UE

En la UE juegan 27... ¿y siempre gana Alemania?

El país germano tiene una gran influencia en el blog, pero lo ha perdido en los últimos años

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El canciller alemán, Olaf Scholz, en la entrada del Consejo Europeo de este jueves en Bruselas.

BruselasEn las instituciones europeas existen esculturas, placas y conmemoraciones de todo tipo de grandes personalidades y momentos que han marcado la historia de la Unión Europea. Ahora bien, una de las frases que se escucha más en los pasillos de Bruselas no es de ningún intelectual o dirigente clave en el devenir del blog, sino del exfutbolista y comentador deportivo Gary Lineker: "El fútbol es un juego en el que juegan once contra once pero siempre gana Alemania". Una máxima que muchos diplomáticos, funcionarios y periodistas instalados en la capital comunitaria también utilizan para resumir el funcionamiento de la UE.

Ahora bien, ¿hasta qué punto es verdad que Alemania siempre se sale con la suya? La sensación de los ciudadanos comunitarios es que Berlín hace y deshace a la UE, según indican encuestas de diferentes think tanks europeos. Y, de hecho, el país germánico es uno de los socios fundadores, es el mayor estado del club y es la locomotora industrial y económica. Por tanto, como es natural, tiene una influencia importantísima y ninguna gran iniciativa puede fructificar si se opone rotundamente. Sin embargo, los expertos coinciden en señalar que en ningún caso tiene la capacidad de tomar grandes decisiones en nombre de toda la UE de forma unilateral, y menos en los últimos años.

En primer lugar, el jefe ejecutivo del centro de investigación europeo CEPS, Karel Lannoo, remarca que el principal motivo por el que no se puede decir que el dominio de Alemania en la UE sea absoluto es su "desidia general por las políticas de la Unión Europea". En este sentido, explica que históricamente "no ha estado interesada en dar pasos hacia una mayor integración" de los Veintisiete.

En este sentido, los investigadores del Centro Jaques Delors Christian Freudlsperger y Markus Jachtenfuchs señalan en un estudio sobre la integración de la UE que Alemania sólo se ha interesado realmente en sacar adelante grandes proyectos comunes en momentos críticos del blog, como en la crisis de la covid. Entonces, de forma sorprendente, el club europeo rompió un gran tabú y emitió deuda conjunta para desplegar los fondos comunitarios —bautizados con el nombre de Next Generation— para paliar las consecuencias económicas derivadas de la pandemia.

Más allá de estas vacilaciones respecto al proyecto europeo, los analistas destacan otros tres grandes factores que han hecho que Alemania pierda voz y fuerza en la UE en los últimos tiempos: su dogma por la austeridad, haber abandonado el blog a la peligrosa dependencia energética de Rusia y el desbarajuste del actual gobierno de coalición liderado por Olaf Scholz.

De hecho, los fondos europeos postcóvido ya supusieron una enmienda a la totalidad a la estricta austeridad que Alemania y sus socios habituales, como Países Bajos, Austria o Dinamarca, impusieron durante la crisis económica del 2008. I , en la reforma de las reglas fiscales que entrarán en vigor este año, aunque se mantienen los límites anteriores, los países del sur, como Francia, Italia y España, que son más favorables a políticas económicas expansivas, han logrado que el cumplimiento de los topes de gasto público sean más flexibles y las sanciones previstas más bajas.

Aparte de la austeridad, la anterior cancillera alemana, la conservadora Angela Merkel, tal y como había hecho su predecesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder, abandonó la UE a la dependencia de combustibles fósiles respecto al régimen de Vladímir Putin, pese a que que llevaba años mostrando tics imperialistas. De hecho, hacía tiempo que otros socios europeos, sobre todo del este de Europa, le advertían. La invasión de Ucrania y la consiguiente crisis energética les dio la razón.

Esto ha hecho, también, que la gran mayoría de socios europeos insten ahora a Alemania a no repetir el mismo error con China. La UE ya tiene calificado al gigante asiático como un "rival sistémico" y quiere reducir las dependencias en distintos sectores críticos, como el de la industria, respecto a Pekín, pero Alemania mantiene los lazos comerciales e, incluso, los incrementa. Sin embargo, la gran mayoría de socios están ahora dispuestos a evitar tropezar otra vez con la misma piedra y quieren reducir las dependencias venenosas, aunque Berlín no se implique.

¿Scholz lo imprevisible?

Por otra parte, durante el mandato de Scholz ha habido distintos episodios que han hecho que Alemania se haya ganado la fama de imprevisible en la UE. Uno de los casos más polémicos fue cuando, después de haber negociado durante meses y meses y acordado el fin de los coches de combustión en el 2035, en el último momento se echó atrás. El motivo fue que la parte liberal del ejecutivo de coalición quiso marcar perfil propio en la antesala de varias elecciones regionales del país germánico.

Sea como fuere, tal y como apunta el experto Lannoo a este diario, está claro que Alemania tiene mucho poder dentro de la UE, pero el blog sobre todo está dominado por los intereses del eje franco-germánico, que a menudo son contrapuestos: nucleares o su prohibición, potencia militar o pacifismo absoluto (al menos hasta la guerra de Ucrania), políticas económicas expansivas o austeridad, y un largo etcétera.

Más allá del contrapeso de Francia, el resto de Estados miembros también tienen cada vez más voz y voto dentro de la UE, como se ha visto con Italia y España últimamente y, especialmente, con los países del Este desde el inicio de la guerra de Ucrania. Por eso, pese a su peso indiscutible, Alemania sola no puede marcar el ritmo de la UE, y menos después de los errores cometidos en los últimos años.

Von der Leyen, la alemana escogida por Macron

La actual presidenta de la Comisión Europea y candidata del Partido Popular Europeo (PPE) en las elecciones europeas, Ursula von der Leyen, era vista como una mujer de la excancillera alemana Angela Merkel, pero curiosamente en el 2019 la apuntaló en el trono de Bruselas el presidente francés, Emmanuel Macron. Por este motivo, y sin deber de favores a un gobierno germánico actualmente liderado por los socialdemócratas, Von der Leyen ha conseguido tener voz propia como líder de Bruselas y ha mantenido el equilibrio entre los intereses del eje franco-germánico.

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