El intento de golpe de estado en Bolivia reflota al presidente Arce (pero alimenta conspiraciones)
La población boliviana se divide entre quien refuerza el apoyo al mandatario y quien le acusa de montar un espectáculo mediático
Buenos AiresDespués de una tarde de tensión en el centro de La Paz, cuando varias guerrillas militares ocuparon la plaza Murillo y entraron de forma violenta en la sede del gobierno de Bolivia en un intento de golpe de estado que rápidamente se disolvió, el presidente Luis Arce ha sido objeto tanto de alabanzas como de críticas por parte de sus conciudadanos. Mientras que el miércoles por la noche, hora local, cientos de personas se agolpaban ante el Palacio de Gobierno para aclamar al presidente y apoyarlo, sectores críticos con Arce han continuado alimentando, sin pruebas, la teoría de un montaje y show mediático : "Hay muchas cosas que no cuadran", apunta William Flores, periodista boliviano, en conversación con el ARA: "En primer lugar, un golpe de estado no dura dos horas". El ex comandante del ejército, Juan José Zúñiga, líder de la sublevación, dijo al ser detenido que el golpe había sido ordenado por el propio Arce en un intento de mejorar su imagen pública.
Y es que el liderazgo de Arce es cuestionado por una parte de la población boliviana, sobre todo en relación con la gestión económica del país: Bolivia registra una escasez importante de dólares, lo que ha perjudicado el acceso de entradas o bienes de importación, cuyo precio, además, ha aumentado. Aparte, el propio Arce ha reconocido que la situación de los hidrocarburos es crítica: Bolivia ha pasado de ser un país exportador neto de energía a tener que importarla y, con falta de divisas, la compra se complica aún más. “¿Cómo es que el presidente se enfrenta cara a cara con el militar que supuestamente estaría generando un golpe?”, se pregunta Flores: “Todo el mundo sabe que en una situación así el presidente es el primer objetivo en capturar y, por tanto, es lo primero que debe tener cuidado y protección. En cambio, Arce salió como un superhéroe para demostrar al pueblo que no tiene miedo”.
Flores hace referencia a una escena que pasará a la posteridad. Arce encaró al general Zúñiga cuando éste ocupó con carros de asalto y soldados la plaza Murillo de La Paz, el núcleo político del país. El presidente, abiertamente enojado, le gritó: “¡Cuidado extiende haciendo un golpe contra el pueblo boliviano! ¡No te lo voy a permitir! Si usted se respeta como militar, repliegue todas sus fuerzas. ¡Es una orden!” Las imágenes de la discusión, que favorecen al mandatario, se han hecho virales. Detrás de Arce también llamaba a María Nela Prada, su mano derecha y ministra de la Presidencia, que decía: "Traicionero!" Poco después, la ministra Prada quiso subrayar la valentía del presidente Arce, que se encaró directamente a los militares. "La decisión del presidente fue quedarse y hacer frente a Zúñiga", apuntó. A muchos les sorprende que les militares sublevados no aprovecharan este enfrentamiento para detener a las principales autoridades del país o, directamente, matarlas.
Este jueves La Paz ha despertado con total normalidad, a excepción de un refuerzo de vigilancia policial en la plaza Murillo. Flores reconoce que el miércoles hubo un rato de "psicosis", donde en medio de la confusión la gente salió a comprar bienes de primera necesidad para almacenar en casa, pero que enseguida todo se calmó. Todos los aeropuertos del país cerraron, por decisión de las autoridades civiles.
Donde sí ha habido movimiento este jueves ha estado en la vecina ciudad de El Alto, distrito clave del oficialismo. Grupos de manifestantes salieron a las calles y quemaron neumáticos y descargaron camiones de arena, piedras y troncos para cortar las vías de circulación hacia La Paz. Además, varias organizaciones sociales y sindicatos se declararon en huelga indefinida y movilización permanente. Otras ciudades del país, como Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Oruro o Potosí, no se han hecho prácticamente eco de las movilizaciones.
Elecciones en el horizonte
El tiempo dirá si el intento de levantamiento militar acaba reforzando el poder de Arce, que, al menos y de momento, sale reflotado. No hay que olvidar que, de telón de fondo, planea el conflicto interno sobre el partido oficialista Movimiento en el Socialismo (MAS), entre el actual presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales. El golpe de estado del 2019 obligó a Evo al exilio tras tres mandatos en el poder, y en el 2020 su sucesor Arce ganó las elecciones, pero al devolver Evo a Bolivia la distancia entre ambos líderes se fue ensanchando: actualmente se disputan la candidatura a las elecciones presidenciales de 2025, a las que supuestamente Evo no podría concurrir.
Las facciones “evistas” del MAS han alimentado la teoría de un autogolpe que serviría para victimizar a Arce y perjudicar a Evo. “Creo que Evo puede salir más perjudicado que beneficiado de este episodio –calcula Flores–, e incluso puede acusarse de haber gestado él mismo el alzamiento con los militares”.