50 años de la muerte de Franco

Girona revisita la tenaz y persistente represión franquista

El libro de Ferias sale con retraso premeditado para hacerlo coincidir con los 50 años de la muerte de Franco

Francisco Franco en las escaleras de la Catedral de Gerona, en 1960.
27/11/2025
5 min

GeronaUn Cadillac Fleetwood Seventy-Five, de un negro siniestro y escoltado por policías motorizados, recorre triunfalmente la carretera de Barcelona de Girona mientras una muchedumbre de niños con calza corta ondean con entusiasmo banderitas españolas. La fotografía corresponde a la visita oficial del dictador Francisco Franco a Gerona el 17 de mayo de 1960, y se ha convertido en la portada del libro El franquismo en Girona, que el Ayuntamiento de Girona ha publicado con premeditado retraso como libro de las Ferias de Sant Narcís para hacerlo coincidir con los 50 años de la muerte del dictador. Es un libro firmado por siete historiadores gerundenses y prologado por el alcalde, Lluc Salellas, que huye de las visiones simplistas y en algunos de sus artículos, sobre todo en el que firma el más reputado historiador del franquismo en Girona, Josep Clara, detalla con precisión y excepcionales perlas de archivo la tenaz y persistente represión que supuso implacable contra el vencido".

Lluís Serrano Jiménez, profesor de historia contemporánea de la UdG y coordinador del volumen, explica que uno de los motivos del libro es ser un antídoto contra "la comercialización de la memoria de la guerra y del franquismo en diferentes direcciones y notables simplificaciones benevolentes hacia la dictadura, que corren como la emocionalmente, entre las nuevas generaciones". Serrano cree que la democracia liberal en Occidente sufre una gran crisis y "quizás las raíces del desencanto deberíamos encontrarlas en que la democracia –dirigida con fuertes lógicas neoliberales– es incapaz de aportar un futuro esperanzador para los jóvenes".

Lluc Salellas escribe en el prólogo que el libro tiene el objetivo "de mirarnos a los ojos sin miedo" y hacer memoria de "años oscuros, muchos grises, de familias que hicieron fortuna mientras otras eran condenadas a vivir fuera de nuestra ciudad por no ser torturadas o asesinadas". Y añade: "De una situación de vencedores y vencidos que perduró y que, de algún modo, todavía perdura". El alcalde también habla de una transición guiada por el franquismo: "El jefe de estado fue nombrado a dedo por el dictador Francisco Franco. Y de aquella agua todavía bebemos. A botijos".

Esperando el paso de la comitiva de Francisco Franco en Girona, frente a la sede provincial de los sindicatos verticales, en 1960.

La normalidad del trauma

Gerona, como capital provincial, fue el centro neurálgico del poder del nuevo régimen surgido de la Guerra Civil. Concentraba el poder civil, militar y eclesiástico. La participación de parte de la sociedad catalana en la dictadura franquista y nacionalcatólica transcurrió, según afirma Serrano, "con una normalidad que se explica por la experiencia traumática de la guerra y la represión en la retaguardia republicana, la garantía de continuidad del orden social de la propiedad y unos determinados marcos culturales, construidos a través de la propaganda".

El artículo de Josep Clara (por cierto, uno de los niños con calza corta a los que dieron la banderita española para aclamar a Franco en 1960) contiene citas inéditas e información que no había sido publicada hasta ahora, como la sorprendente revelación de que el obispo Josep Cartanyà se convirtió en el funcionario de 0000. pesetas, mientras que el gobernador civil, Josep Pagès, cobraba 35.160 pese a que se le añadían 20.000 pesetas por gastos de representación. Clara también recupera un llamamiento a la represión (o al fusilamiento) publicada por el ex combatiente y futuro novelista Josep Maria Gironella en El Pirineo: "Cayeron, sí, los primeros de las listas, porque eran criminales y tenían que caer; pero docenas de inscritos en ellas se paseaban por la Rambla con el rostro intacto y doblan las espaldas sin sentirse el pecho agujereado".

Francisco Franco en el balcón del Ayuntamiento de Girona en 1960.

El verbo 'rematar'

El historiador gerundense desgrana en su artículo la connivencia con el franquismo de todo tipo de personajes de segunda fila que tuvieron un papel determinante en la represión, las venganzas personales y el sostenimiento del régimen: "El franquismo no era un hombre solo: cientos de personajes menores, uniformados o no, los trabajos de no, los funcionarios o no, hicieron el trabajo delatar, depurar, estomacar, condenar, censurar, castigar y rematar el vencido y el opositor, y también a la hora de confundir los intereses de la patria con los de la dictadura y los beneficios particulares".

El historiador Maximiliano Fuentes Codera, de la UdG, en "La construcción ideológica y cultural del nuevo Estado (y la disidencia)" repasa el suyo Falange, el control absoluto de la prensa, la ocupación simbólica del espacio público y el papel de la Iglesia como pilar de régimen.

La perversión de las normas

El geógrafo de la UdG Joan Vicente Rufí se ocupa del urbanismo bajo el franquismo en el apartado "El ascenso y caída de la Gran Gerona y sus consecuencias, 1940-1979". Vicente habla de las anexiones de municipios vecinos y de "la ausencia, perversión o impotencia de los principios, normas y procedimientos técnicos que el propio régimen promovía". Según Vicente, la norma venía dada por "la especulación, la subsidiariedad de lo público y colectivo, la segregación, la ilegalidad y la corrupción", cuyas "consecuencias aún se pagan".

El apartado del arte en el libro lo firma el historiador del arte Narcís Selles Rigat. El autor afirma que las "líneas conminatorias y represivas de España llegaban a todas partes" y afectaban a "todos los ámbitos de la vida, incluso a los más personales, como son la sexualidad y la lengua, y también, claro, el campo del arte". Selles advierte que "no siempre resulta fácil establecer con precisión los límites entre los autores que jugaron a conciencia la carta colaboracionista, sea por convencimiento, oportunismo o afán de reconocimiento". El arte del franquismo "no se redujo a manifestaciones tradicionales", sino que hizo "una utilización bastante hábil del arte moderno", dice Selles, quien concluye que "ni el franquismo ni el arte bajo el franquismo fueron realidades estáticas y monolíticas".

Por último, Xavier Carmaniu Mainadé, de la Escuela Superior de Archivística y Gestión de Documentos de la UAB, pasa revista a la enseñanza durante el franquismo ya la gran represión sufrida por el cuerpo docente bajo un título muy elocuente: "Formar hombres para España, almas para Dios".

Portada del libro 'El franquismo en Girona', editado por el Ayuntamiento de Girona (SGDAP).

Un libro con tensiones

La confección del libro no ha estado exenta de tensiones que, en algún caso, han aflorado en la redacción. El propio alcalde hace autocrítica al prólogo por la falta de voces femeninas en el volumen. El coordinador admite también, en su texto, que él y otros colaboradores tuvieron dudas por si daba la impresión de que se ponían "al servicio del poder", en tanto que se sumaban "a una temática que puede ser leída como una moda". La elección del historiador Maximiliano Fuentes, concejal socialista de Girona, como colaborador del volumen también generó mala marejada en el Ayuntamiento.

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