Los artistas emergentes levantan el vuelo desde el Niu de Sant Martí Vell

GeronaEl Niu, que este año se celebra el día 7 de junio, es un festival para jóvenes artistas emergentes de los Països Catalans. La primera edición, apenas hace un año, nació a raíz del trabajo de fin de grado de Júlia Aleu, que estudió comunicación audiovisual en el ERAM. El evento, que gracias al éxito del primer año se aseguró una segunda edición, aglutina todo tipo de disciplinas artísticas con un total de 42 propuestas originales.

La idea de hacer un festival, con la que logró matrícula de honor, le permitió aplicar todo lo aprendido durante la carrera: "El grado es muy amplio y pude utilizar todo lo aprendido", explica. Juntó a un grupo de amigos del ERAM y, sin ninguna experiencia y partiendo de cero, nació el Niu. La primera convocatoria tuvo un recibimiento inesperado: gracias a las redes se presentaron alrededor de unas 130 propuestas, de las que tuvieron que seleccionar 30. La viabilidad fue un factor clave en el proceso de selección, ya que los espacios del pueblo y los recursos son limitados.

Júlia Aleu plantea el festival como un intercambio entre organización y artistas. Aunque por el momento no puede cobrar nadie, se han inventado las jornadas "+ Niu", donde profesionales, artistas y gente del sector comparten conocimiento con los más jóvenes. Este año el plato fuerte es el debate entre la actriz Daniela Brown, el artista visual Franc Aleu y el escritor Albert Sánchez Piñol, que hablarán de la creación artística en la era digital. Además, el festival ofrece promoción y una oportunidad para darse a conocer: "Para muchos de ellos es la primera vez que muestran lo que hacen delante del público", dice. Aleu explica que la elección del nombre tiene que ver con la idea de un nido que recoge a los pájaros, que son los artistas, y que cuando termina el festival levantan el vuelo. Los artistas destacan el trato cercano de la organización: "Somos jóvenes y creamos una dinámica muy fácil. Es su primera vez y para nosotros también". Incluso algunos de los que actuaron en la primera edición este año se han ofrecido como voluntarios.

Con el éxito del primer año, cuando se calcula que pasaron unas 850 personas, el futuro del festival está garantizado. El equipo organizativo espera que aumente aún más en esta edición y deseen de cara al futuro no tener que sufrir por el dinero: "La idea no es hacer dinero. Queremos que sea un festival de referencia para los jóvenes que quieren abrirse paso en el mundo de las artes". Son conscientes de que últimamente ha habido un boom de nuevos festivales, pero valoran positivamente que aumente la oferta, ya que significa que la cultura está más viva que nunca. Sin embargo, reivindican el pequeño formato: "Ser un festival novel y pequeño implica también un trato muy cercano y propuestas diferentes".

Tanto el Ayuntamiento como la gente del pueblo lo han recibido con ilusión y ganas. Colaboran en todo lo que pueden y ceden espacios y material: "La pasada edición un vecino vio que nos sentábamos en el suelo para hacer una actividad y nos sacó unas maderas y una estera". Júlia, que ha vivido toda su vida en Sant Martí Vell, reivindica la importancia de acontecimientos así para descentralizar la cultura y dar vida a los pueblos.