Barnier promete más mano dura contra la inmigración, más prisiones y más impuestos para los ricos
El nuevo primer ministro quiere revisar la reforma de las pensiones de Macron y aplaza el cumplimiento del déficit
ParísEl nuevo primer ministro francés, Michel Barnier, ya ha superado su primer examen parlamentario, no sin apuros. En su discurso ante la Asamblea Nacional por presentar sus prioridades políticas, Barnier ha probado este martes por primera vez los abucheos y los silbidos por parte de diputados de partidos de izquierda, el bloque que se ha quedado fuera del gobierno pese a haber ganado las elecciones legislativas. Los diputados de la izquierda, sobre todo los de La Francia Insumisa (LFI), han mostrado su desacuerdo con el nuevo gobierno durante la hora y veinte minutos que ha durado el discurso de Barnier gritando y creando un enorme alboroto en la Asamblea como protesta por haber sido ignorados por el presidente Macron.
Con los gritos como banda sonora, Barnier ha desgranado las líneas maestras de su mandato, orientadas a satisfacer la extrema derecha de Marine Le Pen, de quien depende la continuidad del gobierno. La máxima prioridad para el primer ministro es más mano dura contra la inmigración porque, según aseguró, Francia "ya no tiene un control satisfactorio sobre la política migratoria". Barnier no dio detalles de las medidas que quiere poner en marcha, pero dejó claro que habrá más controles de las fronteras "tal y como lo permiten las normas europeas, y cómo acaba de hacer Alemania". De hecho, Francia ya ha reinstaurado temporalmente en más de una ocasión los controles en las fronteras. La última vez fue por los Juegos Olímpicos de París.
El primer ministro, del partido conservador de Los Republicanos (LR) y excomisario europeo, también ha anunciado que quiere restringir los visados para aquellos países que no aceptan el regreso de sus ciudadanos si son expulsados de Francia y ha prometido una agilización y cumplimiento de las expulsiones. También quiere "facilitar" las prórrogas excepcionales de retención de extranjeros en situación irregular.
Más cárceles
El anuncio llega pocos días después del asesinato en París de una estudiante universitaria de diecinueve años a manos de un hombre de nacionalidad marroquí cuya orden de expulsión no había sido ejecutada. Como es habitual, la extrema derecha ha aprovechado el asesinato para señalar al colectivo inmigrante y hacer campaña contra los extranjeros. Barnier también ha anunciado la construcción de más prisiones para aumentar sus plazas –llevan años saturadas– y cambios legales para que haya penas de cárcel cortas que se cumplan.
Uno de los problemas más graves a los que debe hacer frente el nuevo gobierno es la situación económica del país, con un déficit público que alcanzará el 6% este año si no se aprueban nuevas medidas. El primer ministro reiteró que se plantea un aumento de los impuestos a las grandes empresas ya los contribuyentes más ricos y anunció que aplaza hasta 2029, dos años más tarde de lo previsto, la reducción del déficit público por debajo del 3%, el umbral máximo que permite Bruselas.
Barnier también se ha mostrado abierto a retocar algunos aspectos de la reforma de las pensiones que impulsó Macron, pero difícilmente dará marcha atrás al retrasar la edad de jubilación. Con todo, el nuevo gobierno lo tendrá difícil para aprobar cualquier ley sin que sea a decretazo. Necesitará siempre los votos de la extrema derecha o de las izquierdas.