Drones: el futuro de la guerra que domina China

En 2016, cuando trabajaba de corresponsal en China, nos invitaron a varios periodistas a visitar las instalaciones de DJI, la mayor empresa de drones del mundo. ampliando su negocio para crear drones de mensajería, para la agricultura o para producciones cinematográficas.

Diez años después, el debate ha cambiado radicalmente. Los drones se han convertido en una clara arma de guerra. En algunos casos, en el arma más importante: en los últimos meses, más del 70% de las bajas en la guerra de Ucrania las han causado drones. La mayoría de estos robots no habían sido creados para usos militares, sino que son drones civiles reconvertidos por ser letales en combate. Son una nueva forma de ataque asimétrico: drones de pocos miles de euros pueden acabar con tanques que cuestan millones. Ahora mismo, estos robots aéreos son fundamentales en guerras tan distintas como la de Gaza, Yemen, Myanmar, Sudán o Azerbaiyán.

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Los drones parecen ser el futuro de la guerra. Y quien tiene el liderazgo claro en este sector es China: produce entre el 70% y el 90% de los drones civiles, y el 79% de las patentes sobre drones tienen origen chino. En caso de guerra, China podría fácilmente reestructurar su producción hacia fines militares. China produce también más del 60% y refina más del 90% de las tierras raras, necesarias para la manufactura de esta tecnología. Pekín es el mayor exportador de drones militares, y vende a poderes regionales como los Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Etiopía, Arabia Saudí, Marruecos o Serbia. China está innovando fuertemente con nuevos diseños, desde drones espía del tamaño de un mosquito a drones madre que cargan a un centenar de robots aéreos en el interior.

Drones coordinados con inteligencia artificial

En la industria de la defensa, la gran apuesta actual es conectar los drones con inteligencia artificial. La idea es tener un enjambre de cientos o miles de drones coordinados entre ellos con IA para atacar un objetivo o defender una posición. También se plantea la misma idea con bancos de cientos de drones submarinos vinculados con IA, un arma que tendría un impacto especial en localizaciones críticas como el estrecho de Taiwán. Para poder incorporar IA de forma barata, modelos de código abierto flexibles como el Qwen de Alibaba pueden suponer una ventaja competitiva.

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Pese a este liderazgo, China tiene una desventaja clave respecto a Estados Unidos: su ejército no tiene experiencia de combate desde hace décadas. En cambio, Washington ha desplegado robots aéreos en Irak y Afganistán, y ahora está probando su tecnología en tiempo real en Ucrania. En términos cualitativos, varios drones bélicos americanos son mejores que los chinos. Pero, como suele decirse en el ámbito militar, la ventaja cuantitativa, dominar en términos de escala, tiene una calidad en sí mismo. Ésta es la carta que juega China.

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