Zelenski recibe el plan de paz de Trump y se muestra dispuesto a negociarlo
Los dirigentes de la Unión Europea se muestran escépticos con la propuesta y abogan por seguir presionando a Putin
BruselasAl día siguiente de que salieran a la luz unas negociaciones secretas entre Washington y Moscú sobre un supuesto plan de paz de la administración Trump para poner fin a la guerra de Ucrania, Volodímir Zelenski ha recibido el documento. Consciente de que no está en condiciones de cerrar la puerta a ningún movimiento diplomático de Estados Unidos, el presidente ucraniano ha dicho que espera poder hablar sobre el contenido del plan con Donald Trump en los próximos días, pese a que incluye grandes concesiones para Moscú.
La administración de Donald Trump y el régimen de Vladímir Putin no han contado en ningún momento con el blog europeo a la hora de negociar una potencial tregua o acuerdo de paz. De hecho, ambas potencias tampoco han incluido ni a Ucrania en las últimas discusiones sobre una tregua y, al día siguiente de hacerse público este plan de 28 puntos, un enviado estadounidense ha viajado hasta Ucrania para entregar el documento previamente negociado con Moscú y presionar al gobierno de Zelenski para que lo acate.
La oficina del presidente ucraniano ha informado este jueves por la tarde que Zelenski había recibido el plan durante la reunión con el secretario del ejército estadounidense, Dan Driscoll. Washington ha decidido enviar a Kiiv a un representante de alto nivel del Pentágono, que este miércoles ya se reunió con el ministro de Defensa de Ucrania, Denís Xmihal. La oficina de Zelenski informó de que ambos "han abordado opciones para conseguir una paz real, así como nuevos impulsos para la diplomacia". "Nuestros equipos -Ucrania y Estados Unidos- trabajarán en las provisiones del plan para poner fin a la guerra. Estamos dispuestos a un trabajo constructivo, sincero y veloz", ha añadido.
La oficina de Zelenski no se ha referido directamente al contenido del plan de 28 puntos, pero ha dicho que el líder ucraniano ha "esbozado los principios fundamentales que importan" en Ucrania. "En los próximos días el presidente de Ucrania espera discutir con el presidente Trump las oportunidades diplomáticas existentes y los puntos clave necesarios para conseguir la paz", añadía el comunicado.
Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha asegurado que la administración Trump está negociando el plan de paz con Ucrania y Rusia "por igual", después de que el portal Axios avanzara que el acuerdo se está gestando entre EEUU y Rusia. Según dijo Leavitt en rueda de prensa, el enviado especial Steve Witkoff y el secretario de Estado, Marco Rubio, "han estado trabajando en un plan discretamente durante el último mes y han estado dialogando con ambas partes, Rusia y Ucrania, por igual".
Críticas desde Bruselas
En Europa, el plan de Trump se ha recibido con escepticismo y críticas, puesto que se ve como una muestra más del desprecio de Washington hacia sus aliados europeos. Da igual que la Unión Europea haya sido el socio que más dinero haya destinado a ayudar a Ucrania, que sea el aliado que ha sufrido más directamente las consecuencias del expansionismo de Rusia y que su seguridad dependa en gran parte del fin de la guerra.
Como es habitual con Trump, Estados Unidos relega completamente a un segundo plano a la Unión Europea y, a su vez, los dirigentes europeos reaccionan pidiendo una silla en la mesa de negociación. "Para que acabe la guerra, los ucranianos y los europeos deben estar a bordo de los planes", ha asegurado la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, en declaraciones a los medios en el Consejo de Exteriores de la UE de este jueves.
Kallas, sin embargo, no ha sido la única dirigente que ha vuelto a realizar esta petición al día siguiente de que saliera a la luz el reinicio de unas negociaciones de paz entre Washington y Moscú. La gran mayoría de titulares de Exteriores de los gobiernos del bloque europeo coinciden y se oponen en redondo a ceder en algunas de las demandas de máximos de Putin y que la administración estadounidense ya ha aceptado en más de una ocasión. "Cualquier decisión sobre el futuro de Ucrania no puede hacerse a sus espaldas ni a la de la Unión Europea y los europeos. [...] Y no solo no puede hacerse a sus espaldas, sino que deben estar en el centro absoluto de cualquier decisión", ha apuntado el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares.
Pese a estas reivindicaciones, la situación de la Unión Europea ante la administración Trump, que la menosprecia, es de una gran debilidad. Y, al menos hasta ahora, tanto con el conflicto arancelario como con la guerra de Gaza, los dirigentes europeos han bajado la cabeza ante los intereses estadounidenses, han tenido que adoptar un perfil bajo y aceptar los caprichos del inquilino de la Casa Blanca. La cuestión es, pues, hasta qué punto la UE y Volodímir Zelenski podrán aguantar las presiones de Trump para aceptar un acuerdo de paz que, en caso de que Putin lo acepte, sea perjudicial para Ucrania y la seguridad europea, y beneficioso para el expansionismo ruso. Por el momento, los dirigentes europeos intentan mantener el pulso. "Ya lo hemos visto en anteriores ocasiones, un plan de paz sin europeos y ucranianos no puede funcionar", ha insistido la jefa de la diplomacia de la UE en rueda de prensa.
Escepticismo sobre las negociaciones
A pesar de la reanudación de las negociaciones, tanto la Comisión Europea como los estados miembros de la UE se muestran muy escépticos frente a un potencial acuerdo de paz. "Si Rusia quisiera la paz de verdad, podría haber acordado un alto el fuego incondicional desde hace tiempo", recordó la jefa de la diplomacia europea, quien también señaló que esta misma noche el ejército ruso bombardeó a civiles ucranianos.
Incluso en el caso de que Putin cambie extrañamente de parecer y acepte de repente una tregua, los dirigentes europeos abogan por seguir sancionando y presionando a Rusia para que llegue lo más debilitada posible a una potencial mesa de negociación. Por eso, Kallas y los ministros europeos han defendido la aplicación de los paquetes de sanciones contra el Kremlin y su intención de, por ejemplo, seguir luchando contra la conocida como la flota fantasma rusa. Se trata de los barcos que esquivan las restricciones de la Unión Europea y transportan combustibles fósiles de origen ruso por todo el mundo, y suponen ingresos muy importantes para el régimen de Putin, justamente lo que quiere evitar el bloque comunitario.