Rudy Riverón, cineasta: "En Cuba solo puedes vivir sin sufrir abusos si callas, obedeces y eres fiel al sistema totalitario"
LondresRudy Riverón Sánchez es cineasta, tiene 48 años y nació a Holguín (Cuba). Vive en Leeds (Inglaterra). En 2002 se vio forzado a abandonar la isla: "Quería sentirme finalmente libre, vivir sin temores; salir y poder ayudar a mi familia". Está muy preocupado por los últimos acontecimientos que están sacudiendo el régimen castrista. En 2019 obtuvo el reconocimiento del Festival de Sitges, que lo nombró mejor director promesa por su segundo film ¿Eres tú, papá?. El rodaje tuvo lugar en 2016 y en medio de la producción murió Fidel Castro. Milagrosamente, no tuvo que interrumpirlo, pese a los nueve días de luto oficial. Lo ha podido presentar en Miami, y en muchas ciudades de todo el mundo, pero no se ha podido ver en Cuba, donde ya le censuraron su primer trabajo de videoarte cuando todavía estudiaba. Durante la crisis de los balseros, en 94, se hizo a la mar para llegar a Florida. Pero no lo consiguió. La suya es una voz dura y muy crítica contra un régimen que "ha perdido toda legitimidad".
Habla de la experiencia del exilio en términos de "dolor", palabras muy parecidas a las que usaba el escritor Guillermo Cabrera Infante. "Lo que sentí después de salir de Cuba y llegar a Inglaterra no hay palabras que puedan describirlo. También se siente mucho dolor, un dolor que no te quitas nunca de encima porque sabes que dejas atrás tus seres más queridos, tu país, tu cultura. Me pregunto cómo sería Cuba si tuviera una democracia y fuera un país próspero. Quizás muchos no marcharían".
De la película ¿Eres tú, papá? se ha dicho que es una alegoría sobre la situación de aislamiento que vive la isla. ¿Le parece un juicio acertado?
— No. Pero me parece interesante porque una de las cosas que me inspiraron cuando la escribí fue tener como telón de fondo el aislamiento en que viven los cubanos. Un aislamiento social que existe para el régimen.
¿Ha podido volver a rodar desde el 2018?
— Busco financiación para mis dos nuevos proyectos escritos durante la pandemia. Una historia situada en los Estados Unidos y la otra en Cuba. Las dos en inglés. Hacer cine independiente se asemeja un poco a la muerte. Sabemos que nos moriremos algún día, pero no cuándo. Lo mismo pasa con el cine. Sabes que un día harás la película pero no cuándo.
¿Cómo se encuentra anímicamente a raíz de lo que está pasando en su país?
— Sento mucha tristeza, frustración, rabia. No es fácil ver de lejos las palizas y atropellos que están sufriendo los manifestantes. Ya ha habido muertes, incluyendo un niño. Siento asco de ver cómo el presidente, Miguel Díaz-Canel, dio la orden desde la Televisión Cubana para que la policía y los cuerpos represores agredieran e implanten todavía más terror contra un pueblo indefenso que ha salido a la calle porque no aguanta más y pide a gritos libertad y vida.
Muchas informaciones afirman que la gente está pasando hambre. ¿Realmente es así?
— El cubano de la calle, el que vive en la ciudad, la mayor parte de la población, ha pasado hambre y necesidades. Muchas familias llevan subsistiendo, no viviendo, décadas. Quien tiene familia en el exterior recibe una ayuda que le sostiene y puede amortiguar un poco el estrés del día a día. Pero no tenemos que centrar el problema de Cuba y de los cubanos solo en el aspecto económico. El chasco está basado en décadas de privación de libertades de todo tipo: los derechos civiles más básicos, el derecho de reunirse, de expresarse, incluso de gritar libertad. Muchos ya han perdido toda ilusión y las ganas de luchar con más de 50 años y todos los sueños consumidos. Mucha gente usa el alcohol como vía de fuga porque no ve el fin de las escaseces. Otros han enfermado de los nervios, y han perdido el trabajo, la familia.
¿Mientras vivía en la isla sufrió la represión?
