Macron y Starmer muestran la solidaridad europea con Kiiv ante el miedo por Trump
Ambos líderes conmemoran el armisticio de la Primera Guerra Mundial como hicieron Churchill y De Gaulle hace 80 años
LondresSi la diplomacia es "el arte de restringir el poder", como dijo Henry Kissinger, sugiriendo que implicaba un extremo cuidado en las acciones, las palabras y las señales para influir en las relaciones internacionales, Reino Unido y Francia han querido lanzar este lunes un poderoso mensaje al mundo, sobre todo en la Rusia de Vladimir Putin y, de rebote, en los nuevos Estados Unidos del presidente electo Donald Trump. El primer ministro británico, Keir Starmer, se unió este lunes a los actos de la 106a conmemoración del armisticio de la Primera Guerra Mundial, que han tenido lugar en París, en compañía del presidente francés, Emmanuel Macron.
Un gesto –la invitación de Macron a Starmer– que no pasa inadvertido en el contexto actual de la agresión rusa en Ucrania y que tanto desde Downing Street como desde el palacio del Elíseo se ha presentado como una muestra de la fortaleza y la solidaridad europeas con Kiiv. "Ambos líderes han comenzado hablando de la situación en Ucrania, incluida la mejor manera de situarla en la posición más fuerte posible de cara al invierno", ha comentado de forma oficial la oficina del primer ministro. Por su parte, un comunicado del palacio del Elíseo asegura que Macron y Starmer han afianzado el compromiso de apoyar a Kiiv "sin lugar a dudas".
¿Cuál puede ser la mejor manera de hacerlo? De acuerdo con informaciones que la prensa británica ha publicado esta mañana, tanto Londres como París intentan convencer al todavía presidente de Estados Unidos, Joe Biden, porque autorice a Ucrania a utilizar los misiles de largo alcance para atacar territorio ruso. El ejército ucraniano los recibió hace meses, pero con tal que sólo podía utilizarlos contra objetivos dentro de su territorio o, como mucho, pocos kilómetros más allá de la frontera. Volodímir Zelenski lo pide hace meses, pero Biden no se ha comprometido a ello.
El acto en París ha sido el primero desde 1944 en que uno premier deposita flores en la tumba del soldado desconocido bajo el Arco de Triunfo, junto al máximo mandatario de la República francesa. En esa ocasión, el escenario era muy diferente. Hacía cinco meses que los aliados habían desembarcado en Normandía, estaban empujando a los nazis hacia Berlín a marchas forzadas –y los soviéticos desde el este– y Winston Churchill se unió a Charles de Gaulle, de regreso a un París liberado, para sellar el esfuerzo bélico que culminaría en primeros de mayo del año siguiente.
El paisaje de fondo actual es muy diferente. La ofensiva de Putin sobre Ucrania lleva ya dos años y medio alargándose y la suerte de Kiiv peligra si Trump acaba retirando el apoyo de Washington al ejército de Zelenski después de que tome posesión, el 20 de enero. El magnate ha dicho reiteradamente en campaña que podría terminar la guerra "en un día", si bien no ha precisado cómo. Por su parte, su futuro vicepresidente, DJ Vance, se mostró también contrario a seguir enviando dinero y armas a Ucrania.
Y el nombre que se especula que podría ser el nuevo jefe de la diplomacia estadounidense, el senador Bill Hagerty, no tiene ningún interés en la causa de Ucrania, como ha dejado claro este fin de semana en una entrevista en una cadena de televisión de Estados Unidos: "El pueblo norteamericano quiere que la soberanía se proteja aquí, en Estados Unidos, antes de gastar nuestros fondos y recursos en proteger la soberanía de otros países. Piense en ello Hemos enviado 175.000 millones de dólares a Ucrania, esto es más de tres veces el presupuesto de todo el cuerpo de los marinas".
En todo caso, hay todo tipo de síntomas preocupantes para Zelenski sobre cuáles pueden ser las intenciones de la futura administración estadounidense. Este lunes, por ejemplo, el Kremlin ha negado una información del Washington Post según la cual Trump y Putin hablaron el jueves, y el presidente electo pidió al ruso que no intensificara la guerra en los próximos días o semanas. Sea como fuere, las últimas horas son la prueba de que la guerra, por el contrario, se intensifica.
Lluvia de drones el fin de semana
El fin de semana, Rusia ha informado de que ha interceptado 84 drones ucranianos en seis regiones, algunas muy cerca de Moscú, a las que han llegado una treintena, hasta el extremo de haber tenido que desviar los vuelos de tres de los principales aeropuertos de la capital. Se registraron cinco heridos. Por su parte, Rusia lanzó hasta 145 drones contra Ucrania en las últimas 72 horas, la mayoría de los cuales fueron abatidos, si bien se registraron algunas explosiones en Kiiv, que dejaron partes de la capital sin electricidad.
Pero una cosa es que la relación entre Macron y Starmer sea excelente, sobre todo si se compara con la que ha mantenido el presidente francés con los últimos primeros ministros británicos, especialmente después del Brexit, y otra cosa es que puedan convencer a Biden ahora y más tarde a Trump para que amplíen o al menos mantengan el esfuerzo bélico contra Putin. apoyen a Ucrania "durante el tiempo que haga falta" para derrotar a Rusia es sólo la expresión de un deseo. Macron han tenido la oportunidad de bromear, que han captado las cámaras de televisión que han emitido el acto de conmemoración del armisticio. premier ha dicho: "Todo el mundo me culpa" de la lluvia de esta mañana en París. Y Macron le ha respondido: "Hay gente que ha dicho que habéis venido con el clima británico". Lo que verdaderamente preocupa a las dos capitales, y también a Kiiv, es el clima que llevará Donald Trump en once semanas.