Brasil

¿Quién financió el golpe bolsonarista? Autocares gratuitos hasta Brasilia y dietas pagadas

Todas las miradas apuntan a la trama presidencial que rodea a Jair Bolsonaro, que ya había hecho movimientos sospechosos

Joaquim Piera
y Joaquim Piera

Sao Paulo“Detrás de los 1.500 detenidos, que han hecho el trabajo sucio, hay quien pagó las comidas, porque los ideólogos no vinieron a Brasilia. Ahora queremos saber quién financió, quién pagó, quién asumió los gastos para que los acampados estuvieran tanto tiempo en las puertas de los cuarteles”. Lula da Silva expresó, en la reunión histórica con todos los gobernadores, que el nuevo ejecutivo quiere llegar hasta el fondo de la trama empresarial bolsonarista que hacía más de dos meses que patrocinaba cortes de carreteras, miles de acampados en todo el país (se calcula que llegaron a ser cerca de 45.000 en diciembre), y que pusieron toda la infraestructura necesaria para el intento de golpe de estado del domingo.

El gobierno y el Supremo, enfrentados durante la etapa de Bolsonaro, mantienen ahora agendas paralelas con objetivos comunes. “No es posible hablar de manera civilizada con terroristas, golpistas y los que quieren un estado de excepción. La justicia, dentro de la Constitución y con el apoyo de la Policía Federal, castigará a todos los responsables: a los que practicaron los actos, a los que los planificaron, a los que los financiaron y a los que los incentivaron por acción u omisión”, ha afirmado el ministro de Supremo, Alexandre de Moraes, azote del bolsonarismo que lleva desde hace años las investigaciones, todavía abiertas, sobre las fake news y los actos antidemocráticos, que podrían acabar con el encarcelamiento del expresidente.

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Las investigaciones abiertas ahora por la Policía Federal determinarán lo que ahora mismo es una de las hipótesis más plausibles: que buena parte de estos empresarios de extrema derecha son los mismos que hace más de cuatro años que ponen fondos para mantener la red de fake news de Bolsonaro, considerada una de las más eficaces del planeta por su capilaridad en un país de dimensiones continentales. Paralelamente, este cuerpo policial también está llevando a cabo dos otras investigaciones paralelas, que servirán para tener pruebas por denuncias de cariz criminal y civil, sobre quién instigó el ataque sobre la sede de los tres poderes, y de quién es la autoría ideológica, que apunta directamente al expresidente, a su familia y a su núcleo político más cercano y radicalizado.

El ministro de Justicia, Flávio Dino, ha avanzado que la Policía Federal ha identificado a responsables de financiar actos golpistas en “como mínimo en diez estados”, pero no ha dicho todavía de qué perfil se trataría.

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De los autocares al asalto

Una de las fuentes de información de la Policía Federal son los 1.500 detenidos a los que se les está tomando declaración para saber, entre otras cuestiones, cómo llegaron a Brasilia y si recibieron algún tipo contraprestación económica o se les facilitó el transporte gratuito (algo que queda confirmado viendo grupos de extrema derecha en Telegram). También se está investigando quién contrató los más de cien autocares que llegaron el fin de semana a Brasilia para participar del ataque y otros cerca de cuarenta que lo tenían que hacer las horas posteriores al intento de golpe de estado.

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A partir de aquí, se está tirando del hilo para saber cómo se pudieron mantener decenas de campamentos por todo el país –solo en el estado de Sao Paulo eran 34– desde finales de octubre. Así como pasó con los cortes de carretera el día siguiente de la segunda vuelta de las presidenciales, hay relatos de acampados a sueldo, que recibían 50 reales (unos 10 euros) diarios. Toda la intendencia, que iba desde las tiendas de campaña, colchones y mantas, hasta lavabos químicos, instalación de duchas, las tres comidas diarias y bebida eran financiados externamente. En varias capitales, tráileres abastecían a los manifestantes con “comida de primera calidad”, como explicitan centenares de vídeos en las redes sociales. Había vigilancia organizada y armada.

El regreso de Bolsonaro

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El círculo se va cerrando sobre Bolsonaro, que “nunca ha estado tan cerca de ser encarcelado como hasta ahora”, como coinciden analistas de todos los colores políticos. El expresidente, autoexiliado en Florida desde finales de diciembre para evitar estar en territorio brasileño cuando perdiera aforo, asegura ahora que avanzará su vuelta al país antes de que se acabe el mes para tratarse de dolores abdominales, consecuencia del apuñalamiento sufrido en la campaña electoral del 2018, que lo han llevado a ser ingresado en Orlando.

Las declaraciones de Bolsonaro llegan después de que un portavoz del departamento de estado de la administración Biden asegurara que quien accede al país con pasaporte diplomático y no ejerce más el cargo, o tiene que cambiar el visado... o tiene que marcharse al extranjero.

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