Francia

Los socialistas salvan al gobierno francés de la censura

La Asamblea Nacional rechaza por sólo 18 votos una moción contra el primer ministro, Sébastien Lecornu

ParísEl primer ministro de Francia, Sébastien Lecornu, ha escapado de la censura por los pelos. La Asamblea Nacional ha rechazado este jueves la moción de censura presentada por la izquierda radical por muy poco: la moción ha sido votada por 271 diputados, 18 menos de los 289 que se necesitaban para tumbar al gobierno. Los socialistas y la derecha han decidido no votarla, aunque algunos diputados rebeldes de ambas formaciones han optado por desobedecer la consigna de su partido. Poco después fue rechazada también una segunda moción de censura presentada por la extrema derecha.

El nuevo jefe de gobierno se comprometió el martes a suspender la reforma de las pensiones para evitar que los socialistas se sumaran a la censura. La jugada le salió bien. Lecornu, macronista procedente de la derecha, se ha salvado. En el debate previo, había advertido de que votar la censura era volver al desorden y al caos. "Es el momento de la verdad. ¿Queremos el orden republicano, con debates que tengan lugar en la Asamblea Nacional, o queremos el desorden?", ha pedido.

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El primer ministro ha evitado la caída del gobierno pero el resultado tan ajustado vuelve a poner en evidencia la frágil situación política que vive el país y la debilidad del inquilino del Elíseo. Sin embargo, superar la censura da aire al primer ministro y al presidente de la República, Emmanuel Macron, que apostó por Lecornu contra viento y marea cuatro días después de que éste hubiera dimitido.

El martes Lecornu presentó sus prioridades en la Asamblea y centró su discurso en la aprobación de los presupuestos. Sin embargo, su proyecto para las cuentas contempla medidas de ahorro muy polémicas, como la congelación de las pensiones o el aumento de la parte que los ciudadanos pagan por acudir al médico, propuestas ampliamente rechazadas por los partidos de la oposición, lo que augura unas negociaciones explosivas. Los gobiernos anteriores fueron tumbados a consecuencia de los presupuestos y el de Lecornu podría terminar igual. "Había que las negociaciones pudieran empezar y ahora podrán empezar", se felicitó el primer ministro.

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Pese a haber superado la votación de este jueves, nada le garantice la estabilidad a medio plazo –en cualquier momento puede haber otra moción de censura–, aunque por ahora se aleja la posibilidad de unas elecciones legislativas anticipadas. Macron había advertido de que votar la moción de censura era votar por la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones legislativas.

La extrema derecha ganaría las elecciones

Según las encuestas, de celebrarse ahora los comicios para renovar la Asamblea, la primera fuerza sería la extrema derecha de Marine Le Pen, el Reagrupamiento Nacional, que podría crecer en número de escaños y dominar el hemiciclo. En los últimos días se ha hablado incluso de pactos: la derecha (Els Republicans) apuesta por una alianza con los de Le Pen. Según un sondeo de Ifop publicado esta semana, el 52% de los franceses son favorables a un gobierno formado por la extrema derecha y los conservadores. "Esperamos la disolución con una impaciencia cada vez mayor", ha afirmado Le Pen este jueves.

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Con el peligro de una censura inmediata apartado, ahora Lecornu se centrará en negociar los presupuestos con los partidos políticos. "La no censura de hoy no es en ningún caso un pacto" por las cuentas, advirtieron los socialistas. De hecho, la promesa de Lecornu de suspender la reforma debe plasmarse en una propuesta legal formal y el jefe de gobierno quiere incluirla en el presupuesto de la seguridad social, una decisión que ha levantado las críticas de los partidos de izquierda. Las cuentas de la seguridad social son las que incluyen los recortes más polémicos y será difícil que los socialistas voten a favor de todo el paquete.

Francia lleva tiempo en una situación económica complicada, con un crecimiento muy bajo y una deuda y déficit muy elevados, muy por encima de lo que permiten las normas de la eurozona. Lecornu se encuentra con la gran dificultad de reducir el déficit, al menos hasta el 5%, a la vez que busca fórmulas que sean aceptadas tanto por la izquierda como por la derecha. Sin un amplio consenso en la Asamblea, las cuentas no pueden aprobarse.

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Impuesto a los ultraricos

Todos los partidos de izquierda reclaman un impuesto a los ultraricos, la conocida como tasa Zucman, consistente en gravar un 2% de impuestos a los patrimonios superiores a los 100 millones de euros. Los macronistas rechazan la idea, así como la derecha y la extrema derecha, aunque la propuesta ayudaría a reducir el déficit y evitaría recortes sociales, como la congelación de las pensiones en 2026, una de las propuestas que incluye el proyecto de presupuestos.

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Según el economista que ha lanzado la idea, Gabriel Zucman, director del Observatorio Europeo de Fiscalidad, el impuesto afectaría a 1.800 contribuyentes franceses ultraricos y aportaría a las arcas públicas unos 20.000 millones de euros anuales. La izquierda presentará una enmienda para introducir la tasa, pero es poco probable que se apruebe.