Europa

Así son las casas "feas" –y surrealistas– de Bélgica

Una normativa urbanística permisiva y propietarios de gustos excéntricos impulsan el fenómeno cultural Ugly Belgian Houses

Natàlia Queralt Piñas

Bruselas"Mi primera publicación me hizo darme cuenta de que no era el único al que Bélgica le parecía un país feo, como mínimo desde el punto de vista arquitectónico”. Hannes Coudenys es un bloguero de la región flamenca y director de una agencia creativa que hace más de una década que fotografía “desastres arquitectónicos”, tal como él los denomina, que encuentra en todas partes del país. Esa primera publicación era una foto de una casa dividida en dos estilos arquitectónicos del todo opuestos: una mitad de estilo semiurbano y de color gris y la otra, una casa de campo de ladrillo con tonos alegres.

Coudenys es el creador del fenómeno cultural Ugly Belgian Houses (casas feas belgas), que ya ha traspasado las fronteras del país. Todo empezó con un blog en 2011, que después se convirtió en una cuenta de Instagram, de Facebook, de Twitter y, finalmente, en un libro con el título Ugly Belgian Houses. Don’t try this at home (Casas feas belgas. No lo pruebe en casa). Diez años después de colgar la primera fotografía, el bloguero publicaba un segundo libro titulado More Ugly Belgian Houses (Más casas belgas feas). Y el fenómeno se ha extendido geográficamente: ahora mismo existen las cuentas Ugly Irish Houses, Ugly Melbourne Houses y, sin muchos seguidores, Ugly Spanish Houses. Huelga decir que la iniciativa –y los libros– ha tenido un gran eco.

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A pesar del éxito, a muchos propietarios no les hace gracia encontrar su casa en las redes sociales, acompañadas de títulos mordaces como “algunos dirán que es Photoshop” o bien “cuando pides el tejado equivocado, pero te da demasiada pereza devolverlo”.

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Normativa urbanística permisiva

La combinación entre una normativa urbanística muy permisiva en las zonas rurales –con pocos controles de fachadas– y los gustos excéntricos de algunos propietarios han situado a Bélgica en el punto de mira de los amantes de la arquitectura, divididos entre los que lo consideran un “desastre arquitectónico” y los que lo ven una manera de fomentar la creatividad y los diseños únicos.

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Además, la tendencia en el país es comprar vivienda, en vez de alquilar, y la mayoría se animan a hacer reformas. “Los propietarios están muy orgullosos de sus construcciones, que son una muestra de singularidad y carácter”, afirma Coudenys. Este orgullo explicaría por qué cuando el autor se disponía a recopilar material para su primer libro, que enfatizaba la fealdad de las construcciones, solo consiguió permisos para publicar 50 de las 500 imágenes que contenía su blog.

Coudenys, de hecho, se planteó varias veces cerrar el blog los primeros años. “En Bélgica las leyes de copyright son muy estrictas y por eso más de una vez me llegaban avisos formales de gabinetes de abogados exigiendo que borrara las fotos de las propiedades de sus clientes”, explica. Por suerte, no todos los propietarios se lo tomaban mal. De hecho, Coudenys tuvo la oportunidad de visitar a algunos en un programa de la televisión flamenca en el que presentaba una sección llamada Hannes pide perdón. A raíz de la fama del programa y del éxito del fenómeno en las redes sociales, reconoce que le costó mucho menos recopilar fotografías de casas para su segundo libro.

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Después de haber fotografiado y comentado más de medio millar de casas de campo, concluye que es mejor construir una casa fea que una casa aburrida, tal como se lee en su perfil de Instagram. Coudenys no ha revelado todavía si tiene previsto publicar un tercer libro. Eso sí, material arquitectónico ecléctico, surrealista y con toques singulares, seguro que no le faltará.