Estados Unidos pone en marcha el plan para salvar del desabastecimiento el Black Friday y Navidad

Los problemas en la cadena de suministro desafían fechas clave para el consumo y la economía

WashingtonLa disrupción en las cadenas de suministro no es un reto nuevo para Estados Unidos, pero se aproximan las fechas comerciales más importantes del año, empezando por el Black Fridayy acabando con Navidad, y mantener el caos en la distribución de bienes y servicios que se ha arrastrado durante toda la pandemia puede volverse una bomba de relojería para el gobierno de Joe Biden.

Antes de que llegue el colapso, la Casa Blanca y el sector privado se han aliado para intentar que no impacte en unas fechas fundamentales para la economía norteamericana. La solución inicial: ampliar los horarios de trabajo de transporte y distribución por la noche, donde hay menos carga logística y menos tráfico. Los puertos de Los Angeles y Long Beach, los dos en California y responsables de recibir el 40% de los contenedores que llegan a los país, empezarán a operar las veinticuatro horas del día durante toda la semana, sin descanso. El plan también incluye el visto bueno de los sindicatos, dispuestos a trabajar más horas para deshacer el caos. Grandes empresas como Walmart o los servicios de mensajería UPS y FedEx se han sumado al esfuerzo.

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Según el director ejecutivo de la autoridad portuaria de Los Angeles, Gene Seroka, actualmente hay 29 barcos mercantes esperando para entrar en el puerto, y se calcula que llegarán 21 más en los próximos tres días. Aumentar las horas de trabajo y la capacidad logística tendría que servir para que las cadenas de suministro recuperen poco a poco la normalidad.

El departamento de Transporte incluso está estudiando relajar las regulaciones para los transportistas y permitirles conducir más horas de las ahora establecidas. Esto haría que hubiera más camiones en las carreteras y se acelerara la distribución de productos. Según los cálculos del presidente Joe Biden, todo esto permitirá que se trabajen 60 horas semanales extra en el sector del transporte y la distribución, y por lo tanto se doble la capacidad logística del país.

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"Punto de inflexión"

En las últimas semanas, y ante el panorama que se divisaba, las empresas ya advertían que las compras de cara a las fiestas se empezaron a hacer inmediatamente para asegurarse de que llegaban a tiempo, un sentimiento de urgencia que la Casa Blanca ha intentado apaciguar repitiendo que estaban trabajando en soluciones como las presentadas este miércoles.

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"Es posible que haya escasez de bienes y servicios concretos en los próximos meses", dijo hace unos días la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. "Pero hay un amplio suministro de bienes. Creo que no hay ninguna razón para que los consumidores entren en pánico sobre la ausencia de los productos que querrán adquirir para Navidad", añadía.

Aun así, en los supermercados ya hace días que se ven imágenes que recuerdan al inicio de la pandemia, con estantes medio vacíos. Desde hace meses, industrias como la automovilística tienen problemas para abastecerse. Tal como ha dicho Biden, la pandemia puso de manifiesto las "debilidades" que el país arrastra desde hace años, pero que sin la presión de un factor externo como la situación actual se habían evitado. "Este anuncio puede ser un punto de inflexión", ha augurado el presidente.

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La pandemia provocó un cambio en la demanda, cada vez más centrada en los bienes que en los servicios, y el sistema no estaba preparado para asimilarlo. Las repercusiones son múltiples, empezando por el aumento de precios, la escasez de productos y un mercado laboral desequilibrado, con falta de mano de obra en sectores ahora clave como el transporte.

Propuesta de infraestructuras

Como casi todo lo que hace en los últimos días, también las maniobras y acuerdos para salvar las fiestas comerciales de finales de año le sirven a Biden para volver a vender su plan de política interior, especialmente una propuesta de renovación de infraestructuras que tendría que solucionar muchos de los problemas de abastecimiento. Una propuesta encallada en el Congreso y que los demócratas esperen poder resolver antes de acabar el año. Además, la situación actual también sirve de excusa a Biden para hacer aflorar su alma de partidario del nacionalismo productivo, alentar al país a depender cada vez menos de los mercados globales y consumir mayoritariamente producción doméstica, sin la dependencia actual de las cadenas de suministro extranjeras.

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La inflación, por las nubes

El cóctel formado por el reinicio de la actividad económica y los problemas de la cadena de suministro está comportando en Estados Unidos unas cifras de inflación elevadas, nunca vistas desde hace más de una década. En septiembre, el aumento de precios interanual se situó en el 5,4%, muy por encima de las previsiones de los expertos, impulsado especialmente por el encarecimiento de la energía (la gasolina está a precios récord de casi una década), la alimentación y la vivienda. En comparación con el mes anterior, los precios subieron un 0.4%. De hecho, gran parte del recorte de crecimiento económico proyectada esta semana por el FMI tiene que ver con los problemas en la cadena de suministro. Si la situación se mantiene "más tiempo del previsto", el riesgo de inflación podría alargarse. Desde el departamento del Tesoro se asegura que todo es "temporal", a pesar de que podría mantenerse todavía "un par de meses más".