Merkel rompe el silencio y publica sus memorias: "Creo que lo hice bien con Rusia"
Llega 'Libertad', la esperada autobiografía de la excancillera alemana, que hace un repaso de su vida política y personal
Berlín“No nací para ser canciller”, asegura Angela Merkel en Libertad, su esperada autobiografía, escrita a cuatro manos con su asesora Beate Baumann y publicada en España por la editorial RBA.
Física de formación, esta alemana oriental fue canciller de Alemania durante dieciséis años (del 2005 al 2021), si bien en su biografía inicial nada hacía intuir que algún día llegaría a convertirse en una de las mujeres más poderosas del mundo. Merkel, de soltera Angela Dorothea Kasner, nació en 1954 en Hamburgo, en la Alemania Occidental, pero creció en la Alemania comunista, donde su padre fue pastor protestante.
Su vida estuvo marcada por la caída del Muro de Berlín. Ahora tiene 70 años. Ha vivido 35 años en una dictadura comunista y otros 35 en democracia. La República Democrática Alemana (RDA), el país en el que creció, ya no existe. “Hasta el último día que tuve responsabilidad política, durante más de 30 años, me acompañaría la cuestión de cuándo y cómo se completaría realmente la unificación alemana”, explica la excancillera, que el día que cayó el Muro de Berlín se fue tranquilamente a la sauna con una amiga, como solía hacer todos los jueves.
A lo largo de 800 páginas, Merkel recuerda su infancia y juventud en la Alemania comunista, su decisión de implicarse políticamente tras la caída del Muro de Berlín y su adhesión a la Unión Cristianodemócrata (CDU) , el partido conservador alemán del canciller Helmut Kohl. También habla de los dossieres con los que luchó cuando fue ministra federal de Familia y de Medio Ambiente, de su improbable ascenso a la cúpula del partido conservador, de sus campañas electorales y de las numerosas crisis a las que se enfrentó en los 16 años que estuvo en el poder: desde la crisis financiera del euro hasta la crisis por la pandemia de la Covid-19, pasando por la crisis de los refugiados.
Tres años después de dejar el cargo por voluntad propia, Merkel defiende su legado ante las numerosas críticas que recibe. Sus detractores le reprochan la falta de reformas durante su mandato, su intransigencia durante la crisis griega y su laxitud ante la Rusia de Vladimir Putin y China.
A la excancillera se le reprocha, sobre todo, que condujera a Alemania a “una dependencia irresponsable” del gas ruso, que dejó el continente en una situación de vulnerabilidad estratégica ante Moscú. Ella defiende la decisión de abandonar la energía nuclear pese a los retos climáticos, tras el accidente nuclear de la central japonesa de Fukushima I, provocado en el 2011 por un terremoto y un tsunami. El último reactor del país se cerró en abril del 2023, pese a las presiones por la guerra de Ucrania.
También ha sido especialmente criticada por haber abierto sus puertas entre 2015 y 2016 a 1,2 millones de refugiados y solicitantes de asilo, la mayoría sirios, lo que no fue entendido ni dentro ni fuera del país. ver esta decisión, y en especial sus consecuencias, como un punto y aparte, una antes y un después, en mi etapa como canciller, por eso decidí escribir este libro porque no quería que fueran otros los que explicaran cómo ocurrió”, explica Merkel, que aún lleva el apellido de su primer marido, del que se divorció en 1982.
Merkel, casada en segundas nupcias con el científico Joachim Sauer, explica que, a lo largo de su carrera política, ha tenido que luchar por su autoridad y aprender a no darse nunca por vencida. “Sentí que como mujer y como alemana oriental había logrado algo muy especial” al ser elegida en el 2005 la primera mujer canciller de la República Federal Alemana. momento en el libro.
En su libro de memorias, Merkel habla de los políticos de los que se ha rodeado en estos 16 años en el poder. Los presidentes españoles Mariano Rajoy y Pedro Sánchez sólo aparecen citados de paso en el libro.
La canciller recuerda en sus memorias algunas anécdotas divertidas, como cuando en el 2006 George W. Bush le dio un improvisado masaje en los hombros durante la cumbre del G-8 en San Petersburgo. Este gesto de amistad hizo correr ríos de tinta. También recuerda el mal momento que le hizo pasar a Putin cuando soltó a su perro negro, Koni, durante un encuentro en el 2007 en su residencia en Sochi, aunque él sabía perfectamente que Merkel tenía miedo a los perros después de que uno la mordiera. ignorar al perro, que corría por la sala donde estaban reunidos. “Por la expresión de Putin interpreté que estaba disfrutando con la situación, así que me voy preguntar: «¿Simplemente quiere ver cómo reacciona una persona con miedo a los perros o se trata de una pequeña demostración de poder?», dice Merkel, que mantuvo la calma. Explica en el libro que no comentó el episodio con Putin .Y que aplicó “la regla de la nobleza inglesa: no quejarse nunca, no dar nunca explicaciones”.
“Pienso que fue una buena decisión insistir hasta el final de mi mandato en mantener contactos con Rusia. Al fin y al cabo, Rusia es, junto a Estados Unidos, una de las principales potencias nucleares del mundo y vecina geográficamente de la Unión Europea”, se defiende ante las críticas. "Que Rusia no gane la guerra no sólo interesa a Ucrania, sino también a nosotros [los europeos]", afirma.
Merkel confiesa que le hubiera gustado que la candidata demócrata Hillary Clinton ganara las elecciones presidenciales de noviembre del 2016 en Estados Unidos. “Con sus lemas electorales, America first y Make America great again, Donald Trump no sólo había asentado una pauta nacionalista, sino que había criticado repetidas veces a Alemania ya mí personalmente”, explica Merkel. “A Trump aparentemente el presidente ruso le fascinaba. En los años siguientes tuve la impresión de que le seducían los políticos con rasgos autocráticos y dictatoriales”, escribe sobre Trump, con quien coincidió en su primer mandato en la Casa Blanca.
Sobre la libertad
“La mayor sorpresa que me ha ofrecido la vida es la libertad”, explica Merkel en su autobiografía. “¿Qué es para mí la libertad? Esta pregunta ha estado muy presente siempre en mi vida, tanto en la esfera personal como en la política. Políticamente, por supuesto, porque la libertad requiere condiciones democráticas. Sin democracia no existe libertad, ni estado de derecho, ni protección de los derechos humanos”.
“Para mí, libertad es averiguar dónde están mis límites, no dejar de aprender, no quedarme quieta, ir más allá, incluso después de abandonar la política. Para mí, libertad significa poder abrir un nuevo capítulo en mi vida”, dice en el epílogo del libro. Merkel asegura cuando abandonó el cargo en diciembre del 2021, lo hizo “con alegría en el corazón”, después de 16 años en el poder.