No todo el pastel tenía que ser para Kate Middleton...
Un icono pop 'made in Spain' ha secuestrado a nuestros corazones: el militar especializado en yihadismo que cantó 'a cappella' para Margarita Robles (y para todos nosotros)
BarcelonaEn el punto de nuestra historia moderna en la que la espiral de la simplificación se lo ha tragado prácticamente todo, descubrir personajes complejos es un auténtico placer. Un placer superlativo. Como cuando te encuentras una lámina de trufa en medio de unos pici tartufati. Si, además, resulta que este personaje complejo es también proveedor de fantasía undeground pues ya tienes más de lo que podías esperar de unos tiempos tan grises como los actuales. Esta semana, estamos de enhorabuena porque ha nacido una estrella. Una estrella que, encima, es nada menos que un teniente coronel del ejército español, un colectivo que nunca habría imaginado yo que acabaría apareciendo en esta nuestra página dominical, en la que tenemos el deber de aplaudir a las figuras legendarias, pero también las estrellas emergentes.
El encargado de habernos hecho dar por bueno el primer trimestre del 2024 en cuestión de pocos minutos es Manuel González Hernández, un militar que ha enamorado a todos los que no tenemos ningún interés en el ejército gracias a una brillante idea: terminar un acto oficial en el que estaba presente la ministra de Defensa, Margarita Robles, cantando una canción de un musical. Habría sido maravilloso que fuera algún tema de la película de la Streisand A star is born, porque ningún argumento cinematográfico puede representarlo más actualmente, pero no fue así y no pasa nada. A él se lo perdonamos todo. González debutó en nuestras vidas con el tema The imposible dream, del musical de 1965 Man of La Mancha, una composición que en ese contexto se convirtió en pura épica. Épica melódica, concretamente.
González, que ha secuestrado a nuestros corazones para siempre cantando a capella, no le bastó poniéndose a cantar justamente después de que se hubiera entregado un premio que lleva el nombre de la primera mujer militar muerta en una misión internacional –Idoia Rodríguez–, sino que antes hizo que la persona que conducía acto anunciara su actuación. Porque, como ya les he dicho, a star is born. Con una mezcla de momentos brillantes y momentos que Nina nunca habría perdonado a ningún concursante de OT, este teniente coronel de artillería interpretó una canción que por lo pronto habían hecho suya figuras como Elvis y Sinatra. Pero él no les imitó y lo hizo a su manera, yendo mucho más allá de la habitual frugalidad castrense: se puso las manos en el corazón, acarició el pie del micro y levantó los brazos arriba y abajo mientras daba el do de pecho demostrando que él es un militar 360º, porque con sus extremidades superiores sabe hacer muchas más cosas que disparar.
El vídeo de González tiene unas implicaciones políticas mucho más importantes que su rival audiovisual de la semana, que es el robot kamikaze de Cristina Macias suicidándose en directo –junto al prestigio de la empresa que lo comercializa– en Els matins de TV3. El vídeo del militar cantor bendice con aire fresco a un sector del que a veces conocemos cosas que nos entristecen tanto como, por ejemplo, el sorteo de una prostituta en el cuartel del Bruc de Barcelona. El mensaje que envía es realmente muy valioso, porque expresa que, por ser un hombre alfa, como se supone que debe ser para soportar su oficio, no hace falta estar autolimitado todo el día ni vivir acomplejado dejando de actuar libremente en todos los ámbitos de la vida personal y profesional por miedo a no ser respetado posteriormente. El militar cantante es la nueva especie de hombre a la que la civilización posmachista debe aspirar. Muchos ya lo sabíamos, pero otros no. Ahora él nos lo ha contado a todos y todas. Y, encima, ¡cantando!
Si Mediaset aún fuera Mediaset, seguro que le ficharían para hacer de jurado de Tú sí que vales. Donde también sería hermoso verlo sería en Antena3. De estrella invitada a Tu cara me suena. Podría cantar Army of me, de Björk, para seguir encarnando la vanguardia que él –quizás inconscientemente– representa. También sería bonito que el teniente coronel, uno de los grandes expertos en yihadismo de las fuerzas armadas españolas, participara en un formato tipo Supervivientes. De hecho, es una pena que la Pantoja haya ido ya porque quizá de ese encuentro sobre la blanca arena hondureña podría salir un dúo. ¡O un enamoramiento! De hecho, a ella, después de haber estado con un torero y con un alcalde de Marbella, por lógica cañí le tocaría estar con un militar.
Espero que su gesto de valentía no comporte al teniente coronel González represalias en el cuartel y que eso no acabe dejándolo en la calle y sin trabajo. Pero si es así, debe capitalizar su storytelling pop y montar un karaoke. Y, puestos a pedir, ante el cuartel del Bruc, por favor... Ojalá le pusiera de nombre Karaoke Margaret, en honor a la ministra que le miraba sin mostrar ningún tipo de emoción ni sentimiento mientras él pasaba a la historia. Nunca lamentaremos suficientemente que la realización del acto no nos haya proveído ningún contraplano con las caras de los asistentes privilegiados. Cada vez que veo el vídeo, no puedo parar de oír a Loles León en Aquí no hay quien viva diciendo: "Juan, las caras. Grábales las caras".
Rose, condenada también en China
Mientras la humanidad sigue buscando a Kate Middleton –e inventándose cosas para llenar el cruel espacio de tiempo que la desertizada casa real británica ha dejado hasta su reaparición–, la supuesta amante de Guillermo sigue en el punto de mira. Rose Hanbury, la Camila milennial, ha sido criticada esta semana incluso en China. Desde que ha cogido vuelo su nombre, en el gigante asiático muchos usuarios de las redes sociales han descubierto una historia que les ha indignado y de la que es coprotagonista.
Según varios medios británicos, el marido de Lady Hanbury, el marqués David Rocksavage de Cholmondeley, y ella se han dejado fotografiar en varias ocasiones en la country house donde viven, un palacio de principios del siglo XVIII rodeado nada menos que por 400 hectáreas de jardín en Norfolk. Las imágenes se han vuelto virales ahora en China porque de fondo se pueden ver algunos elementos decorativos que, argumentan los usuarios chinos, habrían sido expoliados cuando el Imperio Británico era una potencia en Asia. La culpable de ese supuesto robo –y otros importantes con piezas de la India– sería la abuela del marqués, Sybil Sassoon, una mujer que tenía orígenes iraquíes y mucha influencia en la región en su época. Los usuarios chinos de la autárquica red Weibo han criticado que la casa de Hanbury esté decorada con piezas de la dinastía Qing, que consideran que deberían estar expuestas en los museos de su país. De hecho, no les falta razón porque buena parte de las piezas coloniales que poseían los Cholmondeley las vendieron al Victoria & Albert Museum por su gran nivel. En fin, pobre Rose, ni los jarrones de su casa se salvan de la tormenta del #KateGate. No quiero ni pensar qué dirían si hubiera un vídeo suyo donde se la viera cantando The imposible dream...