Cabaret Pop

Bárbara, el rey y la desaparición de la ley

Esta semana se ha hablado con todo tipo de detalles sobre las fotos del rey emérito con Bárbara Rey, pero de las implicaciones que todo aquello pudiera tener para el Estado pocos se han recordado

BarcelonaLa crónica rosa de esta semana ha sido absolutamente retro. Los temas que más han triunfado han venido a demostrar mi teoría que España es incapaz de generar iconos pop interesantes desde hace años y que estamos abocados a vivir del recuerdo. O mejor dicho: a vivir de ver cómo se va pudriendo el recuerdo. Un recuerdo que, dicho sea de paso, ya no hacía muy buena fila de entrada.

Aparte de la decisión de Julián Muñoz de morir matando con una entrevista póstuma emitida el miércoles por Telecinco con la que quiso dejar empantanada a Isabel Pantoja –en venganza porque ella le dejó tirado cuando se le acabó la alcaldía. .–, el tema grande han sido las fotos que han puesto de nuevo de actualidad el artista Bárbara Rey y el rey emérito. Publicadas por un medio holandés, las fotografías muestran a Rey y Juan Carlos de Borbón en actitud cariñosa en la casa de ella de La Moraleja, en Madrid, en 1994. Unas fotos que, por cierto, algunos tertulianos aplaudían que se hayan podido publicar sin problemas gracias a la gran implantación de la libertad de información en España. No sé si han caído, en que el medio es holandés, porque, tal vez, en España ningún medio se atrevió a publicarlas...

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Las imágenes, que toda España sabía que existían desde hacía años pero que pocos habían visto, han generado un debate en todas las televisiones en las que todo lo dicho es mentira. Y es mentira no por voluntad, sino porque es imposible que sea verdad. Los protagonistas de la noticia tienen y han tenido siempre motivos de sobra para mentir y, por tanto, ninguno de los comentaristas que se han lanzado a opinar parte de fuentes creíbles, ya que los protagonistas ni ahora ni nunca han tenido ningún aliciente para decir la verdad completa, que es la verdad stricto sensu. Como ambas partes siempre han tenido intereses económicos y políticos para destapar u ocultar su asunto, nunca ninguna de las dos partes ha podido ser sincera en relación con la génesis de estas imágenes ni tampoco en ninguna otra cosa relativa a la relación entre el monarca residente en Abu Dhabi y la vedete de Totana.

¿Afecto fingido?

Lo que sí es cierto, y nadie lo ha dicho, es que esas imágenes en las que Rey sale sonriendo y cariñosa con el monarca demuestran que ella es una gran actriz, un mérito que nunca se le ha reconocido a pesar de haber hecho mucho de cine. Realmente, si tú te haces estas fotos para protegerte porque te sientes amenazado –como había explicado ella en alguna ocasión–, tu comunicación no verbal no es la que en estas imágenes aparece. Además, en alguna ocasión en la que Rey habló sobre su relación con el monarca, dijo que la aceptó porque "temía decir que noA alguien con ese rango. Sin embargo, en las imágenes se intuye una mujer satisfecha con lo que allí está pasando. Realmente, aquello fue una actuación magistral, si nos creemos el contexto adverso que Rey siempre ha explicado. da pena de verdad es que mujeres que han tenido que encontrarse con situaciones en las que no pudieron decir que no y no se pudieron defender ni acumular pruebas deben sentir bastante indignación al escuchar estos argumentarios tan forzados...

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Este panorama erótico-informativo ha coincidido con que el rey emérito había anunciado dos días antes de que estaba escribiendo sus memorias. Una biografía tutelada escrita por una periodista francesa a través de la cual Juan Carlos dice que quiere recuperar el relato, algo que siempre había hecho gracias al poder de Zarzuela con la prensa durante sus 40 años de reinado y que perdió al abdicar. "Tengo la sensación de que me han robado mi historia", dicen en la revista Point de Vue que ha dicho el monarca para justificar esa obra de 500 páginas.

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Muchos españoles que han leído esta frase han debido pensar que también tienen la sensación de que les han robado. Pero mucho más que la historia. En cualquier caso, por mucho que escriba Laurence Debray y por mucho que afile los argumentos el ex jefe de estado español, resulta difícil imaginar que alguien pueda creer las palabras de un hombre que ha mentido al pueblo con su vida familiar, en la Iglesia con su matrimonio religioso o en el fisco con sus declaraciones, por poner sólo algunos ejemplos... Será divertido –o triste– poder ver por escrito cómo intenta salirse de todos los escándalos que le han afectado a lo largo de su vida. Quizás nos acabaremos viendo obligados a calificar el libro de desmemorias...

¿Batalla de (des)memorias?

Coincidiendo con el anuncio del rey, Bárbara Rey también ha hecho saber que tiene previsto publicar unas memorias que ya tendría escritas, tal y como explicaban el jueves por la noche en el programa Tardear. Sin embargo, dice que lo hará cuando ella quiera. Sinceramente, al oírlo, pensé que quizás la exmujer de Ángel Cristo lo que quiere es marcarse un Julián Muñoz con un libro póstumo. O peor aún: quiere esperar a que la otra parte ya no esté para decir la suya... Por más o menos razón que tenga, esperarse a que el otro no se pueda defender sería grave. Sería cómo esperar a tener carta blanca para ganar la guerra del relato diciendo la última palabra. Una estrategia triste.

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En cualquier caso, lo más triste de todo es que por más que uno y otra callen por delante y filtren por detrás, los más perjudicados somos los que parece que pagábamos aquella fiesta, porque a los protagonistas no les ha afectado ninguna ley, ni ahora ni antes ni previsiblemente en el futuro... De aquella fiesta, de la que vamos conociendo cada vez más detalles con 30 años de retraso, cada nuevo detalle que sabemos hace menos gozo que el anterior: que si se utilizaron para chantajear al Estado, que si se cedió al chantaje con dinero público, que si los que intercedieron para solucionarlo fueron agentes de la inteligencia pagados por todos. .Ahora que hemos constatado que las fotos existían resulta más creíble todo el resto de la historia. Sin embargo, no tenemos constancia de que ninguna institución esté indagando sobre si algo de todo aquello fue realmente cierto o sobre si debería tener consecuencias... Pero de eso, que es lo que más nos afecta a todos, es de lo que menos se hablará. Nuestra tan consolidada libertad de prensa servirá a los medios más mayoritarios para hablar mucho más de las tramas secundarias. Que si Bárbara Rey está peleada con el hijo que es quien lo filtra y lo vende todo, que si lo hace porque está arruinada y necesita dinero, y por eso ha generado este show... Acabaremos centrados en las circunstancias y olvidando el fondo y siempre será más mala ella que él. 30 años después, todo ha cambiado mucho y todo sigue muy igual, ¿no encuentra?