"No sabemos dónde está la ayuda": Francia abandona Mayotte tras el ciclón
La precariedad en la que vive la mayoría de población y las infraviviendas evidencian las carencias del modelo colonial francés
BarcelonaUna semana después de que el ciclón Chido arrasara el pequeño archipiélago francés de Mayotte, en el océano Índico, la población sigue sin tener agua potable, electricidad ni acceso a internet. Las reservas de comida de esta isla de tan sólo 374 km² se están agotando y la ayuda humanitaria llega con cuentagotas. Las cuatro principales organizaciones humanitarias francesas –con las que ha contactado el ARA– todavía no han podido llegar a la isla.
Una semana después de que el ciclón Chido arrasara a Mayotte, la gente hace cola ante los puntos que ha habilitado el gobierno francés para recibir los alimentos que les han prometido. Un par de botellas de agua y dos latas de atún. Es toda la comida que han recibido en cinco días. Para evitar el pillaje, el gobierno ha establecido un toque de queda entre las 22 hy las 4 h. "Parece que hay mucha ayuda que llega de la Francia continental, pero no sabemos dónde está...", lamenta Axel, un habitante de Mayotte, en declaraciones al ARA.
Una semana después de que el ciclón Chido arrasara a Mayotte, las autoridades no están cerca de saber cuál es la cifra real de muertos. Por el momento, el recuento oficial es de 35 muertos y 45 heridos, aunque el propio gobierno reconoce que la cifra podría llegar a "centenares o miles". De hecho, sólo los entierros que se han hecho en las mezquitas superan ya el número de víctimas del recuento oficial, y los medios locales aseguran que, en las barriadas más afectadas, los fallecidos se entierran en fosas comunes a medida que se encuentran los cuerpos.
Aunque el gobierno francés dice haber puesto en marcha un "método de trabajo" para intentar tener una "cifra plausible" de muertes –agrupa las cifras de los ayuntamientos, las asociaciones locales y los responsables musulmanes–, lo más probable es que nunca se llegue a saber a ciencia cierta. "Creemos que nunca sabremos cuántos muertos ha habido, porque no se están buscando", explica al ARA Martín (nombre ficticio), que trabaja de profesor en la isla.
Jérémy Crunchant, portavoz del Servicio Civil de Francia, reconoce en declaraciones al ARA la "dificultad de poner cifras" a las víctimas ya los heridos. Señala algunas dificultades para llegar a la isla: el puente aéreo que se ha habilitado entre la isla de La Reunión y Mayotte –con una capacidad de sólo una decena de viajes cada día–; la "dificultad de coordinarse con el Estado" y las condiciones para sus trabajadores y voluntarios. "Estamos montando un campamento para asegurar que tengan la máxima seguridad", afirma. Crunchant reconoce que lo primero que harán cuando lleguen los primeros equipos –principalmente formados por personal sanitario y de atención psicológica– será "evaluar a qué nos enfrentamos".
La situación en los centros sanitarios también es precaria. El ciclón arrancó el techo de algunos puntos del principal hospital de la isla, y los pacientes más graves tuvieron que ser evacuados, mientras que otros deben pasear por pasillos inundados.
"Debe estar contentos de vivir en Francia"
Hace años que entre la población local de la isla, los mahoreses, pesa una sensación de abandono. Ahora, con el 70% de las viviendas de la isla dañadas y una ayuda que parece que no llega, ese sentimiento se ha convertido en indignación.
"Queremos saber qué medios nos daréis. Ahora no puedo decir a la familia si estoy viva o muerta, porque no tenemos teléfono ni red. [...] Contaremos a los muertos en las barriadas"; una mahoresa interpelaba al presidente francés Emmanuel Macron, durante su visita a Mayotte, este jueves, en el que anunció que llevaba "cuatro toneladas de mercancías de alimentos y material sanitario". "Deben estar contentos de vivir en Francia. Si no fuera en Francia estaría mil veces más en la mierda. No hay ningún lugar del océano Índico donde se ayude tanto a la gente; esa es la realidad", va. responder al presidente en unas declaraciones que han despertado indignación en todas partes.
Coincidiendo con la visita de Macron, las autoridades francesas declararon el jueves el estado de "calamidad natural excepcional" y decretaron el lunes como día de luto nacional. El archipiélago de Mayotte ha sufrido "probablemente el desastre natural más grave de la historia de Francia durante varios siglos", escribía el miércoles el primer ministro François Bayrou en una carta dirigida a todas las fuerzas políticas.
La pobreza, la raíz del problema
El ARA ha podido hablar con tres profesores de instituto de Mayotte que consiguieron marcharse de la isla el día antes del ciclón. días antes, no habríamos tenido esa suerte". Martín, Sonia y Álvaro han perdido su casa por culpa del ciclón. Pero lo que más les preocupa son sus alumnos y los amigos que se han quedado allí. "No sabemos nada. Nadie me coge el teléfono y no tengo forma de contactar con él", lamenta ella. Los tres coinciden en señalar la precariedad de las infraviviendas como causa principal de la tragedia. .
Mayotte es el departamento más pobre de Francia y tiene unos 310.000 habitantes aunque administrativamente recibe la categoría de departamento –la misma condición que, por ejemplo, los Pirineos Orientales– se estima que la mitad de la población vive en la isla indocumentada. La mayoría son originarios de las islas Comoras, uno de los países más pobres de África que está sólo a unos sesenta kilómetros. La orografía de la isla y la vegetación frondosa que la rodea hacen que la guardia costera lo tenga difícil para controlar todos los accesos, y esto le ha convertido, en las últimas décadas, en una puerta de entrada a la Unión Europea en medio del Pacífico. imposible evaluar el número de desaparecidos o de muertes.
Se estima que unas 100.000 personas viven en viviendas precarias con casas construidas por ellos mismos hechas de chapa, agrupadas en bidonvilles o barriadas. El mayor es Kaweni, en las afueras de la capital, que ha sido el lugar más afectado por la tormenta. De las 20.000 personas que viven allí, sólo 5.000 acudieron a los refugios instalados por la jefatura de Mayotte. Se teme que muchos hayan muerto aplastados por la chatarra de la que estaban hechas las viviendas. Álvaro explica que el paisaje de la isla antes del Chido ya estaba lleno de "casas de chapa". "El acceso a la electricidad y el agua era muy limitado, ya los bidonville tenían que recogerla en puntos de agua; la higiene era la justa para sobrevivir. Además, la pobreza hacía que hubiera mucha inseguridad", relata.
El ciclón ha puesto en evidencia el agravio entre los ciudadanos de ultramar y los de la metrópoli y, en consecuencia, las carencias del modelo colonial francés. Durante su visita, Macron anunció que tenía la intención de "suprimir las viviendas indignas" en Mayotte, pero organizaciones locales temen que el Ejecutivo aproveche para poner el foco en el estatus administrativo de las personas en situación irregular, en lugar de fijarse en la precariedad con la que viven. De hecho, el ministro del Interior, Bruno Retailleau, sólo tardó. 72 horas a plantear que no se podría "reconstruir el archipiélago" sin previamente "abordar la cuestión migratoria".