Irlanda

La amenaza rusa fuerza a Irlanda a replantear su neutralidad histórica

Dublín sube el gasto militar a niveles récord para intentar remediar una endémica "debilidad estratégica"

Mujeres serbokosovares pasan frente a un soldado irlandés de las fuerzas de paz de la OTAN en el pueblo de Janjevo, Kosovo.
04/12/2025
5 min

LondresLa República de Irlanda se encuentra en un punto de inflexión histórico. Su arraigada tradición de neutralidad militar -que se remonta a 1921, al final de la guerra de Independencia contra los británicos, y que durante décadas ha sido considerada un "artículo de fe" y un pilar de la identidad moderna del país- se está debilitando bajo el peso de la nueva realidad geopolítica global a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Algunos expertos, como Maeve Drury y Jason C. Moyer, del Atlantic Council, alertan de "vulnerabilidades críticas" que han convertido a Irlanda en un "punto débil" de Europa. Junto a Austria y Malta, Irlanda es uno de los tres miembros de la Unión Europea que no forman parte de la OTAN.

El Taoiseach (primer ministro), Micheál Martin, y el ministro de Defensa, Simon Harris, han propuesto en los últimos meses una serie de reformas drásticas, como aumentar el gasto en defensa a un máximo histórico, para hacer frente a una amenaza que ya no es teórica, y que pone en riesgo a la infraestructura submarino. El gobierno actual se ha fijado como objetivo los 1.500 millones de euros a su llegada en 2028, 150 millones más que el que se destinará en 2026. La cifra, sin embargo, sólo representa el 0,25% del PIB.

La posición geográfica de Irlanda, un rico centro global de tecnología y comercio (sede de big tech, big pharma y big data), convierte la isla esmeralda en el punto de máxima vulnerabilidad de Europa occidental. Aproximadamente el 75% de los cables submarinos que transportan datos entre Europa y Estados Unidos, vitales para las comunicaciones globales y las transacciones financieras, pasan por la extensa zona marítima bajo jurisdicción irlandesa.

Desde hace una década, la aparición constante de barcos rusos sospechosos –como el barco espía Yantar (operado por la agencia rusa de investigación submarina GUGI)– cerca de la costa irlandesa ha generado el miedo a que el Kremlin esté cartografiando y preparando sabotajes contra lo que son infraestructuras esenciales. La actividad hostil y los ejercicios navales rusos de 2022 cerca de esos cables críticos, subrayan que la debilidad irlandesa la convierte en una "zona cero", potencial para ataques que busquen dañar a los países de la UE o la OTAN sin arriesgarse a una respuesta colectiva, según los analistas de la Copa.

Pero la Marina irlandesa, encargada de patrullar estas aguas territoriales, se compone de sólo ocho barcos, de los que sólo cuatro están operativos debido a la falta de personal. Esta realidad, unida a la carencia de equipamiento de vigilancia especializado, hace que su habilidad para proteger las comunicaciones submarinas se considere "esencialmente nula". El país no dispone de radar primario, ni sonar (lo encargado por parte del ministerio de Defensa no podrá entrar en servicio hasta el 2027), ni la capacidad de inspección submarina necesaria.

Frustración británica

Esta situación ha generado una creciente frustración entre los aliados occidentales, incluyendo Reino Unido y los socios de la UE y la OTAN, que consideran que Irlanda rehuye una "responsabilidad internacional". Bajo el paraguas de la neutralidad, Irlanda depende tácitamente de la Royal Navy británica para su seguridad marítima y aérea, una dependencia incómoda y no reconocida.

La reevaluación de la defensa se ha concentrado en la inminente legislación para abolir el mecanismo llamado de la triple cerradura. Esta normativa exige la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, gobierno y Dáil para el despliegue de tropas en el extranjero. Paradójicamente, ya pesar de los pocos efectivos del ejército irlandés, Irlanda es un tradicional contribuyente a las fuerzas de pacificación de Naciones Unidas. Por razones históricas y culturales, Irlanda nunca ha tenido un ejército numeroso y, como resultado, el servicio militar es un camino poco común para los jóvenes. En 2022, la Comisión de las Fuerzas de Defensa informó de 13.569 efectivos permanentes y reservas, mientras que los informes más recientes indican 9.900 fuerzas combinadas. En 2025 el ejército de Irlanda consta de aproximadamente 7.400 efectivos en servicio activo (5.950 del Ejército, 750 de la Armada, 700 del Cuerpo Aéreo) y 1.500 reservistas.

Ahora el gobierno de Martin quiere eliminar el visto bueno de la ONU para poder movilizarse más rápidamente. Este punto ha llevado a la cuestión de la neutralidad al centro del debate político. De hecho, el gobierno insiste en que mantiene la neutralidad militar, pero no la política, como lo demuestran sus duras posiciones sobre Ucrania. Sin embargo, esta postura se considera poco lógica por algunos críticos, puesto que Irlanda contribuye indirectamente a la financiación de armas para Kiiv a través del presupuesto de la UE. La prueba fehaciente ha tenido lugar hace dos días. El gobierno de Martin ha comprometido esta misma semana 125 millones de euros de ayuda a Ucrania, en la primera visita de Volodímir Zelenski a la república desde el inicio de la guerra.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski (derecha), encaja la mano en el primer ministro irlandés, Micheál Martin, en los edificios gubernamentales de Dublín, durante su primera visita al país.

En cualquier caso, la posible oposición a la reforma de la triple cerradura la podría liderar tanto el Sinn Féin como la nueva presidenta, Catherine Connolly, independiente, que podría remitir la legislación al Tribunal Supremo de la república.

Pero a diferencia de lo que debe pasado en Finlandia y Suecia, que a raíz de la agresión rusa contra Ucrania han entrado en la OTAN –la oposición pública al ingreso en la alianza (el 49% en contra) sigue muy alto– el gobierno está dando sus primeros pasos significativos para mitigar los riesgos. Dublín ha iniciado la redacción de la primera Estrategia Nacional de Seguridad Marítima, la adquisición de equipos de vigilancia y la consideración de unirse a la Joint Expeditionary Force (JEF), un subgrupo de naciones nórdicas de la OTAN centrado en el combate de los potenciales sabotajes rusos.

El debate sobre la defensa y la seguridad no es sólo un asunto interno irlandés. Cuando Irlanda presida el Consejo de la UE en el segundo semestre del próximo año, la defensa seguirá siendo uno de los temas más calientes en la agenda. El gobierno de Micheál Martin puede verse forzado a clarificar su papel, ya aceptar la implicación de que si vale la pena unirse a Europa, vale la pena defenderla. No en vano, haciéndose eco de otros líderes europeos en una reunión del Consejo Europeo de marzo de 2025 para debatir el apoyo a los esfuerzos de Ucrania por derrotar a Rusia, el primer ministro Martin destacó que "Europa debe hacer más para garantizar su propia seguridad y defensa", ya que "Irlanda no es inmune a estas amenazas.

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