50 años de la muerte de Franco

Franco, tendencia entre los jóvenes: el precio de un pasado impune

Blanqueo y desconocimiento: el atractivo de la dictadura cincuenta años después

Un joven mirando un vídeo de Franco deseando una Feliz Navidad
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BarcelonaFranco era muy bueno con las operaciones de marketing, sabía cómo perpetuar su imagen y adaptarla a los nuevos tiempos. El 20 de noviembre hará 50 años de su muerte. Nunca hizo ningún tuit, claro. Sin embargo, su fantasma está bien presente en las redes. Mientras la extrema derecha saca más pecho que nunca y ensalza con impunidad al franquismo o cuelga el cartel de asesino desde una ventana del Parlament a Lluís Companys, la judicatura sigue siendo un muro insalvable para las víctimas del franquismo.

La democracia es frágil y las encuestas no son muy optimistas. Según las entrevistas del Instituto Catalán Internacional por la Paz (ICIP) de este noviembre, en Cataluña sólo cuatro de cada diez hombres jóvenes de entre 18 y 25 años consideran que la democracia es un sistema preferible a todos los demás. La brecha entre chicos y chicas es visible: en ellas, el apoyo a la democracia crece hasta el 45%. Otra encuesta, ésta del CIS, publicada en octubre, destaca que un 16,8% de españoles valora positivamente la dictadura franquista. Por el contrario, a la pregunta de si se considera motivo de orgullo la transición democrática, un 71,5% responde que sí. Ahora bien, ¿qué hay detrás de todas estas cifras? ¿Y, realmente, la transición fue tan modélica?

"Franco es trending tópico", aseguraba la divulgadora Josefina Mesa en las jornadas Reforzar la memoria, organizadas por el Observatorio Europeo de Memoria. "Me gustaría decir que he tenido que buscar en los sitios más oscuros y profundos de Internet, pero no es así –explicaba Mesa–. Las redes sociales juegan un papel clave, no solo porque difunden mensajes, sino porque configuran formas de pensar, sentir y actuar políticamente". La mayoría de los vídeos e imágenes que circulan sobre el dictador lo presentan como un abuelo entrañable y divertido. "Para muchos jóvenes es su primera aproximación a la figura y en estos mensajes no hay mención alguna ni a la represión ni al hambre ni al miedo, Franco es un abuelo inocente y carismático", dice Mesa. "Hay una crisis de la democracia liberal, los jóvenes tienen trabajos precarios, están frustrados y cansados ​​de promesas incumplidas, pero no son agentes pasivos, y también hay feministas, ecologistas... La derecha no ha ganado, sino que está compitiendo por obtener su voto", dice Mesa.

1.
La dictadura en las aulas

"Las mujeres entienden mejor las ventajas de la democracia"

Llibre

Si Franco hace cierta gracia a algunos jóvenes se debe a que la dictadura les queda lejos temporalmente y porque en muchas escuelas la memoria histórica no ha entrado en las aulas y, si lo ha hecho, ha sido de puntillas. "No saben cómo es vivir en una dictadura y eso es culpa de una sociedad que ha renunciado a transmitir o no aborda con profundidad un pasado traumático. Hay que evidenciar que el malestar no se soluciona votando a la extrema derecha", asegura Mesa.

Hay diferencias de género importantes. La mayoría de los nostálgicos o que reivindican un gobierno autoritario son varones. "Hay estereotipos masculinos que se perpetúan. Las dan entienden mejor las ventajas de la democracia, porque tienen en cuenta lo que han sufrido las abuelas, madres y ellas mismas", asegura Martí Marín, profesor de historia de la UAB. Tampoco hay que olvidar que, de momento, siguen siendo mayoría los jóvenes que defienden la democracia y que se han movilizado tanto en la calle como en las universidades en contra de la extrema derecha. Incluso, hay estudiantes que han reclamado la apertura de fosas.

"No ha habido una verdadera y decidida política para transmitir, a todos los niveles, la verdad y la memoria de todo lo que pasó y supuso la dictadura, por eso no debería extrañar que sea relativamente sencillo manipular a un número de personas «explicándoles» que aquellos años fueron fantásticos, que la democracia es uno de ellos extensión, también sería así con una dictadura similar", explica Javier Chinchón, profesor de derecho internacional en la Universidad Complutense de Madrid. Chinchón no considera que la Transición fuera tan modélica y le indigna que, en según qué ámbitos, no se tolere ninguna crítica: "Criticar, con consecuencia, todas las deficiencias que arrastramos desde la Transición. Esto significa señalar lo que se decidió entonces y que más adelante no fue ejemplar, modélico, exitoso... No es algo de sentido común, es una manera más de defender y hacer avanzar la democracia que tenemos en todo el Estado, algo cada día más importante en los tiempos que vivimos", asegura.

