Todos los papeles de Assange: héroe, pirata informático, malvado y mártir

La difusión de los e-mails de Hillary Clinton es el episodio más oscuro de una polémica trayectoria

LondresLa notoriedad pública global de Julian Assange, que el 3 de julio cumplirá 53 años y que podrá celebrar su cumpleaños en libertad por primera vez en catorce años, estalló en abril del 2010. Había creado la web de filtraciones Wikileaks cuatro años antes, en el 2006, pero hasta entonces el material que difundía y, sobre todo, los medios a través de los cuales lo hacía no habían causado demasiado alboroto. Pero la difusión en Wikileaks de los primeros vídeos que denunciaban los crímenes de guerra de Estados Unidos en Irak cambió por completo la percepción que se tenía de su trabajo.

Unos meses después, cuando Assange ya se había paseado por medio Europa predicando la buena nueva de la necesidad de transparencia en la acción de los gobiernos, llegó el primer toque de atención.

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Tras una estancia en Suecia, en noviembre de ese 2010 la Fiscalía de Estocolmo emitió una orden europea de detención. Dos mujeres le acusaban de delitos contra la libertad sexual: una, de violación; la otra, de abusos. Desde el primer momento, Assange mantuvo su inocencia y, de forma coherente con lo que acabaría ocurriendo nueve años después, cuando Estados Unidos le inculpó por delitos de espionaje y pedía la extradición, clamaba que todo era una estrategia de Washington para que terminara en una cárcel estadounidense. Se negó a viajar a Suecia para declarar voluntariamente sobre el caso –pero sí quería hacerlo en Londres– y empezó la cacería judicial.

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Un pasado desconocido

Assange nació en 1971 en Townsville, en el estado australiano de Queensland, en el noroeste de la isla-continente. Se interesó por los ordenadores desde muy joven ya principios de los 90 era considerado uno de los piratas informáticos más experimentados del país. Tenía gran facilidad para las matemáticas.

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Su infancia no fue demasiado ejemplar. Que los padres dirigieran un teatro ambulante –la madre y su compañero, no el padre biológico– no le ayudó a hacer demasiadas raíces en ninguna parte. Con 18 años se convirtió en padre y pronto siguieron las batallas judiciales por la custodia de la criatura.

Pero ya antes, en 1995, Assange fue acusado, con un amigo, de decenas de actividades de piratería informática. Lo pillaron y se declaró culpable. Se le impuso una multa de miles de dólares australianos. Solo escapó de una pena de cárcel con tal de no reincidir en actividades delictivas de este tipo. Es entonces cuando intenta aprovechar sus conocimientos desde el punto de vista académico y escribe sobre el lado emergente y subversivo de internet. De algún modo, el australiano ya vislumbraba las posibilidades de la red para, de acuerdo con sus principios, "fortalecer las democracias". Wikileaks es, según declaró en una entrevista en Der Spiegel, "un gran libro de los documentos más buscados del mundo".

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El planteamiento con el que crea Wikileaks le obliga a seguir una vida casi nómada, sin raíces, a la que ya está acostumbrado. Se trata de que el buzón al que los denunciantes anónimos deben enviar sus filtraciones no pueda rastrearse. En esa primera época, el New Yorker publica un retrato sobre este croata de la transparencia. El periodista que le escribe, Raffi Khatchadourian, pasa varias semanas viajando con él y escribe sobre el activista: "Crea un ambiente a su alrededor en el que las personas que están cerca de él quieren cuidarle, para ayudarle a mantener -lo activo. Yo diría que probablemente tiene algo que ver con su carisma".

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Y es ese carisma, y ​​la misión que se arroga, lo que le lleva a defender a capa y espada la publicación de las imágenes del helicóptero estadounidense disparando contra civiles en Irak (abril del 2010) , y, más tarde, la difusión masiva de documentos militares clasificados de EEUU sobre las guerras de Afganistán e Irak entre julio y octubre de 2010. El 26 de julio de 2010 Assange establece la primera colaboración periodística con medios de comunicación tradicionales, en esta ocasión con The Guardian, The New York Times y Der Spiegel. Posteriormente, se añadirían El País y Le Monde. Por derecho propio, entra en el círculo de la aristocracia del periodismo global, que más adelante, al menos parcialmente, le daría la espalda.

De aliado a enemigo de la prensa

Pero la relación se agrietaría en breve. Entre otras razones, por elethos de los citados diarios y los estándares de la profesión periodística, y el de Wikileaks. Los editores de los periódicos no estaban dispuestos a publicar nada que pudiera comportar represalias; Sin embargo, Wikileaks sí permitía la difusión de nombres de personas comprometidas con las informaciones que se denunciaban, y que podrían comportar riesgo para su vida.

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Testimonios de compañeros de Wikileaks recogidos en aquellos momentos (2011) por The Guardian señalan que Assange "se estaba volviendo cada vez más autocrático y despreciativo". Los años de aislamiento en la embajada (2012-2019) y la prisión posterior quizás hayan deteriorado aún más esta personalidad: la de un hombre con dificultades para relacionarse con sus iguales. Cómo escribió en un reciente artículo (febrero de 2024) el ex director de The Guardian Alan Rusbridger, "hay que reconocer que tiene una capacidad única para perder a amigos y distanciarse de la gente".

Rusbridger también recordaba uno de los episodios más polémicos de la trayectoria del australiano: "Muchos medios de comunicación no creen que sea un periodista como es debido y, por tanto, no levantarán ni un dedo para defenderlo. Algunos no le perdonarán nunca su papel en la filtración de información sobre la campaña de Hillary Clinton en 2016 y le acusan de haber sido un títere de Putin".

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Activista, periodista, editor y 'hacker'

Tomando prestado también las palabras de Rusbridger, Assange puede ser calificado de "individuo híbrido, en parte activista, en parte periodista, en parte editor, en parte hacker". Son todos los papeles del auca, sin olvidar el de defensor de la independencia de Catalunya. En noviembre de 2017, y según publicaron diferentes medios, Assange recibió, aún en la embajada de Ecuador, a dos partidarios del movimiento (Oriol Soler y Arnau Grinyó), tras proclamar su apoyo al derecho al " autodeterminación" de Cataluña y de criticar la "represión" de Madrid. La reacción del gobierno español frente al de Ecuador supuso el principio del fin de su estancia en la embajada y la detención posterior.

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Desde entonces, y de hecho ya antes, había hecho el papel de mártir. Porque Assange ha sido víctima de un ensañamiento judicial sin precedentes en Reino Unido.