Herramientas para una mejor inclusión social

El poder inclusivo de la música: de las aulas de la ESMUC a la neurociencia terapéutica

Con encuentros inclusivos como Música en las Manos y herramientas como la musicoterapia neurológica, la ESMUC y los profesionales del sector demuestran cómo el ritmo y la melodía pueden mejorar la comunicación, el movimiento y el bienestar de personas con capacidades diversas.

28/11/2025

Es sábado, 24 de mayo de 2025. En un aula de la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC), una quincena de personas se sientan en el suelo. Frente a ellos, tienen carillones, xilófonos y metalófonos. Sostienen las baquetas con las manos y, en silencio, esperan las indicaciones del profesor, que ya ha entrado en el aula. Es una actividad muy especial: el alumnado proviene de escuelas de música y conservatorios de Cataluña, Andorra, Aragón y Navarra, y tiene ceguera o discapacidad visual grave. Hoy, junto con sus familias, participan en el XIX Encuentro Música en Les Mans, organizado conjuntamente entre el ESMUC y el Centro de Recursos Educativos ONCE Barcelona.

"Es una jornada para dar valor a la labor que realizan los centros de educación inclusiva y para darles fuerza, para unir entre profesorado, familia y alumnos para continuar con los estudios musicales", manifestaba durante la jornada Isidre Vallès, especialista de música del CRE ONCE Barcelona. "En este encuentro nos desligamos de la partitura como base del lenguaje y trabajamos más el oído, que es algo en lo que este tipo de alumnos están más avanzados", añadía Carles Marigó, pianista y profesor de la ESMUC.

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El encuentro refleja una idea que desde la dirección de la ESMUC remarcan a menudo. "La propia naturaleza de la música, entendida como un lenguaje universal y profundamente experiencial, a menudo se convierte en una vía especialmente adecuada para estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo, ya que permite múltiples formas de expresión, participación y comunicación más allá del código verbal", explica al ARA la dirección del centro. Es desde esta convicción que ESMUC trabaja para convertir la inclusión en una práctica cotidiana: un marco donde el ritmo, la proximidad y la adaptación constante se integran de manera natural en las clases, los conjuntos instrumentales y el acompañamiento individual de cada estudiante.

Este enfoque inclusivo no se queda en los planes docentes: se despliega en la práctica a través de proyectos que ponen al alumnado en contacto directo con la diversidad. Talleres como Música en las Manos, colaboraciones con la ONCE y programas compartidos con la Fundación SIFU permiten que estudiantes y profesorado aprendan nuevas formas de hacer música y de relacionarse con ella. Cada experiencia aporta recursos, miradas y estrategias que después vuelven a las aulas, y refuerzan un modelo educativo que entiende que la inclusión es, sobre todo, una forma de hacer crecer la comunidad musical desde la diversidad de capacidades.

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¿Qué es la musicoterapia neurológica?

En paralelo al trabajo que realiza la ESMUC en las aulas, existe el ámbito terapéutico. Lo explica a este diario Anna G. Castells, musicoterapeuta especializada en musicoterapia neurológica (NMT), que trabaja con niños y adultos con discapacidad intelectual, parálisis cerebral o dificultades de comunicación. Según Castells, la música no sólo acompaña, sino que transforma. "El NMT es una terapia basada en pruebas científicas que utiliza la música para trabajar pensamiento, movimiento y lenguaje a través de veinte técnicas distintas", detalla. Es una manera de intervenir que adapta cada actividad musical al diagnóstico y objetivos de cada persona, y que permite ver cambios emocionales, cognitivos y motores que difícilmente se podrían conseguir por otras vías.

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Uno de los cambios más visibles es el emocional. Castells explica el caso de un niño con parálisis cerebral que sólo puede mover los ojos y la boca. "Cuando oye su nombre cantado o el sonido de la percusión o de la guitarra, su expresión facial cambia completamente; el rostro se le llena de una sonrisa radiante". Esta respuesta, aparentemente sencilla, es para las familias una confirmación de que el niño está conectado, atento y receptivo.

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En otros casos, la música sirve para reforzar habilidades motrices esenciales. Con una pequeña ocarina, por ejemplo, otro niño trabaja la musculatura orofacial para mejorar la alimentación y reducir la salivación. El sonido que logra sacar del instrumento, que es como una pequeña flauta, actúa como refuerzo positivo y la canción compartida convierte el ejercicio en una actividad significativa y motivadora.

La base de estos cambios es neurológica. Castells destaca que el ritmo es una de las herramientas más potentes: cuando una persona escucha un latido constante, sus movimientos tienden a sincronizarse de forma natural, incluso si antes eran irregulares. El cerebro activa las áreas motoras antes de que el cuerpo se mueva y el ritmo funciona como un reloj interno que mejora la coordinación. También la melodía puede abrir caminos inesperados. Las personas con afasia a menudo pueden cantar mejor que hablar porque el canto activa redes del hemisferio derecho que suelen estar intactas. "El ritmo, la melodía y el patrón repetitivo de la música organizan el cerebro de una forma que facilita el movimiento, el habla y la atención", resume Castells.