Botones de alarma y cristales antibalas: así es el dispositivo de seguridad de las elecciones en EE.UU.

El gobierno estadounidense blinda el país, especialmente Washington, ante el miedo a un estallido de violencia

Júlia Riera
y Júlia Riera

WashingtonEn Capitol Hill tienen muy presente el 6 de enero de 2021. Este barrio histórico, conocido por su amplia oferta gastronómica y por albergar el Congreso y el Tribunal Supremo, fue el epicentro de unos de los días más violentos de la historia reciente de Estados Unidos: el asalto al Capitolio. Unos hechos ocurridos cuando miles de seguidores de Donald Trump, motivados por su discurso tras perder las elecciones, entraron en el corazón del poder legislativo mientras los congresistas certificaban la victoria de Joe Biden. Hubo varias horas de caos y la jornada acabó con más de 150 policías heridos. Al menos 5 personas murieron.

“No estoy preocupado, pero es algo que sí tengo en la cabeza”, dice Royce, un joven que camina a un par de calles del Capitolio. Como ejemplo, menciona que hace unos días alguien quemó unas papeletas electorales en el noroeste del país y también la retórica de Trump durante la campaña, que tilda de “violenta”. Explica que, a diferencia de hace cuatro años, las autoridades ahora sí están "preparadas" para hacer frente a posibles ataques.

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Dos calles más arriba unos turistas hacen malabares para encuadrar una fotografía donde no aparezcan unas vallas con un cartel que dice "Línea policial - No la cruce". Son las seis y media de la tarde y ya está oscuro. La blanca cúpula del Capitolio, de estilo neoclásico, contrasta con la oscuridad de la noche de noviembre. Mientras, un chico corre cerca de las escaleras del edificio. “Si Harris gana, los seguidores locos de Trump podrían hacer algo”, comenta resoplando y sin querer decir su nombre. Un par de policías observan atentamente cómo se aleja.

Seguridad sin precedentes

El corazón del poder legislativo del país no es el único sitio que se ha blindado con vallas de metal, tablones de madera y con un aumento de presencia policial. Algunos edificios federales, la Casa Blanca y el Observatorio Naval –donde vive Kamala Harris– también se han protegido de forma extraordinaria. No se preparan sólo para la noche electoral, también para los siguientes días.

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En una rueda de prensa reciente la directora de la Policía Metropolitana de Washington, Pamela Smith, aseguró que después de la jornada electoral los agentes aumentarán los horarios: “Todos los miembros de la Policía Metropolitana trabajarán durante 12 horas, y, dependiendo de lo que ocurra, quizás un poco más”. Otras agencias federales como el Servei Secret colaborarán con la policía de la capital. “No habrá tolerancia a la violencia en la ciudad. Ninguna destrucción o comportamiento ilegal. Exigiremos responsabilidades a los delincuentes y no toleraremos amenazas a la seguridad pública”, advirtió Smith.

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Las marcadas divisiones políticas de la población y las declaraciones de Trump, que ha dicho sin presentar pruebas de que ya se está cometiendo fraude electoral, han elevado el nivel de vigilancia en todo el país.

La Guardia Nacional está en estado de alerta en lugares como el estado de Washington, donde hace unos días se incendiaron unos buzones electorales. Por otro lado, un hombre de 60 años fue acusado de terrorismo después de disparar, presuntamente, contra una oficina del Partido Demócrata en Arizona.

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En medio de este contexto de crispación e incertidumbre, algunos estados han indicado que si se producen oleadas violentas en su capital tras las elecciones enviarán efectivos de la Guardia Nacional para proteger la ciudad y sus habitantes. Mientras, en los siete estados clave que podrían decidir quién ocupará la Casa Blanca se han instalado cristales a prueba de balas, drones, cámaras de videovigilancia y botones de alarma, un sistema que permite avisar de forma inmediata a las autoridades.

El estado donde esta alerta se ha puesto más de manifiesto durante la jornada electoral ha sido Georgia, donde dos colegios electorales han tenido que ser evacuados por amenazas de bomba. El FBI asegura que se han producido desde dominios de correos electrónicos que tienen su base en Rusia. La votación en los colegios del centro comunitario Etris y la primaria Gullatt, en Union City, en las afueras de Atlanta, ha tenido que interrumpirse temporalmente.

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Irán y Rusia en el punto de mira

Pero Estados Unidos no sólo se prepara para posibles ataques físicos. En un escenario en el que la tecnología avanza rápidamente, la desinformación ha sido una de las protagonistas de estas elecciones.

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En un comunicado emitido recientemente por varias agencias federales, entre ellas el FBI, funcionarios del gobierno hacían referencia a un vídeo que circulaba por internet y que mostraba una falsa entrevista con una persona que aseguraba que se había cometido fraude electoral en Arizona. Washington culpa a Moscú de la desinformación y no descarta que este tipo de actividades se intensifiquen los días posteriores a las elecciones: “Rusia es la amenaza más activa. Actores vinculados a Rusia están creando vídeos y artículos falsos para socavar la legitimidad de las elecciones”, señala un fragmento del comunicado. Rusia ha negado en varias ocasiones las acusaciones de interferencia electoral.

Por otra parte, los funcionarios también señalan a Irán, un país con el que Estados Unidos mantiene unas tensas relaciones que aún se han deteriorado más en las últimas semanas, después de que Teherán atacara a Israel, firme aliado de Washington. Según el FBI, Irán podría tomar represalias contra funcionarios estadounidenses, incluido Donald Trump, a los que considera "culpables" de la muerte de Soleimani, comandante del cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica Fuerza Quds en el año 2020.