Acuerdo sobre los próximos dirigentes de la UE: Von der Leyen, Costa y Kallas

Los seis líderes negociadores consensúan tres de los futuros altos cargos del blog, que tendrán que ratificar todos los estados miembros

BruselasLos seis jefes de estado y de gobierno de la Unión Europea que negocian los próximos altos cargos del bloque comunitario han llegado a un principio de acuerdo este martes, y se prevé que Ursula von der Leyen revalide mandato al frente de la Comisión Europea, que el ex primer ministro portugués António Costa presida el Consejo Europeo y que la primera ministra estonia, la liberal Kaja Kallas, sea la jefa de la diplomacia europea, según confirman al ARA distintas fuentes europarlamentarias y diplomáticas. De hecho, ésta es la combinación de nombres que hace tiempo que hay sobre la mesa y que a priori cuenta con el soporte mayoritario de los estados miembros.

Ahora bien, este consenso no es definitivo del todo. Los líderes negociadores presentarán su propuesta en la cumbre de jefes de estado y de gobierno que se celebra estos jueves y viernes en Bruselas, y los estados miembros tendrán que ratificarla. En cuanto a la presidenta de la Comisión Europea, también deberá recibir la luz verde del Parlamento Europeo en el pleno del próximo mes de julio.

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Los seis dirigentes que han cerrado el acuerdo provisional son el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, y el primer ministro polaco, Donald Tusk, que son de la familia conservadora; el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, del grupo socialdemócrata; y el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, de los liberales.

De esta manera, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ha quedado fuera de las negociaciones, lo que le ha enfadado, y mucho, y podría complicar la aprobación de los próximos altos cargos de la UE. La ultraderechista italiana no forma parte de las tres grandes familias europeas y, por eso, no le han involucrado en la discusión. También ha quedado al margen, por ejemplo, el primer ministro húngaro, el ultraderechista Viktor Orbán.

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Hay que recordar, sin embargo, que la ratificación de los altos cargos que presentarán los seis líderes negociadores no debe contar con el unánime de los Veintisiete, sino que puede tramitarse por mayoría cualificada. Así pues, podría salir adelante sin el visto bueno de Meloni ni Orbán.

Sin embargo, los líderes negociadores no descartan incluir finalmente en el acuerdo al gobierno italiano, que ya ha hecho saber que quiere sentarse en la mesa de negociación e incrementar su poder en Bruselas. Su ministro de Exteriores, Antonio Tajani, ya ha puesto precio, y la semana pasada dijo en declaraciones a los medios que Italia aspira a "obtener una vicepresidencia de la Comisión Europea" y que quiere "un buen plan europeo a favor de la industria y de la agricultura".

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En cambio, el ultraderechista húngaro ya ha criticado duramente el acuerdo de los tres grandes partidos europeos y no tiene ninguna intención de involucrarse en ellos. "El consenso al que el PPE ha llegado con las izquierdas y liberales va en contra de todo aquello en que se basaba la UE. En lugar de inclusión, siembra la división. Los altos cargos de la UE deben representar a todos los estados miembros , no sólo las izquierdas y liberales", ha tweado Orbán.

De hecho, en la cumbre de jefes de estado y de gobierno que se celebró la semana pasada en Bruselas ya se podría haber cerrado un acuerdo sobre estos nombres de no ser porque a última hora el Partido Popular Europeo (PPE) pidió más cuota de poder y partirse con los socialdemócratas la presidencia del Consejo Europeo. Es decir, que Costa fuera su presidente durante dos años y medio, y la segunda parte de la legislatura se la quedara un nombre de la familia conservadora. Finalmente, según fuentes diplomáticas, los conservadores han cedido y el mandato no se dividirá.

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Una alineación hecha de equilibrios

Fuentes diplomáticas destacan que la combinación cumple con los "tres grandes equilibrios" que todo reparto de alto cargos debe cumplir, que son "el político, el geográfico y el de género". Por un lado, el PPE, que ha ganado las holgadas elecciones, obtendrá el liderazgo de la Comisión Europea y previsiblemente también la presidencia del Parlamento Europeo, con la maltesa Roberta Metsola, si bien este último cargo debe votarla la misma Eurocámara. Y, por otro, los socialdemócratas y liberales, que han sacado peores resultados, se conformarán con una cuota menor de la tarta, el Consejo y el liderazgo de la diplomacia europea, respectivamente.

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En cuanto a los contrapesos geográficos, Alemania, que es el país más influyente de la UE, se vuelve a quedar con la presidencia de la Comisión Europea y los estados del sur con el Consejo y probablemente el Parlamento Europeo. Los países del este, que sobre todo a raíz de la guerra de Ucrania han ganado más voz y voto en la UE, tendrán el liderazgo del cargo que en estos momentos ocupa Josep Borrell, que es el alto representante del bloque. Respecto al género, por primera vez tres de los cuatro altos grandes cargos serán mujeres.

La luz verde de la Eurocámara para que Von der Leyen repita al trono de Bruselas podría complicarse más que la del Consejo Europeo, que ya está bien encaminada. La aritmética parlamentaria vuelve a sumar una mayoría clara para la gran coalición tricolor entre conservadores, socialdemócratas y liberales. Por tanto, en principio, la conservadora alemana no debería tener problemas para revalidar mandato.

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Sin embargo, la disciplina de voto de los eurodiputados en el Parlamento Europeo es mucho menos estricta que, por ejemplo, en el Parlamento de Cataluña o en el Congreso de los Diputados. Los conservadores franceses o los socialistas italianos, entre otros, ya se han mostrado públicamente en contra de votar a favor de Von der Leyen por su buena relación con Macron y Meloni, respectivamente.

De hecho, hace cinco años, aunque la mayoría de conservadores, socialdemócratas y liberales aún era más amplia que la actual, Von der Leyen sólo obtuvo la luz verde de la cámara comunitaria por nueve votos de diferencia. Por eso, con el objetivo de garantizar que le salgan los números, por primera vez ha abierto la puerta a romper el cordón sanitario con la extrema derecha ya pactar con Meloni, que ahora no está claro que esté predispuesta a apoyar a la conservadora alemana.

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