“Vivimos en una sociedad que nos empuja a hacer, lo que sea, a estar preocupados haciendo siempre algo. A menudo cuando queremos parar nos damos cuenta de que no es tan fácil, quizás dejamos de hacer pero nuestra mente sigue enredada en pensamientos, atrapada en el pasado o proyectando el futuro”, asegura Mònica Arús. Por eso entiende que “parar” implica dejar de hacer y también parar nuestra mente. ¿Sabes cómo calmar la mente para que este no hacer nada sea realmente regenerador? La práctica del mindfulness (atención plena) ayuda a pacificar nuestros pensamientos. Aquí tienes los pasos a seguir para entrenar la atención plena:
Desactiva el piloto automático. No paramos de hacer, parecemos autómatas tanto con las cosas ordinarias como con las más complejas. Hay que parar para poder desactivar el piloto automático y reconectar con nuestras necesidades.
Conéctate con la respiración. Pon atención a tu respiración. La respiración nos ancla en el presente, es una manera de estar en contacto con lo que te pasa ahora mismo, la experiencia inmediata.
Obsérvate. Practica la autoobservación: para, respira y escúchate, observa cómo te sientes y escucha tus necesidades.
Vive el presente. La práctica del mindfulness nos lleva a vivir el presente. Cuando te conectas con el presente puedes vivir este momento más intensamente, con más atención y calidad, desconectar el piloto automático y calmar la mente.