Negligencias, insultos y manipulaciones: 100.000 'whatsapps' del gobierno británico sobre el covid, al descubierto
El ministro de Sanidad, Matt Hancock, ignoró advertencias que acabaron causando un exceso de muertos en las residencias de tercera edad durante la primera oleada
LondresDowning Street no encuentra ni un momento de paz. Hace 72 horas que el epicentro de la política británica se ve salpicado por la filtración periodística más grande desde el escándalo de los gastos de los parlamentarios, en 2009. Una bola de nieve que no para de crecer. En este caso, sobre la polémica gestión de la pandemia en Reino Unido. El Daily Telegraph, el mismo diario que desveló el uso y abuso de las dietas que hacían los diputados de Westminster, ha tenido acceso a más de 100.000 whatsapps del ministro de Sanidad durante la primera parte de la pandemia, Matt Hancock, y de las respuestas que obtuvo de gran parte de los miembros del consejo de ministros, incluidas las del premier Boris Johnson.
La filtración, que pone de manifiesto un lenguaje a veces descarnado e incluso cínico –por ejemplo, sobre los turistas atrapados en hoteles de confinamiento a precios exorbitantes–, tiene lugar meses antes de que la comisión de investigación sobre la pandemia empiece a trabajar. Este asunto ha vuelto a abrir viejos debates, muy intensos en el país entre 2020 y los primeros meses de 2022, como por ejemplo sobre la conveniencia de los confinamientos.
En la primera entrega de información, algunos de los mensajes revelan que Hancock rechazó el consejo de la máxima autoridad médica de Inglaterra, el profesor Chris Whitty, en relación con la manera de abordar la pandemia en las residencias de la tercera edad, donde estaba la población más vulnerable. El 14 de abril de 2020, tres semanas después de que entrara en vigor el primer confinamiento, Whitty recomendó al ministro que se hicieran tests "a todo el mundo que entrara". Pero Hancock no le hizo caso –es cierto que no había tests para todo el mundo– e indicó a sus colaboradores que "esto solo añadíría más confusión".
En cambio, introdujo la norma de hacer pruebas obligatorias a aquellos que llegaban desde los hospitales. De hecho, antes de la primera indicación de Whitty, se había sugerido que en las residencias de la tercera edad no se requirieran pruebas negativas ni siquiera para los pacientes de los hospitales. Y no fue hasta el 14 de agosto de 2020 que el ministerio de Sanidad obligó a hacer pruebas a todo el mundo que entrara. Como resultado de aquella política, entre marzo y mayo de 2020 hubo más de 24.000 muertos en las residencias inglesas por encima de las habituales, un aumento del 45%.
Hancock –acusado por el premierJohnson de "inútil total" en unos whatsapps que intercambió con el que había sido su gran estratega del Brexit, Dominic Cummings, antes de pelearse– cayó definitivamente en desgracia en junio de 2021, cuando tuvo que dimitir después de que se hiciera público que había roto las reglas del confinamiento y del contacto social para encontrarse con su amante, Gina Coladangelo, una de sus colaboradoras en el departamento. El derrumbe definitivo de Hancock, que a pesar de todo sigue como diputado, tuvo lugar el otoño pasado cuando participó en el programa de televisión I'm a celebrity … get me out of here!, donde los participantes se someten a verdaderas humillaciones en la jungla. En su caso, tuvo que comer pene de camello y vagina de oveja. Cobró 400.000 libras por participar.
"Vaya panda de 'gilipollas'"
Los mensajes hasta ahora difundidos también ofrecen una visión muy diferente de la narrativa oficial del gobierno en relación con otros aspectos claves para hacer frente a la pandemia: por ejemplo, sobre cómo se tomaban las decisiones de los confinamientos, la conveniencia de hacer o no tests, el cierre de las escuelas o la utilidad de llevar o no mascarillas. En cuanto al cierre de las escuelas, los mensajes que se cruzaron Hancock y el ministro de Educación, Gavin Williamson, han puesto en pie de guerra a la comunidad educativa.
Ante la entonces inminente reapertura de loscentros (mayo de 2020), los sindicatos de profesores presionaban para tener más garantías de seguridad en las aulas. Pero el ministro de Educación no lo veía del mismo modo. Un par de frases de un diálogo entre Hancock y Williamson son hirientes. El primero dice: "Vaya panda de gilipollas son los sindicatos de la enseñanza". Y el ministro del ramo le respondía: "Sé que realmente odian el trabajo".
Otras revelaciones indican que Inglaterra adoptó el uso de las mascarillas en las escuelas, pese a las pocas evidencias del beneficio que aportaban, según algunos científicos, para evitar un choque con Nicola Sturgeon, que en Escocia ya lo había decidido.
Como no podía ser de otro modo, Boris Johnson también aparece en la información. Pero para mostrar dudas en relación con el segundo confinamiento, que anunció el 1 de noviembre de 2020 y que entró en vigor el día 4. Johnson no podía pegar ojo porque lo había decretado a pesar de haber recibido avisos de que los datos científicos eran "muy erróneos". En otro intercambio de mensajes parecía expresar el deseo de sacar al país del confinamiento antes de lo previsto. Pero siguió el consejo de sus asesores de medios de comunicación –Lee Cain y James Slack–, que le dijeron que la medida iba "demasiado por delante de la opinión pública".
Los mensajes de Johnson son agua bendita para todos aquellos que se oponían a los confinamientos y que ahora verían confirmadas algunas de sus teorías. Por ejemplo, que se impusieron criterios científicos más bien poco exactos.
La filtración, que amenaza con dominar la vida política británica las próximas semanas, la ha facilitado al Telegraph –un diario conservador– la periodista Isabel Oakeshott. Actualmente directora de internacional en la cadena privada Talk TV, Oakeshott tuvo acceso a los mensajes de Hancock mientras colaboraba con el exministro de Sanidad en la elaboración del libro, publicado el diciembre pasado, Pandemic diaries (Diarios de la pandemia).
Este jueves, en una entrevista a BBC Radio 4, la periodista, que siempre había denunciado la arbitrariedad de los confinamientos y el daño que causaban a toda la sociedad, ha defendido la entrega de los mensajes al diario por "razones de interés público", a pesar de que tuvo conocimiento de ellos gracias a una situación de privilegio y trabajando bajo contrato de confidencialidad. El exministro la ha acusado de una "enorme traición" y de haber "roto la confianza". Aun así, Hancock asegura que los mensajes se han publicado de manera sesgada "para adaptarse a una política anticonfinamiento".