Dimite el ministro de Sanidad británico por romper las reglas de distanciamiento social con una amante

Boris Johnson había dado el asunto por zanjado pero la presión sobre Matt Hancock se había hecho insoportable

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Matt Hancock, ministro de Sanidad  británico, con su amante, Gina Coladangelo, abandonando el 10 de Downing Street, en una imagen del 1 de mayo del 2020

LondresNo ha resistido la presión y finalmente ha caído. El ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, de 42 años, ha presentado la dimisión esta tarde de sábado por haber roto, con su amante, las reglas de distanciamiento social que el gobierno del que formaba parte había impuesto para combatir la pandemia de coronavirus.

La razón de la renuncia no ha sido, pues, su infidelidad personal, que ponía en cuestión una relación de quince años de matrimonio con Martha Hancock, la madre de sus tres hijos, sino haber hecho caso omiso de las normas de conducta que imperaron hasta el 17 de mayo, y que desde el año pasado obligaban a todos los británicos a no relacionarse de forma estrecha con aquellas personas que no fueran parte de la burbuja de convivencia. A través de Twitter, Hancock ha hecho pública su decisión. La razón que ha dado es que "aquellos que hacen las reglas tienen que cumplirlas".

Las imágenes, muy comprometidas –e incluso vergonzosas–, fueron grabadas el 6 de mayo, antes de que quedaran sin efecto las reglas de distanciamiento social. Publicadas viernes en la edición impresa y en la web del diario The Sun, se ve al ministro besuqueándose y tocando a su colaboradora en el ministerio Gina Coladangelo, de 43 años y también casada.

Llueve sobre mojado

Hancock ya había visto torpedeada su figura y su acción política hace unas semanas por el devastador testimonio en su contra, en sede parlamentaria, de Dominic Cummings, el exasesor del primer ministro, Boris Johnson. De acuerdo con Cummings, Hancock mintió sistemáticamente al premier y se mostró completamente ineficaz a la hora de tomar las medidas necesarias para actuar de forma decidida contra el estallido de la pandemia. Un juicio que el mismo Johnson compartía, aparentemente.

De hecho, en unos mensajes cruzados con el premier que Cummings hizo públicos hace unos días, el jefe del gobierno tildaba al ministro, presuntamente, de "inútil total". Aún así, cuando este viernes estalló el escándalo de la infidelidad y de la rotura de las reglas anticovid, después de que Hancock se disculpara, Johnson dio por cerrado el asunto y su portavoz en Downing Street aseguró que mantenía la plena confianza en el responsable del departamento de Sanidad.

El escándalo deja muchas preguntas en alto. En primer lugar, pone en cuestión, una vez más, el juicio político de Boris Johnson, que habría querido dejar reposar el asunto, como se entrevió viernes, y que todo se olvidara. La presión insoportable de muchos diputados tories, sin embargo, así como de la oposición, han acabado por hacerle decidir aceptar una dimisión con la que intentar establecer un cortafuegos entre Hancock y él mismo. El año pasado, cuando su exasesor, el mencionado Cummings, rompió las reglas del confinamiento, ni la opinión pública ni los miembros de su propio partido ya no entendieron que no le obligara a renunciar.

Que Johnson no quería que Hancock dimitiera era un hecho. El ministro es un hombre totalmente desprestigiado y el jefe de gobierno estaba esperando el momento oportuno –cuando la pandemia se haya controlado más decididamente–, y menos lesivo desde el punto de vista de la imagen, para darle un puntapié. El escándalo desatado, sin embargo, que reforzaba la idea de que los políticos de Westminster pueden hacer lo que les plazca, mientras que la ciudadanía tiene que cumplir con todo lo que se les dice que hagan, ha hecho imposible este cálculo político.

Otra de las preguntas que deja atrás el asunto extramarital de Hancock tiene que ver con una posible rotura del código ministerial, porque su amante, amiga desde los años noventa, cuando los dos eran estudiantes en Oxford, fue inicialmente contratada como asesora sin sueldo durante seis meses a principios del año 2020, antes de ser nombrada directora no ejecutiva del ministerio de Sanidad y Atención Social (DHSC) en septiembre del año pasado.

El tercer interrogante tiene que ver con la filtración de las imágenes, que son del sistema de circuito cerrado de seguridad del mismo departamento. Que se hayan filtrado a la prensa supone, obviamente, un evidente problema de seguridad.

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