Geopolítica

Elon Musk, el billonario que lleva al mundo hacia la extrema derecha

El magnate utiliza sus empresas e influencia mundial para promover ideologías como el largoterminismo y el pronatalismo

Pau Lizana Manuel
y Pau Lizana Manuel

Barcelona"Un multimillonario arrogante". Esa es la forma en la que el primer ministro australiano, Anthony Albanese, definió hace dos semanas al magnate Elon Musk. El propietario de X (el antiguo Twitter) se ha puesto en contra a las autoridades australianas tras negarse a borrar de la plataforma un vídeo del apuñalamiento de un sacerdote ortodoxo de Sydney. "¿El primer ministro australiano se piensa que tiene jurisdicción en todo el mundo?", respondió Musk a la aplicación que adquirió en octubre del 2022.

No es el primer enfrentamiento del fundador de empresas como PayPal con las primeras instancias de un estado. A principios de abril, Musk se peleó con Alexandre Morães, juez del Tribunal Supremo de Brasil. Morães, una de las figuras más odiadas por el entorno del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, decretó el cierre de cuentas de X populares en Brasil para difundir "desinformación". Los ataques del empresario contra el jurista no se hicieron esperar. "¿Cómo se convertirá Alexandre [Morães] en el dictador de Brasil? Lleva Lula [el presidente brasileño] con correa", espetó.

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Musk no tiene miedo a la confrontación directa con los estados que, de algún modo u otro, dificultan la expansión de su programa, que ya hace tiempo que dejó de ser exclusivamente empresarial o tecnológico, e incluye ahora un aspecto ideológico evidente. El sudafricano, en consonancia con una serie de magnates de Silicon Valley como su ex socio Peter Thiel, ha desarrollado una ideología de extrema derecha basada en doctrinas como el largoterminismo y el pronatalismo.

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Para el investigador delalt-right estadounidense Jaime Caro, estas dos ideas son muy peligrosas. El largoterminismo, dice Caro, "consiste en preocuparte más por la gente que puede existir en un futuro que por la gente del presente", por lo que "son más importantes los 10.000 millones de vidas que existan en el futuro que 100 o 1.000 vidas actuales ". Esta filosofía utilitarista es aún más peligrosa si se añade el componente pronatalista que Musk, padre de once hijos, defiende. "Acaban defendiendo una especie de eugenesia. Creen que sería deseable que los ricos se reprodujeran más que los pobres", apunta el investigador.

Las ideas de Musk le han acercado a las cúpulas más altas de la extrema derecha mundial. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, recibió el magnate con todos los honores en el palacio presidencial y le invitó a la fiesta de su partido, Hermanos de Italia. "Haga más italianos para salvar la cultura de Italia", dijo entonces. En Estados Unidos, ya hace años que el sudafricano, que también tiene la nacionalidad estadounidense y hace el grueso de sus operaciones en Texas, apoya al Partido Republicano. De hecho, se reunió con Donald Trump en marzo. El expresidente, con problemas para financiar su campaña, buscaba una donación por parte del empresario, pero Musk, que restituyó la cuenta de Trump en Twitter al comprar la empresa, se negó. Sin embargo, el billonario ataca duramente las políticas migratorias del presidente Joe Biden y acusa al Partido Demócrata de ser flexible con la entrada de "ilegales" para ganar votantes cara a las presidenciales del próximo noviembre.

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Más allá de la ideología

Ni su ideología ni su dinero son el factor más importante para entender el poder que Musk juega hoy. Según apunta Caro, la mayor empresa del magnate en el tablero mundial es Starlink. "Si Elon Musk quiere controlar la infraestructura de internet, ahora mismo o compra la infraestructura terrestre que ya existe o se inventa una nueva infraestructura", afirma. Starlink permite conectarse a Internet a través de una red de satélites que Musk coloca con otra de sus empresas, SpaceX. Este nuevo tipo de conexión tiene una ventaja clara en situaciones de guerra. "Microsoft dio defensas de ciberseguridad [en Ucrania cuando empezó la guerra], pero no había internet porque se habían destruido los cables", apunta Caro.

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Al inicio de la guerra con Rusia, Musk apoyó a través de Starlink en Ucrania, pero las relaciones con Kiiv se fueron deteriorando con el tiempo hasta el punto de que, según la biografía que el periodista Walter Isaacson hizo del magnate, el empresario saboteó un ataque del ejército ucraniano. Musk denegó la petición de Ucrania de activar los satélites cuando iba a bombardear la flota del ejército ruso. "Si hubiera aceptado su petición, SpaceX sería cómplice en un acto mayor de guerra y escalada del conflicto", se defendió el magnate en X.

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El gobierno de Israel también aprobó en febrero la puesta en funcionamiento de Starlink en su territorio, pero limita su utilización en Gaza a casos concretos que el ejecutivo israelí debe aprobar individualmente. Poco después de los ataques del 7 de octubre, Musk visitó los quibuts afectados acompañado del primer ministro Netanyahu, tras ser acusado de promover el antisemitismo en X. De hecho, las posiciones que defiende el magnate en su aplicación, y la libertad con la que se mueven grupos de extrema derecha, son uno de sus puntos débiles, según Caro. "X estaba pensado como un engranaje más para expandir su ideología, pero se ha cargado su imagen de chico sudafricano que comienza en un garaje", afirma el experto.

Sea como fuere, la agenda internacional de Elon Musk no parece tener que detenerse pronto. En abril recibió la visita del presidente argentino, Javier Milei, en la planta de Tesla en Texas y debía reunirse con el presidente de la India, Narendra Modi, pero pospuso la reunión, que coincidía con la celebración de las elecciones legislativas del país, por "motivos de agenda". El pasado fin de semana, Musk realizó una visita sorpresa a China, donde pudo acelerar los trámites para mejorar los coches que salen de las fábricas que Tesla tiene en ese país. Todo apunta a que las ideas del magnate, que no debe dar explicaciones ni en Estados Unidos ni en ningún consejo de administración, seguirán teniendo un peso importante en el escenario geopolítico mundial.

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