Dentro de un bunker en Copenhague: Dinamarca saca el polvo de los antiguos refugios antiaéreos
Desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el gobierno danés está dando pasos para aumentar la preparación en caso de una crisis, siguiendo el modelo de Suecia y Finlandia
CopenhagueBajo las calles de Copenhague quedan unos vestigios de la Guerra Fría que el Parlamento de Dinamarca quiere desempolvar. El subsuelo de la capital danesa acogió durante décadas una red de 6.000 bunkers públicos para protegerse de los bombardeos aéreos. Hoy, escondidos entre las malas hierbas y cubiertos por grafitis, todavía quedan 1.000 refugios que son una reliquia del pasado que todo el mundo había olvidado.
Uno de los bunkers pasa prácticamente inadvertido bajo el césped de una céntrica plaza de Nørrebro. Desde la calle solo puede verse una puerta metálica con un candado oxidado que la cabeza de los bomberos de la Región Capital, Tim Simonsen, debe esforzarse por abrir. Del agujero bajan unas escaleras estrechas cubiertas de hojas secas. Dentro, la oscuridad es total por la falta de electricidad, y la humedad cubre las gruesas paredes de hormigón; un fuerte olor a cerrado lo impregna todo.
Las comodidades son mínimas, en este espacio de 35 metros cuadrados pensado para dar refugio a 50 personas: por un lado hay bancos de hierro, y, por otro, dos cubos separados por una cortina de plástico que hace de lavabo. "Ahora mismo se hace difícil pensar que el refugio pueda ser funcional; más bien es un desperdicio de la Guerra Fría. Pero si tenemos que volver a utilizarlo, debemos trabajar para prepararlos", admite Simonsen.
Podría parecer que los refugios antiaéreos son una página del pasado, pero desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la Agencia Danesa de Gestión de Emergencias ha hecho un recuento de los bunkers que quedan en el país, y ha constatado que hay 3,6 millones de plazas, una cifra que supone el 61% de su población. Sin embargo, en la mayoría de los refugios no se ha hecho ningún mantenimiento durante décadas, por lo que el gobierno ha pedido realizar un inventario para averiguar cuáles de estos bunkers serían útiles realmente.
Más allá de eso, cuatro formaciones del Parlament han pedido reintroducir las leyes que exigen que los refugios deben estar preparados para poder utilizarse en caso de que estalle un conflicto. Hasta el año 2003, los municipios estaban obligados legalmente a tener los refugios listos para ser funcionales en un plazo de 24 horas. Esta ley se derogó en tiempos de paz, período durante el cual los refugios han quedado como trasteros, parkings de bicicletas o han sido abandonados.
Los partidos políticos justifican la propuesta de volver a tener lista los refugios siguiendo los pasos de Suecia y Finlandia, países en los que la preparación de la población civil en caso de un conflicto nunca se ha dejado de lado. Desde el ministerio de Defensa danés, se ha reiterado que no existe ninguna amenaza militar convencional contra Dinamarca, aunque en los últimos años el ejecutivo ha ido dando pasos para aumentar la preparación de los ciudadanos en caso de una crisis o una guerra. Dinamarca ha sido uno de los países que ha reiterado de forma más firme su apoyo a Ucrania desde el comienzo de la invasión. Desde el año 2022, el país también ha vivido varios incidentes atribuibles al Kremlin, como ciberataques o episodios con drones sobrevolando infraestructuras energéticas.
"Nos encontramos en la peor situación de seguridad desde la Segunda Guerra Mundial", volvía a advertir hace unas semanas al ministro de Gestión de Emergencias, Torsten Schack Pedersen. Por tanto, "hay que hacer todos los esfuerzos para crear un sistema de preparación sólido que implique a toda la sociedad", decía el ministro, en referencia al riesgo de sufrir ataques de guerra híbrida pero también a emergencias como cortes de luz o fenómenos meteorológicos extremos.
"Durante años, a nadie le ha interesado hablar de los bunkers ni destinarle ningún presupuesto, pero en el momento de mayor inseguridad en Europa, tenemos que volver a plantearlo", constataba Tim Simonsen. El problema, según el jefe de brigada de los bomberos, es que desde el gobierno todavía no se ha establecido cuáles deberían ser las prioridades para preparar a los refugios. "Supongo que en los tiempos modernos deberían tener electricidad y red de datos móviles, ya que es importante mantener las comunicaciones y que la gente esté ocupada mientras está aquí abajo", dice.
Según Simonsen, otro de los factores importantes es la potencia del armamento actual. Durante los años 1960, los refugios antiaéreos se equiparon con filtros de arena que debían proteger de la radiación nuclear. "Pero no sé si esto sería aún eficiente", admite. Además, la red de bunkers se planteó siguiendo un mapa anticuado de la capital; "ahora la ciudad ha cambiado mucho; se han construido nuevos barrios donde antes no había nada", explica el experto.
Para remediar la falta de construcción de nuevos bunkers, desde la autoridad del transporte han admitido que están evaluando utilizar la red de metro como refugio. Para que esto sea posible, están comprobando que los paneles de cristal que filtran la luz en los andenes sean suficientemente resistentes a las explosiones; que las entradas en las estaciones de metro puedan quedar blindadas, y que quede garantizada la llegada de oxígeno a los pasillos del metro en un escenario de quiebra eléctrica a gran escala.