De Indochina a Israel: los africanos, carne de cañón en las guerras coloniales

Israel ofrece a demandantes de asilo africanos alistarse en el ejército para participar en la guerra en Gaza a cambio de la residencia permanente

UagadugúDe su padre recuerda una chaqueta de pelo. Cuando apoyaba la cabeza para dormirse le picaba la cara y se rascaba. Aquella indumentaria extraña de nada servía en Abiyán, capital de Costa de Marfil, donde las temperaturas no bajan nunca de los 20 °C. El padre de este chico burkinés había sido reclutado para servir al ejército de tierra francés en el batallón que fue a luchar contra Viet Minh (una alianza entre el Partido Comunista Indochino y grupos nacionalistas) durante la Guerra de Independencia de Indochina (1946-1954). Era de las pocas cosas que le quedaban de ese viaje, si no fuera porque los soldados franceses escribieron mal su nombre en el registro y hoy la familia todavía tiene problemas con los documentos porque los apellidos no coinciden.

Al menos 27.000 africanos murieron luchando por la metrópoli en Indochina. Y no fue la única guerra. Unos 400.000 africanos tirailleurs senegaleses, tal y como se les llamaban, participaron en la Primera y la Segunda Guerra Mundial sirviendo a la bandera de la metrópoli, una patria que no era la suya. Lo hicieron a cambio de promesas que nunca se cumplieron, como mejores condiciones de vida, reconocimientos y en algunos casos la nacionalidad francesa. La historia llegó en el 2022 a la gran pantalla de la mano del director francés Mathieu Vadepied, con el estreno de la película Tirailleurs, traducida al catalán como Padre y soldado. El cineasta senegalés y ex combatiente tirailleur Ousmane Sembène también filmó Campo de Thiaroye (1988), recuerda la misma experiencia de cómo los ex combatientes vuelven a Dakar humillados por los oficiales de la metrópolis, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.

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Esta semana el medio israelí Haaretz ha hecho pública una información que recuerda a la época colonial. Explica que Israel ha ofrecido a unos 30.000 africanos demandantes de asilo la opción de participar en las operaciones militares contra los palestinos en la franja de Gaza a cambio de su residencia permanente en el país. Si vuelven vivos, claro. El mismo medio revela que según fuentes del ministerio de Defensa israelí, "el proyecto se está llevando a cabo de forma organizada con la guía de los asesores legales" y pone énfasis en el caso de un chico que debe renovar constantemente la residencia temporal y que quisiera unirse al ejército, ya que es una de las mejores formas de integrarse en la sociedad de Israel.

El chico, que no dice su nombre, explica que un día recibió una llamada de un supuesto policía que le obligaba a presentarse en un centro de seguridad sin más explicaciones. Una vez allí, el agente le dijo que estaba reclutando a solicitantes de asilo para alistarse en el ejército y que se estaba organizando una formación militar de dos semanas. Haaretz también explica que existen casos en los que demandantes de asilo se han unido al ejército, pero que todavía no han recibido la residencia permanente.

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Hasta ahora los africanos demandantes de asilo en Israel, la mayoría venidos de Sudán y Eritrea, debían entrar en el país atravesando el desierto del Sinaí. En el 2012 el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, hizo erigir una valla y más tarde inició un proceso de deportación de los sinpapeles a los que tachó de “infiltrados”. En más de una década sólo había reconocido a un 0,1% de los eritreos demandantes de asilo mientras que en la Unión Europea el 92,5%, fueron aceptados, según un informe de Amnistía Internacional.

Wagner recluta

Los africanos se convierten de nuevo en carne de cañón en las guerras actuales. Desde la creación de la entidad paramilitar que cuelga del ministerio de Defensa ruso y antiguamente conocida como Wagner, Africa Corps, ha desplegado los tentáculos del Kremlin por el continente africano, no sólo para afirmar su influencia sino también para reclutar a soldados. Según recoge el Kyiv Independiente, desde mayo de este año han llegado soldados desde Ruanda, Burundi, Congo y Uganda con la promesa de obtener el pasaporte ruso para ellos y su familia, y también seguro médico y un salario mensual de 2.000 dólares. Es fácil ver en las redes sociales imágenes de gente que comparte fotos de sus amigos que un día desaparecieron del pueblo y la ciudad y que de repente reaparecen con gruesos anoraks, gorros de lana y una nueva ubicación.

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De hecho, la guerra europea actual también se disputa en suelo africano. El 29 de julio de ese año el portavoz de la agencia de inteligencia de Ucrania (GUR), Andriy Yusov, dijo en un comunicado que el Consejo Permanente Estratégico, conformado por los separatistas tuaregs enfrentados con el estado maliense , habían recibido "las informaciones necesarias para llevar a cabo una operación militar contra los criminales de guerra rusos", que se convirtió en uno de los episodios más mortíferos que ha vivido Rusia en Mali desde su instalación en 2021.

La emboscada comportó que los gobiernos de Mali, Burkina Faso y Níger pidieron en una carta dirigida al Consejo de Seguridad de la ONU “asumir responsabilidades ante el apoyo de Ucrania al terrorismo”, y tanto Bamako como Niamey, capital de Níger, rompieron lazos diplomáticos con Kiiv.