Un país en el cruce

Senegal elige presidente en las elecciones más tensas de su historia

7,4 millones de personas deciden entre un candidato profrancés y uno que representa el espíritu anticolonial de la población más joven

Jaume Portell Caño
y Jaume Portell Caño

Ziguinchor (Senegal)“No voy a pedir perdón, no hice nada mal”. Macky Sall, el presidente de Senegal, se expresaba así en su última entrevista con la BBC, días antes de abandonar finalmente la presidencia, el próximo 2 de abril. En el medio público británico, el presidente senegalés respondía sobre la decisión de retrasar las elecciones presidenciales, que deberían haberse celebrado el 25 de febrero. Tras una serie de manifestaciones –que acabaron con la muerte de tres jóvenes estudiantes–, y una decisión del Consejo Constitucional, Sall dio marcha atrás y decidió celebrarlas el 24 de marzo.

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Casi siete millones y medio de senegaleses se han inscrito para votar a un presidente que deberá elegir a dos vueltas, salvo si alguno de los candidatos supera el 50% de los votos en la primera. De esta forma se cerrará un ciclo político tenso que desde marzo de 2021 ha agitado este país de África Occidental. Los dos principales favoritos a la presidencia son Amadou Ba, escogido por Sall como sucesor, y Bassirou Diomaye Faye, escogido para sustituir Ousmane Sonko después de la inhabilitación de este último. El primero representa el gobierno actual, próximo a Francia ya las políticas económicas del Fondo Monetario Internacional; el segundo viene espoleado por los jóvenes con una perspectiva anticolonialista.

Desde la apertura de un caso judicial contra el opositor Ousmane Sonko, en la primavera del 2021, muchos de sus seguidores vieron en ese movimiento una maniobra política de Sall para perpetuarse en el poder. Tras brotes esporádicos de violencia en las calles y la consiguiente represión policial, el presidente anunció, el pasado verano, que no se presentaría a un tercer mandato. Sonko, condenado a una pena de cárcel en junio de 2023, fue descalificado de la carrera presidencial. Las protestas postsentencia terminaron con heridos, encarcelamientos y más muertes. Según la organización CartograFreeSenegal, que ha hecho un recuento de las víctimas, 38 personas perdieron la vida en altercados desde la sentencia en Sonko: “En promedio, las víctimas tenían 27 años”, explica al ARA Souleymane Diassy, ​​periodista que forma parte del grupo .

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Tres estudiantes muertos

La reciente ley de amnistía, que permitió la liberación de los presos, ha despertado suspicacias: "Se puede interpretar como una admisión tácita de culpabilidad", dice Diassy, ​​en referencia al rol de la policía en los asesinatos. Los más recientes fueron los de tres jóvenes estudiantes que, durante las protestas por el retraso de las elecciones, murieron en varios puntos del país.

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Alpha Yero Tunkara, un estudiante de geografía en la Universidad Gaston Berger de Saint Louis, en el norte, fue una de las víctimas. Procedente de Kédougou, la región más pobre, en el sudeste, Tunkara era el segundo miembro de su familia en acceder a los estudios superiores. Fodé Tunkara, su hermano mayor, lleva semanas investigando su muerte y ha pedido acceder a todos los documentos posibles, muchos de ellos localizados en Dakar, la capital del país, a más de 900 km de Kédougou. "Siempre le dije al Alpha que se concentrara en los estudios", recuerda. Y explica que su hermano no estaba en ninguna manifestación, pero que incluso si hubiera estado tenía el derecho de estar sin recibir ningún disparo.

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Recientemente los Tunkara han recibido una visita de la primera página política senegalesa. Una delegación llegada desde Dakar se presentó en casa de la familia y les ofreció 15.000 euros y un viaje gratuito a La Meca para la madre de Alpha. La familia lo aceptó, pero Fodé Tunkara no cree que el caso haya quedado encerrado: “La justicia debe hacerse no sólo por el Alpha, sino por el resto de muertos. Queremos que los universitarios estén más protegidos a partir de ahora".

"Iré a pescar, que es lo que me permite comer"

Younoussa Diallo tiene claro que votará a Diomaye Faye, el principal candidato opositor. Estudiante de primer curso en la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, todavía no ha podido empezarlo: el centro está cerrado por decisión del gobierno desde el aumento de los disturbios. Muchos estudiantes como él han perdido prácticamente el primer curso y han seguido con atención las muertes de chicos de prácticamente su edad. Procedente de Dandé, un pueblo de la región de Kédougou, Diallo es uno de los pocos alumnos de su instituto que ha podido superar las pruebas de acceso a la universidad y vive a la espera de un correo que le devuelva a la normalidad : “Si gana la oposición, la universidad empezará en breve”, confía.

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En Ziguinchor, en el suroeste del país, Baka Ndiaye no irá a votar este domingo: “Iré a pescar, que es lo que me permite comer”, dice. Ndiaye llegó desde Saint Louis por la falta de pescado que hay y por las dificultades de pescar en la frontera con Mauritania. Ahora, en la otra punta del país, se encuentra con el mismo problema: cada vez hay menos peces, mientras que los barcos extranjeros contribuyen a la sobreexplotación de los recursos marítimos de la zona. Cada vez más pescadores senegaleses sobornan a policías de Guinea-Bissau para ir a pescar allí. Su embarcación es suficientemente potente para intentar llegar hasta España, pero su hermano, Makhtar Ndiaye, lo descarta: “Nací siendo pescador y seguiré siendo”, concluye. Otros, como Doudou Dieye, han perdido cuatro hermanos en el intento de llegar a Europa, y viven con el miedo a ver cómo su hijo también quiere intentarlo: “Es bueno estudiante y le digo que se concentre en esto, pero no he conseguido que se olvide”.