Lecornu se conforma con las migajas y prorroga los presupuestos
La Asamblea Nacional francesa aprueba una ley especial para paliar la falta de presupuestos
BarcelonaDesde que fue nombrado primer ministro, los presupuestos han manejado de cabeza a Sébastien Lecornu, hasta el punto de que las dificultades para encontrar puentes con los socios le llevaron a dimitir brevemente en octubre. Tras esta breve renuncia, y empujado por el presidente Emmanuel Macron, volvió a tomar las riendas del gobierno asegurando que haría "todo lo que estuviera en sus manos para dotar a Francia de un presupuesto antes de fin de año y responder a los problemas de la vida cotidiana de los compatriotas".
Una semana antes de acabar el año, y en la última sesión parlamentaria antes de vacaciones, el primer ministro francés ha constatado la derrota y se ha tenido que conformar con las migajas: la prórroga de los presupuestos de 2025. La Asamblea Nacional ha aprobado este martes una ley especial –presentada el lunes por el ejecutivo– que permite al gobierno seguir recaudando impuestos y asignar fondos a las autoridades locales, y que autoriza al Estado a endeudarse en los mercados ya pagar la contribución de Francia al presupuesto de la presupuesto. En definitiva, permite mantener el funcionamiento de mínimos antes de que se reanude la actividad parlamentaria en enero y Lecornu pueda negociar con la oposición las cuentas del 2026.
El texto, que consta de tres artículos, ha sido aprobado por unanimidad: 496 votos a favor y ninguno en contra. El siguiente paso será aprobarlo en el Senado, que debería hacerlo esta noche.
"La solución menos mala"
El gobierno ve esta opción como "la solución menos mala", puesto que tendrá un coste mínimo de 12.000 millones de euros. Pero la prórroga deja en suspenso las nuevas inversiones y proyectos previstos hasta que se adopten nuevos presupuestos, como subvenciones para la renovación de viviendas y para los vinicultores, la contratación de profesores y de trabajadores del sector judicial, o las licitaciones, muchas de las cuales debían financiar proyectos relacionados con los compromisos de la Agenda 2030. ministro que tiene Francia en tres años, se enfrenta al reto de conseguir un nuevo presupuesto de cara al 2026 con una base parlamentaria muy débil, que reposa en soportes puntuales de la derecha tradicional y de los socialistas a cambio de concesiones. La oposición ya le obligó a dar marcha atrás con la reforma de las pensiones en octubre –la medida estrella del mandato de Macron– y Francia Insubmisa ya ha avisado de que planteará una moción de censura como la que derribó a su predecesor, Michel Barnier, si a Lecornu se le ocurre aprobar los presupuestos por la vía unilateral, a través del polémico artículo 49.3. Unos presupuestos que serán aún más difíciles de negociar teniendo en cuenta que Francia se ha comprometido a aumentar el gasto en defensa y reducir el déficit al 5% del PIB.