"La izquierda ha perdido la partida en las redes y no está sabiendo reaccionar, quizás también porque tiene valores democráticos, uno de los cuales es la libertad de expresión", asegura Queralt Solé, profesora de historia de la UB. Las políticas de memoria deberían incidir más en la libertad que tenemos, en las luchas por obtener derechos", añade.

"He calculado que desde comienzos del siglo XXI, ha habido nueve millones de personas que han salido del sistema educativo obligatorio sin haber hecho prácticamente nada sobre la Guerra Civil, el franquismo y la Transición," Francofactos. Desmontando los bulos sobre el franquismo, con ilustraciones de Pedro Vera y publicado por Pasado y Presente.

Hernández fue durante 23 años profesor de instituto y actualmente es profesor de Magisterio. "Mi experiencia como docente me demuestra que nunca se llega a los períodos más recientes, y el propio sistema educativo conspira para disuadir de escoger las partes más recientes de la historia", dice. Por ejemplo, según Hernández, cuesta mucho que en la Selectividad –las preguntas las decide cada comunidad autónoma– se pida sobre la Guerra Civil. Hay, según Hernández, cierto temor. "Existe el temor de que esto puede provocar problemas. Nadie protesta para que en una clase de biología se enseñe evolucionismo, pero de historia todo el mundo tiene una opinión y se considera que todas son válidas, seas profano o experto", lamenta Hernández.

2.
Los silencios

"El problema es cómo todo el conocimiento llega a la población"

silenci

A nivel historiográfico se ha hecho mucha investigación y se ha batallado mucho por explicar ciertos episodios del pasado más reciente. "La primera dificultad fue acceder a las fuentes documentales del franquismo. Adolfo Suárez, primer presidente después de la dictadura, ordenó a los gobernadores civiles destruir mucha documentación", detalla el historiador Borja de Riquer. A lo largo de los últimos cincuenta años se han ido abriendo archivos, pero aún quedan inaccesibles. "Aún hay muchas dificultades para acceder, por ejemplo, a la persecución de los maquis, porque el archivo de la Guardia Civil funciona como un archivo privado, y también siguen siendo inaccesibles muchos documentos de las brigadas político-sociales", afirma Riquer.

Casi cuarenta años después del intento de golpe de estado del 23-F o de la disolución de los GAL, en el estado español no se puede consultar ningún documento que contenga información clasificada sobre estos dos episodios oscuros de la historia, porque todavía está vigente la ley de secretos oficiales franquista. Sin embargo, existen síntesis y cientos de investigaciones. "El problema es cómo todo ese conocimiento llega al conjunto de la población", dice Riquer.

Todo el mundo se pone las manos en la cabeza cuando se publican encuestas que constatan que el apoyo a la extrema derecha crece entre los jóvenes y las políticas de memoria no parece que estén teniendo, de momento, mucho efecto. "No hay una política clara para revertirlo. Si es una tendencia pasajera o no, dependerá de la política institucional. Debe haber una parte práctica para revertirlo, al igual que hay una política de vivienda o de mejora de las condiciones laborales. Yo me conformaría con que se aprendiera bien qué significan los derechos y deberes, cómo funciona el sistema político, qué funciona el sistema político, qué funciona el sistema político," que también destaca la importancia de la transmisión de valores, testimonios y experiencias en la familia. "No debe haber silencios y no se puede utilizar el miedo como excusa, más miedo daba la dictadura", dice Marín. El silencio familiar tiene sus peligros. "Es un error, lo que hace una dictadura tan larga y tan sangrienta no es para olvidar, es para reflexionar. No es un precedente positivo y hay que explicar el porqué. No hacerlo es un error", destaca Riquer.

