Grito de alerta de Fundesplai: "Cuando comemos, lo devoramos todo"

Una exposición que empieza a ritmo de rap promueve que repensemos la relación con la comida

BarcelonaEl sistema alimentario es uno de los ámbitos con mucho campo para correr para hacer del planeta un lugar más habitable a pesar de la aceleración del cambio climático. Ahora bien, comer es un hábito cotidiano, y no siempre le ponemos toda la atención que merece. "No aprendemos que, cuando comemos, lo devoramos todo", avisa el artista urbano Yung Rovelló, que protagoniza un rap lleno de mensajes que remueven conciencias. El vídeo del rap es la carta de presentación de la exposición Menja, actua, impacta, que desde este sábado se puede visitar en la sede de la Fundació Catalana de l'Esplai (Fundesplai) en el barrio de Sant Cosme de El Prat de Llobregat, en la que no cuesta mucho sentirse interpelado desde buen principio sobre la necesidad de cambiar hábitos.

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Yung se dirige al visitante a través de unas pantallas con tecnología inmersiva, donde se acompaña de imágenes de cómo el sistema alimentario contribuye a estropear la salud y el planeta: se le atribuyen el 30% de los gases de efecto invernadero, y una alimentación inadecuada puede estar detrás de unas 90.000 muertos el año en el Estado, según se advierte en la muestra. "Mientras la comida sea un negocio, yo seré un consumidor; cuanto peor coma, mejor", recuerda la canción que interpreta Yung. Si bien admite que lo tenemos complicado, no está todo perdido, ni tampoco hay que convertirse en Ferran Adrià o hacerse vegetariano. Tan solo con el plato que ponemos en la mesa podemos hacer "una guerra deliciosa, con armas muy peligrosas": cuchillos, tenedores y cucharas, detalla. 

Oportunidades para actuar no faltan. Si tomamos como referencia una persona que hace tres comidas al día, a lo largo de la vida podemos tener unas 85.000 ocasiones para introducir cambios en nuestra alimentación, calcula el director de la muestra, Carles Xifra, que subraya que hay que intervenir tanto por salud como para garantizar la viabilidad de la vida como la entendemos hoy. "Estamos convencidos de que nuestra dieta cambia el mundo", defiende Xifra. Los ejes principales para conseguir una transformación los perfila Yung Rovelló en su rap: más producto ecológico, fresco y local, en detrimento de los envases, los ultraprocesados y la proteína animal.

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La impronta de los plásticos y la carne

En la muestra hay múltiples datos y voces expertas que sustentan esta conclusión. Algunos son muy visuales, como una maqueta que puede invitar a pensar si es más idóneo consumir una piña que ha recorrido 10.000 kilómetros de distancia o unas verduras en El Prat que han sido cultivadas en el Parque Agrario del Baix Llobregat. También hay dos columnas que no dejan indiferente a nadie formadas por 3.000 botellas de plástico de medio litro de agua: los 6.000 litros que pueden contener es el equivalente a la cantidad de envases desechables que se consumen en Catalunya cada cinco minutos, o al agua que ha hecho falta para producir una sola hamburguesa de ternera de 250 gramos. Es por aspectos como este que en la muestra se argumenta a favor de un incremento del consumo de vegetales y legumbres, y reducir el de carne.

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La exposición también aborda varias iniciativas que se plantean como alternativa al modelo alimentario preponderante (el cultivo de algas, el consumo de insectos, la ganadería extensiva o cómo reducir el derroche de alimentos) y, al final, cada uno puede decir la suya, como por ejemplo si se está dispuesto a hacer cambios en la dieta, mediante una encuesta accesible a través de un código QR. Xifra destaca que la muestra no la plantean desde el punto de vista de culpabilizar a quien no hace lo suficiente para tener una alimentación más saludable y sostenible. No se trata de percibirlo como un paso que implica hacer renuncias individuales, sino que, por poco que parezca, todo el mundo puede hacer algo. "Que el cambio individual es insuficiente es lo que tenemos que intentar cambiar", destaca.

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Promover el cambio en la juventud

Fundesplai se ha aliado con otras instituciones y entidades para diseñar la muestra, que ha tenido un coste de 1,2 millones de euros, como la UVic, la UB, la IRTA, el departamento de Salud, Justícia Alimentària, Espigoladors o elBullifoundation. Busca resultar provocadora, y se ha optado por el rap porque puede conectar fácilmente con la juventud y a la vez ser visto por los adultos como una cosa revolucionaria. Hasta cerca de 300.000 personas pueden participar anualmente en los programas sociales y educativos de Fundesplai, que diariamente también sirve 30.000 comidas en 300 escuelas. Según la vicepresidenta, Anna Romeu, hay que trabajar el vínculo entre la alimentación y la salud, incluida la mental, y con iniciativas como la exposición también se trata que niños y jóvenes incorporen nuevos hábitos alimentarios "para llevarlo a cabo ellos mismos".

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El estreno de la muestra, que coincide con la inauguración de la ampliación de las instalaciones de Fundesplai, llega al final de un año en el que Barcelona ha sido la Capital Mundial de la Alimentación Sostenible, pero permanecerá abierta hasta julio de 2023, así que toma el relevo y mantendrá vive el programa de la capitalidad. La entrada en la exposición cuesta 10 euros (hay descuentos para niños) y se han previsto múltiples actividades para pequeños y mayores, como talleres escolares y charlas. Más adelante incorporará dos escape rooms y se han diseñado paquetes para que los fines de semana las familias complementen la visita con una espigada –recogida en el campo de aquellas hortalizas que de otra manera se derrocharían–, una ruta por el delta del Llobregat o una comida km 0.