— Cuando estaba en la secundaria, con 13 o 14 años, sufrí las primeras dosis de miedo. En la escuela. Amenazas de los profesores porque me gustaba escuchar rock. Me amenazaban con meterme en prisión. Me cerraban en sus oficinas y me gritaban. No he olvidado las caras de perros que tenían. Todo esto y mucho más sigue presente hoy en día. Son muy buenos en esto, y también mintiendo y tergiversando la verdad. Lo que pasa no es nuevo, lo han hecho antes con todos los que han intentado hablar fuerte. Antes no había teléfonos con cámaras, ni redes sociales con las que denunciar los abusos. Hoy las denuncias de los que luchan en Cuba han ayudado a que todo el mundo finalmente vea el verdadero rostro del gobierno. El nivel de vigilancia, amenazas, abuso físico y psicológico que sufren cada día los activistas del movimiento 27-N, periodistas independientes, artistas, académicos, intelectuales, el movimiento de San Isidro y los opositores es impensable para cualquier persona que viva en un país libre, democrático. Los derechos en Cuba no existen, solo puedes vivir sin sufrir abusos si callas, obedeces y eres fiel al sistema totalitario. Este es el rostro verdadero del régimen. El rostro que tanto la izquierda de Europa como la de América Latina han usado de ejemplo para sus agendas contra la derecha radical y el imperialismo de los Estados Unidos, pero olvidando siempre el dolor de estas décadas del pueblo de Cuba. La gran hipocresía de la izquierda es haber cerrado los ojos por conveniencia política y de negocios.
¿La crisis actual es, simplemente, efecto del derrumbe de la economía por la falta de turismo?
— Cuando un pueblo sale a la calle y pide a gritos libertad, todo es bastante evidente. El estallido social es fruto de décadas de represión, de falta de respeto, de humillación a la población. Los que salen hoy a las calles no solo son jóvenes; hay gente de varias generaciones, seguramente con creencias diversas y de diferentes ideologías. Todos se han unido simplemente porque no aguantan más, porque quieren volver a sentir que tienen esperanza, la esperanza de progresar, desarrollarse, tener los alimentos más básicos, medicamentos. Estos jóvenes han crecido oyendo a sus padres y abuelos quejarse del dolor y del terror que han vivido. Es aterrador pensar que esto mismo te puede pasar a ti. Por otro lado, mantenerse callado y apoyar la revolución es un negocio que muchos aceptan.
¿Qué salida hay para la situación actual? ¿Cree que el régimen se siente amenazado?
— Los cubanos hemos perdido el miedo. Por supuesto, el régimen se siente amenazado. Saben que la mayoría de los cubanos no los queremos en el poder y cuando ven el pueblo en las calles tienen miedo de perder el control, lo cual ya ha pasado. Podrán seguir dando golpes, matando; pero cuando pasa esto es porque saben que están perdidos. Se comportan como perros rabiosos luchando en sus últimos días. La salida no sé cuál puede ser. Algunos hablan de una intervención militar interna. Esto sería lo mejor antes de que haya más muertos. En todo caso, tienen las manos manchadas de sangre. Es un régimen totalitario de izquierdas. Un régimen que se dedicó a experimentar en nombre de cada ser humano en Cuba. Y todos perdimos algo que no recuperaremos nunca.
¿Cree que hay riesgo de enfrentamiento entre los partidarios del régimen y los opositores?
— El enfrentamiento ya está, por parte de la dictadura contra su pueblo. Un enfrentamiento desequilibrado porque el pueblo está indefenso. Es lo que más nos preocupa a todos, que haya un baño de sangre más grande del que ya hemos visto.
¿Cuál tiene que ser la respuesta de la comunidad internacional para ayudar al pueblo cubano?
— Yo siento que la comunidad internacional ha abandonado Cuba a su suerte, y estoy viendo lo que pasa desde Inglaterra. Por lo que siento y leo en las redes sociales, hay un sentido general de abandono. La administración Biden dice que están mirando de cerca los acontecimientos pero que no aceptarán otro éxodo masivo, como ya pasó en 1980 y 1994.