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La energía renovable, clave en la economía circular

El biogás, gran protagonista del encuentro organizado por el ARA en colaboración con Naturgy para entender su papel en la transición energética y la economía circular

30/10/2025
6 min

En el contexto de transición energética y crisis medioambiental que sufrimos desde hace años, la Cumbre del Clima COP28 de Naciones Unidas celebrada en 2023 acordó promover la reducción de combustibles fósiles para combatir el cambio climático y transitar hacia las energías renovables. Cataluña apuesta por el biogás y el biometano por reducir las emisiones, avanzar hacia la independencia energética y potenciar una economía circular más sostenible.

Seguramente el biogás y el biometano son dos de las energías renovables más desconocidas. Por eso el ARA, en colaboración con Naturgy, organizó ayer en la Lonja de Lleida un encuentro con expertos para averiguar qué papel puede jugar el biogás dentro de la transición energética y la economía circular. La mesa redonda, moderada por el físico y meteorólogo Enric Agud, contó con la participación de Xavier Flotats, profesor titular de ingeniería ambiental de la UdL hasta 2005, director del Centro Tecnológico GIRO y catedrático de la UPC desde 2009, donde actualmente es profesor emérito; Víctor Falguera, coordinador del BioHubCat, el hub de la bioeconomía de Catalunya; Jordi Siscart, ganadero de Alcarràs y jefe sectorial del porcino de Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Catalunya, y Joan Plana, responsable de plantas de biometano en la red de Nedgia, distribuidora de gas del grupo Naturgy.

El impacto ambiental y el potencial energético

El biogás es una energía renovable que transforma los residuos en recursos útiles. Los convierte en gas para usos energéticos y nutrientes orgánicos que pueden sustituir a fertilizantes químicos y reduce las emisiones que contribuyen al cambio climático. En función del uso que deba hacerse del biogás, se purificará separando el metano, el dióxido de carbono y otros componentes para obtener biometano.

Las plantas de biogás ayudan a reducir la contaminación del aire y de las aguas subterráneas que pueden generar los purines y los residuos orgánicos domésticos. También permiten aprovechar los materiales residuales para generar energía renovable y obtener productos de mayor valor. El biometano puede inyectarse en la red y sustituir los usos habituales del gas natural como la calefacción, la electricidad o combustible para el transporte.

Según el último inventario de gases de efecto invernadero de la Oficina Catalana de Cambio Climático, en Cataluña en 2023 los sectores productores de materia orgánica emitieron 128.000 toneladas de metano, que equivalen a 3,6 millones de toneladas de CO2. Esta energía que enviamos a la atmósfera equivale a 1,8 terawats/hora, que es la energía que consumen 270.000 coches de gasolina en recorrido medio durante un año. Con el biogás se evita que estos gases vayan a la atmósfera y permita aprovecharlos; se deja de emitir el CO2 de este combustible fósil que se está sustituyendo, pudiendo llegar a ahorrar más CO2 que con cualquier otra energía renovable. El biogás tiene un valor añadido en cuanto a la descarbonización global, puesto que "permite alinearnos con la directiva europea de energías renovables, la reducción de emisión de gases de efecto invernadero, sustituir un combustible fósil y reducir la dependencia del gas natural sobre todo de Rusia", argumentó Joan Plana.

Una oportunidad estratégica

En un contexto de crisis climática actual donde es imprescindible que exista una transición energética, el biogás es una oportunidad estratégica, que permite avanzar hacia nuevas fuentes de materias primas y energías renovables. Dentro de un contexto de bioeconomía, cuanto más rural sea un territorio –el 40% de la superficie de la provincia de Lleida es rural y concentra más de la mitad de la producción primaria–, más viable es tener un sistema económico basado en la revalorización de la materia orgánica renovable. "Esta oportunidad también implica asumir responsabilidades y decidir qué papel quiere jugar Lleida", apuntó el coordinador del BioHubCat.

Los expertos coincidían en que el biogás es una oportunidad para reducir emisiones contaminantes por parte de la ganadería y tener una nueva fuente de ingresos para el sector agricultor y ganadero: "Si se tiene que crear una nueva economía, es necesario crear un nuevo tipo de industria, es una alternativa para orientarse hacia una transformación del territorio con una actividad más creíble, más diversificada. una oportunidad para facilitar la aplicación de nutrientes en las tierras y evitar contaminaciones, al tiempo que generar energía", añadió Jordi Siscart. El profesor Flotats puntualizó que es una necesidad, más que una oportunidad: "No habrá ganadería sostenible sin biogás. Muchos residuos agrícolas ya emiten metano a la atmósfera, es una energía que contamina y encima lo estamos perdiendo. Toda la ganadería debería estar acompañada de plantas de biogás".

