Estados Unidos vota con miedo a un estallido de violencia
El último día de campaña Harris y Trump hacen parada en Pensilvania, el estado que abre las puertas del Despacho Oval
WashingtonLos estadounidenses irán a las urnas con la incertidumbre de una carrera muy ajustada y con el recuerdo vivo de la violencia que se vivió en el Capitolio el seis de enero del 2021. Después de una de las campañas más turbulentas que se recuerdan, con dos atentados contra Donald Trump y la irrupción a última hora de Kamala Harris para sustituir a Joe Biden como candidata, finalmente ha llegado el día. Aunque nadie espera que una vez que se cierren los colegios electorales la tensión baje, al contrario: los demócratas ya tienen preparado su equipo legal, que es casi 10 veces mayor que en la campaña del 2020, ante la previsión de que los republicanos intentarán impugnar los recuentos si la demócrata gana.
La campaña de Trump en las últimas semanas se ha centrado en agitar el temor a un posible fraude electoral y en insinuar que si gana Harris será porque se han hecho trampas. Más allá de alimentar la desconfianza contra las instituciones, el republicano también ha llamado a "proteger el voto" que recuerdan mucho a las proclamas que lanzaban el grupo de personas armadas que la noche electoral del 2020 se personaron a las puertas del centro de recuento de votos en Maricopa. En la plataforma X, en las últimas 24 horas no paraban de aparecer anuncios del partido republicano haciendo llamamientos a proteger el voto ya denunciar cualquier elemento sospechoso que pueda verse en los puntos de votación. Algunos de los anuncios aparecían con una diferencia de cinco minutos entre uno y otro. Elon Musk, a quien Trump ya ha prometido un cargo en su gobierno si vuelve a ser elegido presidente, parece estar adulterando aún más su algoritmo para favorecer a su aliado.
La retórica del republicano ha ido adquiriendo un tono más violento y oscuro, hasta el punto de que este domingo, a dos días de los comicios, Trump dijo que "no debería haber dejado" a la Casa Blanca tras perder contra Joe Biden. "Lo hicimos tan bien, teníamos tan bueno... Ahora, en cada mesa de votación hay cientos de abogados", dijo desde Lititz, Pensilvania. Los abogados a los que se refiere el magnate son los suyos, que ya empezaron a impugnar votos en el estado clave de Pensilvania, aunque el sábado el Supremo ya desestimó el recurso.
El comentario de Trump sobre la Casa Blanca vuelve a despertar las preocupaciones de si el republicano respetará el mandato de los cuatro años en caso de que gane, o intentará aferrarse al poder. Trump ya ha prometido también que si vuelve a ser presidente, perseguirá a sus enemigos políticos y hará una purga del funcionariado dentro de la administración para colocar a personas que le sean leales.
Más allá de la retórica agresiva, existe la incógnita de si los chistes racistas sobre los latinoamericanos realizados durante el mitin de Madison Square Garden –como el de Puerto Rico diciendo que es "una isla de basura"– acabarán repercutiendo en las urnas. Buena parte del empuje que había conseguido Trump en las últimas semanas era gracias al voto latino y al de los hombres negros. Este lunes, en uno de los últimos mítines desde Carolina del Norte, el expresidente ha vuelto a insistir en que Puerto Rico "es genial". Sin embargo, también ha repasado todos sus grandes hits xenófobos como mencionar a los haitianos de Springfield, a los que acusó falsamente de comerse a las mascotas, prometer una "deportación masiva" y recordar los kilómetros de muro que construyó cuando era presidente.
La brecha de género electoral
El gran temor del republicano y la gran esperanza de Harris son las mujeres. La brecha de género en la intención de voto muestra cómo Harris lidera entre las mujeres, mientras que Trump es preferido entre los hombres. Los últimos datos muestran cómo el voto anticipado ha sido marcadamente femenino y en estos momentos, más de 80 millones estadounidenses ya han emitido su voto, según Associated Press. En las últimas elecciones el resultado dependió de 78.000 y 44.000 votos, respectivamente, y todo apunta a que volverá a repetirse el escenario. A escala nacional muestran cómo Harris se sitúa por delante de Trump sólo con un punto porcentual de diferencia, según el agregador Fivethirtyeight. En cambio, en estados decisivos como Pensilvania y Nevada están prácticamente empatados. El foco está puesto sobre Pensilvania porque es el estado que más compromisarios reparte en el Colegio Electoral, por lo que tanto Harris como Trump harán paradas durante lo que queda del lunes para intentar decantar la balanza a su favor.
Harris está encarando la recta final de la campaña apelando al voto de las mujeres y recordando cómo el derecho al aborto está en juego estas elecciones. Durante su discurso final en Washington, la demócrata realizó uno de los retratos más oscuros de Trump que se han hecho hasta la fecha. Con la Casa Blanca de fondo, Harris recordó cómo desde ese mismo punto donde ella estaba hablando sobre un nuevo comienzo por el país, Trump instigó a sus seguidores a asaltar el Capitolio el seis de enero. Los demócratas acabaron jugando la misma carta que Biden, aunque intentaron no desviarse de la emoción principal sobre la que construyeron la campaña de Harris: la esperanza.
La incertidumbre con la que viven los estadounidenses no solo tiene que ver con el posible resultado de los comicios, sino en cómo evolucionarán las cosas las horas y días posteriores al cierre de los colegios electorales. Una encuesta realizada en agosto por Issue One y Citizen Data, mostraba cómo sólo el 63% de los votantes de Trump decían que creerían en el resultado de las elecciones, en comparación con el 93% de los votantes de Harris. Asimismo, sólo un 44% de los votantes de Trump decían confiar en los resultados si su candidato pierde, en comparación con un 79% de los de Harris. Es decir, a falta de dos meses para los comicios y el republicano apenas empezaba a engordar la maquinaria conspiracionista, más de la mitad de sus seguidores decía que no confiaría en el resultado si Trump pierde. En el centro de Washington esta tarde se veían imágenes de locales y edificios totalmente blindados con placas de madera.