"Volveremos con más fuerza": Cristina Fernández de Kirchner habla desde el arresto domiciliario
El peronismo se moviliza unido contra lo que considera persecución judicial a la expresidenta, que cumple condena desde este martes por corrupción
Buenos AiresDesde que el 10 de junio el Tribunal Supremo argentino ratificó la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua por desempeñar cargos públicos a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, las bases del peronismo han atizado la bandera del lawfare o la instrumentalización de la justicia con fines políticos. A lo largo de toda la semana, cientos de personas se han concentrado a diario en la puerta del domicilio de la expresidenta, en el barrio de Constitución de Buenos Aires, donde Kirchner cumplirá condena, ya que se le ha concedido la cárcel domiciliaria dado que tiene más de 70 años el expresidente. Javier Milei en las urnas en el 2023, ha salido cada día al balcón para saludar a unos seguidores que la defienden con fervor ante lo que consideran un evidente caso de persecución ideológica por parte del estado. Y es que la justicia ratificaba la condena sólo una semana después de que Kirchner anunciara su regreso a la política activa: piensa elecciones de septiembre.
Este miércoles decenas de miles de personas han llenado la Plaza de Mayo de Buenos Aires en una contundente muestra de apoyo a la expresidenta, que ha hablado a través de un audio grabado que se ha emitido en la plaza.
Aparte de echar por tierra el modelo económico del gobierno de Milei –que "caerá, no sólo porque es injusto e inequitativo, sino fundamentalmente porque es insostenible", decía–, Kirchner ha insistido hasta tres veces que volverán (refiriéndose al personismo mientras: con más sabiduría, seguidores se emocionaban–. Tenemos pueblo, tenemos memoria, tenemos historia y tenemos patria”. "Volveremos, una y mil veces, como se ha hecho desde el fondo de la historia", ha insistido, y ha concluido: "Los pueblos, finalmente, siempre vuelven".
El peronismo se une a pesar de las diferencias internas
Si en los últimos meses se intuía una cierta falta de unidad y de dirección interna, los militantes peronistas ahora tienen claro que encarcelar a su líder sólo reforzará el movimiento de cara a las elecciones que vienen: en octubre se celebrarán los comicios legislativos nacionales, que acabarán de definir la composición de la Cámara de Diputados y del Senado gobernabilidad, hasta ahora basada a menudo en decretos presidenciales. "Esta condena sólo nos lleva a reafirmar nuestra identidad, nuestro amor por la patria y por la doctrina peronista", dice a ARA Carla Paz, una manifestante de 43 años, ya que "Cristina representa la dignidad de la clase trabajadora".
En la calle, muchos recuerdan los 12 años de kirchnerismo –un gobierno del difunto Néstor Kirchner y dos de Cristina, entre 2003 y 2015– como "los mejores años" de la historia reciente de Argentina: se repite el concepto de "dignidad" para las clases populares posibilitar ocio, ahorro y cierto margen financiero para las mayorías, así como una importante inversión en educación, con la creación de universidades públicas en todo el país, y el otorgamiento de la jubilación a miles de personas que no habían cotizado por trabajar en el mercado informal; una medida que benefició, sobre todo, a mujeres que habían trabajado como amas de casa o empleadas domésticas.
La militancia está convencida de que el de Kirchner es un caso equiparable al de Lula da Silva en Brasil: también acusado de corrupción, fue encarcelado durante 580 días sólo para que después su condena fuera anulada por la misma justicia. "Por estar encarcelado, Lula quedó fuera de unas elecciones –dice otro manifestante, Miguel Ramírez, también de 43 años–. Pero ganó las siguientes". "Creen que con la guerra jurídica el peronismo se callará y perderá, pero, desgraciadamente para ellos, ganará y volverá", añade Pablo Monticelli, un jubilado de 65 años, que acusa a la justicia de actuar bajo intereses de los poderes fácticos: "¿Por qué no se pronuncian sobre las causas abiertas del expresidente Mauricio?
El abogado constitucionalista Pedro Kesselman, que fue parte de la reforma de la carta magna en 1994, asegura sentir "vergüenza" por un poder judicial que "inventa causas": "He leído el proceso y es todo una gran construcción", dice. Pese a no declararse peronista, el jurista reivindica el eje vertebrador de los gobiernos kirchneristas: "la justicia social", que destaca "es una imposición constitucional desde 1994". La máxima ley en el país "obliga al Congreso a dictar leyes económicas que beneficien al pueblo" y, en este sentido, Kesselman considera que el gobierno de Milei está, actualmente, "violando la Constitución".