media es aún más insultante. Lo ha explicado bien el diputado de Junts Isidre Gavín cuando ha comparado las graves afectaciones entre enero y octubre de 2023 en Cercanías y en Cercanías de Madrid. Mientras que la red catalana acumuló 10.267 incidencias graves, la madrileña registró 1.694, según los datos aportados por Gavín. Ahora bien, si hacemos caso de los medios de comunicación y los partidos políticos españoles, sólo parece haber caos ferroviario cuando alguna incidencia afecta a Madrid oa otra población de fuera de Catalunya. El caso de Catalunya, al ser ya crónico, se da por supuesto.

El ministro ha reconocido que el problema es la falta de inversión y la antigüedad de los trenes y ha asegurado que buena parte de los 500 trenes nuevos que a partir del 2025 se incorporarán a las redes interurbanas –en un ritmo, dice, de dos a la semana– serán para Cercanías. El cambio de gestión, dice, se realizará. Pero no soluciona el problema de la carencia de inversión. Y tiene razón en esto: si no se mejora la infraestructura vial y se ponen nuevos trenes, los problemas continuarán. Pero esperamos que el cambio de gestión, que debe ir acelerándose, sirva al menos para que otro punto débil del servicio de Cercanías y general de todo Renfe mejore: la información y la atención al cliente. Es vergonzoso el servicio que existe, pero también lo es por lo general el desprecio a los usuarios del operador actual. Si a esto se suman el boicot y las huelgas del personal que se opone al traspaso del servicio –que martirizan aún más a los usuarios–, el descontento acaba siendo descomunal. Este otoño volveremos a vivir una prueba de fuego para el servicio y, más allá de las promesas, sería necesario que lo mejorable, finalmente, mejore.