La propuesta del coordinador del BioHubCat es pensar en las instalaciones de producción de biogás poniendo el foco en que sean instalaciones de producción de energía en lugar de plantearlas como plantas para tratar residuos. De todas formas, el biogás es una energía madura que genera productos que siempre tienen mercado. Para el responsable de plantas de biometano en la Red de Nedgia también es necesario pensar en cómo se enlaza toda la cadena, desde el sector primario hasta la utilización de la energía, para ir hacia una economía verde. Falguera entiende que el modelo energético está ligado al territorio, pero independientemente del modelo, en Catalunya se está perdiendo competitividad en bioeconomía "porque no llevamos a la práctica lo que la normativa europea nos invita a hacer". Recordó que los proyectos de biogás están sometidos a normativas estrictas que garantizan la seguridad y la sostenibilidad, y son regulaciones pensadas para evitar que se pueda realizar una mala gestión. "Desde Catalunya tenemos entidades que participan en procesos en los que aportan información y propuestas específicas de hacia dónde debería orientarse la legislación", apuntó.

Los retos

"Llevamos años desde el sector ganadero y agrícola estamos dispuestos a dar un paso adelante para convertirnos en bioproductores", aseguró Jordi Siscart, pero reconoció que les ha costado porque no encontraban ni las herramientas ni el apoyo necesarios. Fue posible cuando los ganaderos de porcino y vacuno de Alcarràs sacaron adelante el proyecto: "Es imprescindible que se impulse desde el sector ganadero -acompañados económicamente y con el apoyo técnico-, para poder ser sostenibles y garantizar un relevo generacional". El principal obstáculo para conseguirlo, más allá de los posibles costes y conseguir puntos de conexión con la red, es ponerse de acuerdo para impulsar proyectos conjuntos entre distintos municipios. Falguera considera que pese a que Bioproductors Alcarràs podría ser un modelo a replicar, no basta con poner de acuerdo a ganaderos, agricultores, empresas industriales o posibles partners tecnológicos: "Si queremos un impacto territorial positivo, es imprescindible la cooperación y la copropiedad para poder tener capacidad de decisión".

Directrices de país

Más allá de la buena voluntad de los actores principales y de la capacidad que tengan para alinearse, es necesario que haya unas directrices de país sobre cómo se quieren organizar las plantas de biogás y cuál es el modelo a seguir. "Es necesario un modelo que tenga futuro, recorrido y aporte riqueza al territorio", aseguró Plana. Explicó que en Europa hay más de 1.000 plantas que inyectan biometano en la red. Existen diferentes modelos, pero en las últimas décadas todas las plantas tienen en común que han sido pensadas para no generar externalidades.

Los escenarios de sustitución de energías fósiles por renovables son una realidad, y las proyecciones aseguran que a medio, corto y largo plazo el consumo de gas natural descenderá. El biometano tiene un potencial de sustitución de hasta el 23% del consumo de gas natural existente en 2021. Existen territorios donde se podría llegar a producir el doble de biometano que de gas natural. Se trata de una energía renovable que plantea pocos retos tecnológicos y que tiene una ventaja importante para el consumidor final, que puede utilizar este tipo de gas sin darse cuenta. "Queremos descarbonizar la economía y podemos descarbonizar todo el consumo doméstico, que podrá aprovechar el biometano que generamos, sustituyendo el gas doméstico por biometano a coste cero y con un precio muy competitivo", afirmó Plana. Para ello falta que haya decisiones de pequeños cambios regulatorios: "Necesitamos decisiones más dirigidas que nos permitan ir hacia una soberanía energética y la descarbonización como país".

Helecho entiende que resulta interesante entender la planta de biogás como una semilla, el punto central de un área especializada en la revalorización de la materia orgánica de diferentes tipologías que funcionen de forma sinérgica. En el ámbito nacional, en Cataluña somos pioneros, se entiende que el biogás responde a una necesidad real, ya partir de ahí "Lleida debería ser el epicentro no sólo de las plantas de tratamiento o producción de biogás, sino de toda la economía verde que se genera relacionada con el biogás y el biometano".

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