Turquía inspecciona el primer barco cargado con toneladas de cereales ucranianos
La nave, bautizada como 'Razoni', tiene que pasar revisión antes de continuar hacia el Líbano
EstambulEl barco Razoni, el primero en zarpar desde Ucrania cargado de toneladas de cereales desde el inicio de la invasión rusa,llegó ayer martes por la tarde a la entrada del Bósforo, en Estambul, donde este miércoles está pasando el control protocolario acordado en Turquía por Moscú y Kiev antes de seguir la ruta que lo llevará hasta el puerto de Trípoli, en el Líbano. Bajo la bandera de Sierra Leona y cargado con 27.000 toneladas de grano, es la primera embarcación que usa el corredor naval acordado por los dos países que permitirá exportar el grano ucraniano que hasta ahora estaba bloqueado debido a la guerra y del cual dependen miles de bocas, especialmente las de la población del sur global.
Durante la parada en Turquía, el centro de coordinación instalado en la Universidad Nacional de la Defensa en Estambul –que cuenta con representantes militares de Ucrania, Rusia y Turquía y con observadores de la ONU– inspecciona el barco y el cargamento. El Kremlin pidió revisar cada embarcación –tanto las que salen como de las que entran– para evitar que puedan transportar armamento. Kiev cree que solo es una estrategia de Moscú para retrasar todavía más la llegada del grano a los países que lo necesitan.
Sea como fuere, hacer llegar el Razoni a aguas turcas no ha sido coser y cantar. La duración normal de un viaje desde Odessa hasta Estambul en un barco de estas características suele ser de unas 30 horas, aproximadamente. En este caso, sin embargo, se lo han tomado con calma. Y no porque el mundo se lo pueda permitir, sino porque el barco ha tenido que ir esquivando minas marítimas que hay dispersas por el litoral ucraniano. Una vez en Estambul, el mediador turco ha empezado esta mañana con la parte que le toca: parar el barco, revisarlo y confirmar que se usa exclusivamente para el comercio especificado en el acuerdo.
El centro de coordinación de Estambul, situado en la Universidad de Defensa Nacional de la misma ciudad, además de hacer el seguimiento de los barcos mercantes que se incluyen en el acuerdo, también tiene la responsabilidad de registrarlos con el objetivo de asegurar que no haya tripulación ni carga no autorizada. La inspección se ha llevado a cabo con una delegación formada por representantes de Turquía, Rusia, Ucrania y las Naciones Unidas. Una vez acabe, y si todo está bien, el barco continuará su camino hacia el Líbano, donde su población ha sufrido –y mucho– las consecuencias de la crisis alimentaria provocada por la invasión rusa de Ucrania.
Efectos del acuerdo
Pero para que este primer barco navegue por aguas del Mediterráneo y llegue en las próximas horas a Trípoli, las negociaciones han sido constantes. Al fin y al cabo, el corredor naval necesitaba un cierto compromiso entre los dos países para que saliera adelante, una condición bastante delicada si se tiene en cuenta que los enfrentamientos entre tropas ucranianas y rusas siguen muy activos. A pesar de que en ningún caso se ha pactado un alto el fuego, gracias al acuerdo Estambul, Kiev y Moscú se comprometieron a no atacar ni los barcos comerciales ni las instalaciones portuarias de Odesa, Chornomorsk y Pivdenni, en el sur del país. Para esquivar las aguas minadas, capitanes ucranianos guían las embarcaciones por canales seguros con barcos dragaminas.
El clima era tan tenso que el día en que firmaron el acuerdo Rusia y Ucrania no se quisieron ver ni las caras: lo hicieron en salas separadas y en documentos diferentes. Una vez firmado el acuerdo, eso sí, los mediadores tienen que compartir la sala desde donde monitorizan el cumplimiento del documento. Según fuentes del mismo gobierno de Ankara, las delegaciones ucranianas y rusas también conviven en el mismo campus de la universidad desde donde se coordina el proceso.
Impacto global
El objetivo final de este corredor naval es exportar los más de 20 millones de toneladas de grano que habían quedado bloqueadas en tierras ucranianas desde que Vladímir Putin lanzó la ofensiva contra Kiev, el 24 de febrero. Los puertos quedaron inutilizados para usos comerciales después de que Rusia desplegara barcos de guerra en el mar Negro y Ucrania colocara minas en su litoral para evitar ataques navales.
El impacto ha sido global y ha incrementado la inseguridad alimentaria en varios países del mundo. Hay que tener en cuenta que el año pasado, por ejemplo, los cereales ucranianos alimentaron a 400 millones de personas, y antes de la guerra Kiev exportaba unos cinco millones de toneladas de grano cada mes.
Después del Razoni, pues, se esperan más barcos zarpando desde Ucrania cargados con toneladas de grano.