Los liberales y la extrema derecha empatan en Países Bajos con un batacazo del islamófobo Wilders
La extrema derecha pierde un tercio de los escaños y el partido D66 gana las elecciones contra todo pronóstico por algo más de 2.000 votos
BruselasSorpresa en los Países Bajos. Contra todo pronóstico, el partido liberal D66, liderado por Rob Jetten, ha empatado en las elecciones neerlandesas de este miércoles con el islamófobo Geert Wilders. Los liberales progresistas han sacado 26 escaños, 17 más que en los anteriores comicios. Un gran incremento que contrasta con el de la extrema derecha, que en las elecciones de hace dos años fue la fuerza más votada por gran diferencia y obtuvo 37 diputados. Este año, pese a que los sondeos le otorgaban otra victoria holgada, ha perdido 11 asientos, hasta los 26. Así pues, pese al empate técnico, el escenario más probable en estos momentos es el regreso de un gobierno de centro a Países Bajos.
A estas alturas se han escrutado el 98% de los sufragios y aún no está claro cuál de los dos líderes cuál de los dos líderes ha ganado las elecciones, aunque sea por la mínima. En Países Bajos es determinante quien gana las elecciones, ya que es el partido al que automáticamente se le otorga la tarea de intentar formar gobierno. Sea cual sea el resultado final, sin embargo, Wilders lo tiene muy complicado para gobernar, porque todos los principales partidos neerlandeses le han vetado. En cambio, la aritmética parlamentaria juega a favor, y mucho, de un nuevo ejecutivo liderado por Jetten, y con diversas formaciones de centro, centroizquierda y centroderecha muy predispuestas a formar un gobierno alternativo al que había liderado la extrema derecha.
De hecho, a Jetten no le queda más remedio que tender la mano al resto de partidos políticos si quiere formar gobierno. El sistema electoral neerlandés propicia un Parlamento muy fragmentado y las fuerzas políticas están obligadas a formar coaliciones multicolores para gobernar. El ganador de este año, D66, por ejemplo, sólo ha obtenido 27 escaños de los 150 de la Cámara Parlamentaria.
D66 podrá abrir negociaciones con el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) –también son liberales, aunque más conservadores–, que han quedado en tercera posición. Las encuestas auguraban un gran batacazo en el VVD, la formación del ex primer ministro más longevo de la historia del país y actual secretario general de la OTAN, Mark Rutte, pero salvó los muebles y solo perdió un escaño, hasta los 23. En cuarto lugar, está la coalición social exócrata uno de los principales impulsores de la agenda verde de la Unión Europea, Frans Timmermans. Sin embargo, los comicios le han ido peor de lo que amaban los sondeos y que las anteriores elecciones: pierde cinco escaños y se queda con 20. Tras conocerse los resultados de los sondeos se mostró "profundamente decepcionado" y anunció su dimisión como líder de la coalición progresista.
Le pisa los talones la nueva sensación de la política neerlandesa. El líder de Llamada Demócrata Cristiana, Henri Bontenbal, ha multiplicado casi por cinco los resultados de su partido: ha pasado de cinco a dieciocho escaños, si bien las primeras encuestas aún le auguraban mejores resultados y le situaban en segunda posición. Tanto por representación como por el espacio ideológico que ocupa, Bontenbal es otro de los nombres que tiene todos los números de entrar en el nuevo gobierno con los liberales progresistas de D66 y los liberales conservadores de VVD, con una potencial participación de la coalición ecologista y socialdemócrata.
El fin de la inestabilidad y el retorno al centro
Las encuestas preelectorales apuntaban ya que los neerlandeses estaban cansados de la inestabilidad protagonizada por Wilders. De hecho, en la anterior legislatura, la extrema derecha tardó más de 200 días en sumar apoyos suficientes para crear un gobierno, que sólo duró trece meses, ya que el propio Wilders la dinamitó a fin de endurecer aún más las leyes de asilo.
Con todo, aunque hubiera ganado, Wilders lo habría tenido muy complicado para gobernar. Todos los principales partidos, incluso los que anteriormente le habían apoyado, le habían vetado en campaña electoral por la inestabilidad que ha provocado durante la última legislatura. Cabe recordar que, aunque ganara los pasados comicios, los partidos que apoyaron a Wilders ya le impusieron como condición que él no formara parte del gobierno y, por eso, apuntalaron un nombre de consenso como primer ministro, el del ex alto funcionario de los servicios de inteligencia Dick Schoof.
Es sintomático el ascenso fulgurante de dos formaciones y líderes que significan exactamente lo contrario que el islamófobo y populista Wilders. Tanto Jetten, que ha ganado las elecciones, como Bontenbal han obtenido grandes resultados electorales limitándose a prometer estabilidad y diálogo. Una fórmula que, con la gran ayuda del mal gobierno de Wilders, parece que les ha funcionado para expulsar a la extrema derecha del poder.