Viajar puede retrasar el proceso de envejecimiento
Un nuevo estudio vincula algunos de los hábitos positivos del turismo con la capacidad de postergar los síntomas de hacerse mayor
BarcelonaA menudo, cuando viajamos nos sentimos relajados, pero a la vez con ganas de hacer cosas, de buen humor y activos y cuando volvemos a casa nos quedamos con la sensación de que el viaje nos ha hecho bien. Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Edith Cowan, en Australia, y publicado por Science Daily, refuerza esta idea y apunta a que viajar no sólo nos hace sentir bien sino que también puede ayudar a retrasar los efectos del envejecimiento. Según los investigadores, todas las experiencias positivas vinculadas a los viajes –como pueden ser la mayor cantidad de interacciones sociales, la estimulación mental, la actividad física y la comida saludable– contribuyen a mantener a raya el declive gradual del cuerpo humano.
“El turismo no es sólo ocio y diversión”, explica Fangli Hu, la principal investigadora del estudio en una entrevista en Washington Post, donde detalla que viajar "también juega un papel importante en la salud individual y pública" porque "las actividades de ocio durante los viajes pueden ayudar con algunas patologías, pueden aliviar el estrés crónico, rebajar la sobre activación del sistema inmunitario y potenciar el normal funcionamiento del sistema de defensa, mejorar la circulación, además de contribuir a reducir tensiones y fatiga muscular. Todo esto favorece el mantenimiento del equilibrio metabólico del cuerpo”, destaca. Además, el estudio subraya que todos estos beneficios pueden llegar a un grupo de gente amplio, no sólo los que ya se cuidan y están en forma. “Los viajes pueden mejorar la salud y también pueden prevenir problemas así como mejorar la recuperación en casos de personas que tengan problemas de salud porque puede ser un enfoque no farmacológico para aliviar algunos síntomas y mejorar la calidad de vida para personas con problemas médicos ”, apunta el estudio.
Envejecimiento saludable
Para Marco Inzitari, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y director de atención intermediaria del departamento de Salud, la investigación australiana es “muy interesante porque deja claro que el turismo tiene un efecto beneficioso en tres pilares: la parte mental, la parte social y la parte de movilidad y, por tanto, es muy coherente pensar que nos puede ayudar a retrasar el envejecimiento”. Este experto, además, añade un cuarto pilar: “La OMS dice que el envejecimiento saludable es mucho más que la ausencia y el control de enfermedades, por ellos el envejecimiento saludable significa crear oportunidades para que las personas puedan vivir según sus preferencias y lo que les aporta valor, por tanto, las personas que viajan y hacen turismo tienen ese valor añadido”.
Inzitari destaca que “siempre ha habido una idea del viaje como terapia, como una forma de desconectar de la rutina y del estrés porque es bueno ir a conocer otras cosas que nos estimulan”. "Desde hace miles de años", concluye, "esto ha empujado a las personas a viajar porque tiene un efecto terapéutico".
En la misma línea se expresa Jordi Arcos, director de investigación del centro universitario de Turismo, Hotelería y Gastronomía (CETT) de la UB, que apunta que esta concepción de la experiencia turística como remedio “ha sido recogida desde de la antropología” por autores como Nelson Graburn “que afirman que el turismo, pese a poder ser criticado como actividad superficial es, sin duda, un indicador de la calidad de vida de las personas, ya que aporta equilibrio frente a aspectos que marcan la vida cotidiana”. Sin embargo, Arcos deja claro que “el turismo y viajar no tienen bondades per se, sino que todo depende de lo que hagamos cuando nos encontramos en el viaje” pero sí reconoce que “hay una serie de actividades que se dan más fácilmente en el marco del turismo como la interacción social con personas de otros territorios, conocer otros paisajes, rehuir lo cotidiano, hacer más actividad física… Que tienen sin duda un efecto positivo en la salud física y mental y en el bienestar de las personas”.
Democratizar los viajes
Sin embargo, Marco Inzitari pone el énfasis en que viajar no puede ser “una receta para todos” porque hay una parte de la población que no tiene recursos para hacerla. "Está reservado para una población con un estado socioeconómico y cultural más elevado y que además son personas que también tienen tendencia a cuidar más de su salud". Por tanto, este experto cree que hay que apostar por una democratización de los viajes para que sus beneficios puedan llegar a más gente. Un buen ejemplo de ello, según Inzitari, es el programa de viajes del Imserso –un fenómeno muy típico de este país y que tiene mucho arraigo en distintos tipos de población porque tiene unos costes muy económicos–. Jordi Arcos, en la misma línea, apunta que “no debemos olvidar que hacer turismo no deja de ser, por un lado, un privilegio –hay un 30% de la población catalana que no puede permitirse viajar una semana durante el año, según datos del INE– y, por otra parte, es una conquista social vinculada a los derechos laborales”.
El turismo en negativo
El estudio también advierte que a pesar del descubrimiento de la relación entre los viajes y la buena salud, el turismo también puede tener efectos adversos y es necesario estar alerta para evitarlos. "El turismo puede incluir experiencias negativas que potencialmente pueden traer problemas de salud", alertan los investigadores haciendo referencia "a riesgos como las enfermedades infecciosas, accidentes o violencia" o incluso "interacciones peligrosas con animales salvajes". Por tanto, dejan claro que los viajeros deben esforzarse por optar por experiencias positivas evitando estos riesgos y peligros para la salud para extraer el máximo beneficio. "Algunos destinos pueden provocar ansiedad en las personas que viajan y complicar problemas de salud mental ya existentes, y toda esa negatividad puede ser perjudicial", dice Hu. Por eso destaca que "el tipo de viaje que conviene hacer depende de la situación de cada persona, sus necesidades y su salud". No hace falta ir demasiado lejos, ni coger aviones para conseguir esos efectos positivos que se pueden obtener con una escapada. Hu, por otra parte, destaca que la relación entre el turismo y la salud es un área de estudio todavía incipiente aunque muy "prometente", y ya ha anunciado nuevas investigaciones sobre el impacto de los viajes en las personas con demencias y con enfermedades crónicas y espera que las conclusiones lleven a tener "más días de vacaciones y menos días de enfermedades".