Alemania

Alemania se prepara para "el otoño de las reformas"

El canciller Merz propone en el Bundestag la reforma de las pensiones y dice que el futuro del país y del estado del bienestar están en juego

BerlínEl "otoño de las reformas" que ha prometido cada vez más impopular canciller alemán Friedrich Merz ya está en marcha. "Nuestro país se enfrenta a decisiones importantes este otoño", advirtió esta semana durante el debate general sobre el presupuesto de 2025 en el Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán. El país, tradicionalmente locomotora económica de la Unión Europea (UE), no acaba de arrancar, después de dos años consecutivos en recesión. El producto interior bruto (PIB) ha disminuido un 0,3% en el segundo trimestre de este año en comparación con los tres primeros meses anteriores, debido, en parte, a las turbulencias del comercio mundial. En agosto se superó la barrera de los tres millones de parados, una cifra sin precedentes desde febrero de 2015.

El estado más poblado de la Unión se enfrenta actualmente, según Merz, a tres grandes desafíos: la libertad se ve amenazada por ataques al orden democrático; la cohesión social se ve "abiertamente cuestionada" por fuerzas políticas nacionales y extranjeras, y el modelo económico alemán, orientado a las exportaciones, está sometido a una gran presión por el proteccionismo, los elevados precios de la energía y una ola de nuevas tecnologías.

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"Alemania es un país democrático, constitucional, económicamente próspero y social", subrayó el canciller. "Queremos seguir siendo exactamente lo que somos", añadió, pero, para que esto sea posible, advirtió que hay que hacer "reformas valientes", especialmente en lo que se refiere al generoso sistema de protección social alemán. "Las reformas son inevitables", puesto que el futuro de Alemania y de su estado del bienestar están en juego, advirtió el canciller. Merz mencionó en concreto reformas en el sistema de pensiones, los seguros médicos públicos y la renta básica.

"Debemos cambiar las estructuras. Debemos reorganizar las cosas para que sigan cumpliendo su función en el futuro", advirtió el canciller, quien explicó que "el llamado otoño de las reformas ya empezó hace tiempo". El Gobierno de Merz, que considera fundamental invertir más, ha puesto en marcha, por ejemplo, la primera gran reforma de la fiscalidad de las empresas en quince años con el objetivo de aumentar sus inversiones.

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Tocar las prestaciones sociales

Merz busca convencer a los alemanes de la necesidad de reformar las pensiones. El canciller considera que el pacto generacional del sistema de pensiones (los trabajadores financian a los jubilados) debe replantearse, para que las generaciones más jóvenes no asuman toda la carga de las pensiones. El ejecutivo ha presentado una reforma para afrontar el envejecimiento demográfico y el déficit del sistema.

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La iniciativa prevé la llamada pensión activa, que permitiría a los jubilados seguir trabajando e ingresar hasta 2.000 euros mensuales exentos de impuestos sin perder la prestación. También incluye la pensión anticipada, que consiste en empezar a ahorrar desde la niñez con aportaciones públicas a un fondo privado. El objetivo es alargar la vida laboral y reducir la presión sobre las arcas públicas. Los partidarios destacan su flexibilidad y el impulso al ahorro. Los críticos, en cambio, alertan del coste fiscal y de la desigualdad entre quien puede trabajar de mayor y quien no. Además, la renta básica se transformará y también se plantea reducir los seguros médicos.

Desde el Bundestag, Merz pidió a los alemanes que apoyen las reformas de la coalición que preside, formada por los conservadores de la CDU-CSU y los socialdemócratas del SPD. "No hay tiempo que perder. Nuestro país debe sentir ahora que las cosas están mejorando, que los problemas conocidos desde hace tiempo se están abordando en serio", afirmó el líder conservador. Y, además, pidió a los alemanes paciencia en lo que se refiere a las reformas, que sólo son el principio. "El otoño de las reformas no será la última estación en la que cambiemos el país para mejor. Seguirán un invierno, una primavera y otro otoño de reformas". La teoría es que cuando las reformas surtan efecto, "se producirán muchos otros impulsos positivos [y] entonces volverá a manifestarse la fuerza que existe en este país", prometió el canciller, frente a aquellos que se muestran escépticos o reacios a los cambios.

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Como era de esperar, Merz no convenció a la oposición. Heidi Reichinnek, copresidenta del grupo parlamentario de la Izquierda (Die Linke), vaticinó que los alemanes se enfrentarán a un "otoño de crueldades sociales". Queda por ver si los ciudadanos están dispuestos a apretarse esta vez el cinturón o si los recortes sociales acabarán pasando factura al jefe de gobierno, tal y como le sucedió al socialdemócrata Gerhard Schröder, canciller de Alemania entre 1998 y 2005. Las reformas que impulsó provocaron un gran descontento entre la población gobernar dieciséis años.