3.
Unas leyes que llegan tarde

"Se derogan leyes, se blanquea el franquismo y se criminaliza a la II República"

Lleis

Desde 2007 se han ido aprobando leyes de memoria histórica tanto en las comunidades autonómicas como en el Estado. "Hacer las leyes de memoria tan tarde ha sido un error brutal. ¿Por qué no se hicieron en los 80? Ahora no hay consenso y se han convertido en un arma de combate político entre los partidos", lamenta Marín. "Las leyes de memoria son insuficientes", afirma Raül Digon, abogado y profesor de Ciencias Políticas de la UB. Según Digon, se ha producido un curioso fenómeno. Muchas comunidades autónomas, como la valenciana, hicieron leyes pioneras que en los últimos años se han ido derogando con la llegada al poder del PP.

"Quizá muchas leyes llegaron tarde, pero tienen un valor declarativo y simbólico. Cuando se han ido derogando, se ha hecho blanqueando el franquismo y criminalizando a la II República, con una simetría entre perpetradores y víctimas", dice Digon. "Hay un desacomplejo de la extrema derecha que es muy visible. Hay una ola reaccionaria que blanquea y naturaliza aberraciones que hace un tiempo no se habrían hecho", añade Digon. En cambio, Solé valora todo lo que ha implicado la ley de memoria española aprobada recientemente: "Se ha logrado exhumar e identificar a víctimas de Cuelgamuros y este lugar se ha resignificado y se han hecho políticas para exhumar fosas", asegura.

"En los inicios de la democracia, muchos ayuntamientos progresistas sacaron la simbología franquista sin que lo pidiera ninguna ley y nadie dijo que volvieran a poner laavenida del Caudillo, por ejemplo. Ahora, en cambio, la extrema derecha saca más pecho que nunca", afirma Marín, que cree que no hubo ninguna depuración después de la dictadura y que ha habido continuidad tanto de estirpes como de maneras de hacer. "Un juez vive dónde vive y se relaciona con quien se relaciona", afirma Marín.

4.
La inmovilidad de la justicia

"Hay una cultura muy reaccionaria en la judicatura"

justicia

Existe, desde hace décadas, una doctrina jurídica internacional consolidada, según la cual cualquier estado que acomete una transición tras una dictadura marcada por graves y múltiples vulneraciones de los derechos humanos está obligado a adoptar medidas en los ámbitos de la verdad, la justicia, la reparación, la memoria y las garantías de no repetición. "En España, sin embargo, desde el inicio de la Transición no se ha impulsado prácticamente ninguna actuación efectiva en ninguno de estos campos. No hubo depuración en los cuerpos policiales ni en la judicatura. En cuanto específicamente al poder judicial, esperar a que después de cuarenta años de dictadura pasara de un día para otro a ser sensible a las demandas, desempeñar un papel impecable como garante de un estado social y democrático de derecho fundamentado en la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político– era una esperanza ilusoria", defiende Chinchón.

Hasta ahora, se han presentado 115 querellas en todo el Estado por crímenes diversos: desapariciones forzadas, torturas, bebés robados y otras vulneraciones graves. Todas han sido inadmitidas a trámite. La práctica totalidad de los tribunales españoles sigue inmóvil, tanto con la ley de Memoria Democrática como sin ella. "Sin negar otras virtudes que pueda tener esta norma, la realidad es que, cincuenta años después de la muerte del dictador, España -con contadas pero significativas excepciones- no ha sido capaz de garantizar el derecho a la justicia de las víctimas por graves violaciones de los derechos humanos y de los crímenes internacionales cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo, El balance final. desalentadora", añade Chinchón.

"Hay una cultura muy reaccionaria dentro de la judicatura, no ha habido relieve democrático equivalente a lo que se hizo en el ejército. Ha habido relieve generacional, pero en algunos casos son los mismos linajes, no son personas que provengan de clases populares, porque para opositar se tiene que tener un buen colchón. determinados prejuicios", dice Digon.

Circulan muchas mentiras sobre Franco en las redes sociales. La dictadura dejó un rastro de terror: miles de asesinatos, torturas, corrupción, miedo, pérdida de derechos y libertades, abusos de todo tipo... Todo esto no aparece en los vídeos e imágenes que muestran a un dictador divertido. Tergiversar el pasado o mostrar simbología franquista, aunque aparentemente es sancionable, se sigue haciendo con bastante impunidad. "Un bajo nivel de exigencia hacia los representantes públicos y poca crítica por parte de los ciudadanos es la herencia principal de que la sociedad española debe a Franco cinco décadas después de su muerte", asegura Hernández.

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