El nuevo gobierno francés (que gira más a la derecha) quiere "restablecer el orden" en las fronteras y en la calle
Ante el temor de la izquierda, Barnier promete que no habrá ningún retroceso en los derechos sociales conquistados
ParísEl nuevo gobierno francés, el más conservador de la última década, ha empezado a trabajar este lunes. El día de la rentrée del nuevo ejecutivo liderado por Michel Barnier, algunos de los ministros han dejado claro que será un gobierno más de derechas de lo que había hasta ahora, sobre todo con las cuestiones de inmigración. El nuevo titular del Interior, Bruno Retailleau, ha destacado que su objetivo principal será "restablecer el orden", en las fronteras y en la calle. "Tengo tres prioridades: restablecer el orden, restablecer el orden y restablecer el orden", aseveró.
El nuevo ejecutivo está integrado por ministros de distintos partidos, pero con un claro dominio de los macronistas y de los republicanos, aunque este partido quedó quinto en las elecciones legislativas. Retailleau es uno de los miembros del ala más conservadora de Els Republicans. Antes de unirse al partido conservador había formado parte del Movimiento por Francia (MPF), un partido de extrema derecha que fundó Philippe de Villiers. El nuevo ministro del Interior, profundamente católico, es contrario al aborto, al matrimonio homosexual y mantiene muy duras posiciones contra la inmigración. En alguna ocasión ha llegado a defender "una política de civilización" frente al islamismo.
Su entrada en el gobierno ha provocado reticencias incluso en las filas macronistas, pero Retailleau no parece dispuesto a moderar su discurso ni a seguir las consignas del primer ministro, que este lunes ha pedido a sus ministros "que actúen" más y "comuniquen menos" y que sean "irreprochables y modestos". Antes de su nombramiento, como diputado le había reprochado al presidente Emmanuel Macron su "laxitud" respecto a la inmigración, la seguridad o la laicidad del estado.
Cambio de nombre del ministerio de Familias
Los partidos de izquierdas y una parte de los macronistas están preocupados no sólo por el nombramiento de Retailleau sino también por otros ministros y secretarios de estado conservadores también contrarios al aborto oa los derechos del colectivo LGBTI+. El nuevo ejecutivo también ha modificado el nombre del ministerio que hasta ahora se llamaba de la Infancia, la Juventud y las Familias por el de Primera Infancia y Familia. No es un cambio banal: la s de familias -que incluye también las monoparentales, las homoparentales, las recompuestas, etc.- decae en el nuevo gobierno. Es toda una declaración de intenciones. Sobre el acceso a la sanidad por los inmigrantes sin papeles -que los conservadores intentaron eliminar hace unos meses-, Barnier ha asegurado que suprimirla "no será un tabú".
El nuevo primer ministro ha tenido que salir al paso de las críticas garantizando públicamente que no se dará ningún paso atrás en las conquistas de derechos sociales. "Las grandes leyes de progreso social", como las del aborto –que se incluyó en la Constitución francesa– o la asistencia médica para la reproducción asistida, "se preservarán en su totalidad", prometía en una entrevista el domingo por la noche . El jefe del gobierno también insistió en que no prevé subir impuestos a los hogares más modestos ni "a la clase media", pero sí a los ricos ya las grandes empresas.
A pesar del viraje del gobierno hacia la derecha, el presidente de la República asume su elección. "Empezamos una nueva etapa para nuestro país. Estaré aquí para ayudarle a tener éxito", ha dicho Emmanuel Macron este lunes a los miembros del nuevo gobierno durante la reunión del primer consejo de ministros, celebrada en el Elíseo tras un mañana intensa de traspaso de carteras.
Moción de censura
Desde su nombramiento, Michel Barnier intenta hacer malabarismos para conseguir que la extrema derecha no derribe al gobierno, pero al mismo tiempo que sus políticas no supongan una ruptura con los socialistas. El Reagrupament Nacional tiene en sus manos que la moción de censura que presentarán los partidos del Nuevo Frente Popular –la alianza de la izquierda, que ganó las elecciones legislativas pero ha sido ignorada por Macron para formar gobierno– tenga éxito o fracaso .
Los votos de los partidos de izquierda no son suficientes para que la moción sea aprobada, pero si los de Marine Le Pen votan a favor, el gobierno caería y Macron debería volver a buscar a un primer ministro. Por ahora, la líder del Reagrupament Nacional quiere darle un voto de confianza a Barnier y no parece dispuesta a votar la moción de censura de la izquierda. Pero la debilidad del gobierno y de Macron es tal en esta nueva Asamblea, totalmente fragmentada, que nada garantiza que el nuevo ejecutivo tenga una vida larga.