Las elecciones en Japón son cosa de hombres viejos

El Partido Liberal Demócrata ve peligrar su mayoría

Mar Bermúdez i Jiménez

BarcelonaLas elecciones legislativas de este domingo en Japón son estratégicas: la gestión del coronavirus, la recuperación económica, la igualdad de género, el gasto militar y la transición energética han estado en el centro de la campaña. El primer ministro, Fumio Kishida, del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD), anticipó las elecciones tras haber asumido el cargo por la dimisión de su predecesor, Yoshihide Suga, en la peor ola de la pandemia. La estrategia era pillar desprevenida a la oposición y aprovechar los primeros meses de mandato para reforzar su posición.

Sin embargo, según las encuestas, la estrategia no dará los resultados esperados. Es muy probable que el PLD, que gobierna el país desde la posguerra, pierda la cómoda mayoría, de 276 escaños de un total de 465. El motivo principal es la percepción ciudadana de una mala gestión de la pandemia. El primer ministro ya tiene el apoyo del partido de centroderecha Komeito para garantizarse la reválida. Kishida ha prometido impulsar una política fiscal expansiva, medidas que promuevan la redistribución de la riqueza y reactivar las centrales nucleares, prácticamente paradas desde el accidente de Fukushima.

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Oposición unida

Las elecciones de este domingo son las más imprevisibles desde que el PLD reforzó su posición en el poder en 2012 con la victoria de Shinzo Abe. Un 40% de la población todavía está indecisa y se prevé una de las participaciones más bajas de la historia.

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En una acción poco habitual, los partidos de la oposición han conseguido cooperar en un gran número de distritos de escaño único, de forma que tienen más posibilidades de imponerse al PLD. Con todo, las encuestas parecen indicar que la elección del líder de la oposición, Yukio Edano, no ha sido acertada, como tampoco lo fue la de Kishida para el partido en el poder. Este último también se ha ganado críticas al otorgar la secretaría general del PLD a Akira Amani, firme defensor de reactivar las plantas nucleares, una política a la que se opone un 40% de la población.

Entre los lugares clave de la carrera electoral está la tercera ciudad más grande del país, Osaka, el centro industrial de Nagoya y la capital, Tokio, donde el escaño de muchos candidatos del partido del gobierno peligra. Se espera que el Partido para la Innovación de Japón pase de 11 a 36 escaños y se convierta en la tercera fuerza en el Parlamento.

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La participación, la mujer y los jóvenes

Se espera una participación ligeramente superior al 52,66% de 2014, el mínimo histórico desde la posguerra, pero igualmente muy baja. En las últimas elecciones, en 2017, no pasó del 54%. El activista Momoko Nojo ha impulsado una campaña para implicar a los jóvenes en política, que se ha extendido a través de las redes sociales. Denuncia que la media de edad de los candidatos es de 54 años y que no conectan con los problemas de los jóvenes.

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También recalca la falta de paridad de género en la política japonesa. Solo el 10% de los parlamentarios de la última cámara eran mujeres y el número de candidatas del partido mayoritario es todavía más bajo. Japón ocupa el lugar 120 en el informe global sobre la brecha de género del Foro Económico Mundial a causa, principalmente, de la presencia limitada de mujeres en el liderazgo político. Nojo asegura que los "derechos de las mujeres no se debaten ni tampoco se tratan temas de igualdad de género, de apoyo a las familias jóvenes", que realmente interesan a las nuevas generaciones.