Rusia y Estados Unidos negocian en secreto un plan de paz para Ucrania

Moscú lanza uno de los peores ataques contra el oeste de Ucrania y mata al menos a 25 personas

MoscúRusia y Estados Unidos han estado negociando en secreto un plan de paz para Ucrania, según ha informado el medio estadounidense Axios y ha confirmado el negociador ruso Kiril Dmitriev, si bien el Kremlin se ha desentendido públicamente. Se trata de un plan de 28 puntos, inspirado en el acuerdo firmado en octubre para acabar con la guerra en Gaza. El enviado de Donald Trump tanto para el conflicto en Oriente Próximo como para el de Ucrania, Steve Witkoff, está encabezando la redacción del documento y lo ha discutido ampliamente con Dmitriev, según el portal.

Dmitriev dijo en una entrevista a este medio el lunes que se había pasado tres días con Witkoff y otros miembros del equipo del presidente estadounidense en Miami entre el 24 y el 26 de octubre. El plan se dividiría en cuatro grandes apartados: la paz en Ucrania, garantías de seguridad para el país, seguridad en Europa y las futuras relaciones de Estados Unidos con Rusia y con Ucrania. Tal y como explican en el Financial Times fuentes conocedoras de la propuesta, se pretende forzar a Zelenski a ceder el Donbás, aceptar una reducción del ejército ucraniano y renunciar al uso de determinadas armas.

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Según Dmitriev, la idea es basarse en los principios que Trump y Vladímir Putin acordaron en su reunión en Alaska en agosto –aunque oficialmente no hubo ningún gran avance– y hacer una propuesta "para abordar el conflicto de Ucrania, pero también para restablecer los Estados Unidos y las de las lazos Rusia". Todo ello, con el propósito de producir un documento escrito antes de la próxima reunión de Trump y Putin, de momento sin fecha, después del fracaso en la organización de la cumbre de Budapest.

El entusiasmo es tal en Washington que fuentes de la Casa Blanca afirman en Politico que un acuerdo entre Rusia y Ucrania es posible esta misma semana. Ahora bien, nada indica que la situación deba deslogarse a toda prisa, especialmente teniendo en cuenta que las posiciones de ambos bandos llevan meses muy alejadas y que este nuevo marco se ha diseñado al margen de Kiiv. Además, este miércoles estaba previsto que Witkoff se reuniera con Volodímir Zelenski en Turquía para intentar reavivar las negociaciones para un alto el fuego, pero finalmente el emisario de Trump no ha ido. Según una fuente ucraniana, Witkoff ya comentó el plan con el consejero de seguridad nacional de Zelenski, Rustem Umérov, en un reciente encuentro en Miami.

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Los encargados de convencer al presidente ucraniano serán dos altos cargos del Pentágono: el secretario del Ejército, Dan Driscoll, y el jefe de gabinete, el general Randy George, en visita oficial a Kiiv desde el miércoles. Son los dos funcionarios estadounidenses de mayor rango que viajan a Ucrania desde febrero y también dos nuevos actores en este proceso de negociación. Según el Wall Street Journal, ambos podrían dirigirse después a Moscú, aunque el Kremlin niega que les espere.

Escalada de ataques aéreos

Estas noticias llegan tras el primer ataque ucraniano con misiles de fabricación estadounidense contra territorio ruso desde que Donald Trump se encuentra en la Casa Blanca. Moscú lo considera una línea roja, ya que entiende que estos proyectiles no pueden utilizarse sin el apoyo logístico de Estados Unidos y hay respondido con uno de los mayores bombardeos contra el oeste de Ucrania.

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El martes, el ejército de Kiiv disparó cuatro misiles balísticos de largo alcance ATACMS contra una base aérea en Vorónej, desde donde los aviones rusos golpean a las ciudades ucranianas. Según el ministerio de Defensa ruso, las defensas antiaéreas van a abatir los cuatro y no hubo heridos. Como respuesta, aseguran que han neutralizado con misiles Iskander los dos sistemas de lanzamiento utilizados por el ejército ucraniano en la región de Járkov y matando a diez soldados. Asimismo provocaron una cuarentena de heridos con un ataque contra zonas residenciales de la ciudad de Járkov.

La represalia no se ha quedado aquí. De madrugada, Rusia ha realizado uno de los peores bombardeos contra la Ucrania occidental desde que comenzó el conflicto: en total, 476 drones y 48 misiles. En Ternòpil, al menos 25 personas murieron y otras setenta resultaron heridas, y también hubo heridos y daños en la infraestructura energética en Ivano-Frankivsk y Lviv.

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El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha desmentido, como es habitual, que Rusia haya apuntado contra viviendas y ha insistido en que sólo tiene por objetivo instalaciones militares. Además, no quiso hacer sangre con la responsabilidad de Estados Unidos en el lanzamiento de misiles ATACMS y hizo hincapié en que el ejército ruso contrarresta los intentos de Ucrania de inflingir ataques con la ayuda de armamento occidental.

Trump había sido muy refractario al uso de misiles estadounidenses contra territorio ruso. De hecho, en noviembre de 2024 había criticado la decisión de Joe Biden de dar luz verde a Zelenski para su uso. Ucrania nunca había reconocido haber lanzado, aunque los expertos apuntan a que, pocos días después de recibir el permiso, disparó contra la región rusa de Briansk. Sea como fuere, en los últimos meses el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, se había esforzado en impedir los ataques de largo alcance. Por eso este movimiento del ejército ucraniano revela necesariamente un cambio de posición de la Casa Blanca.

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