Francia blinda el derecho al aborto en la Constitución
En una sesión solemne en el palacio de Versalles, diputados y senadores han aprobado por 780 a 72 el cambio que quiere hacer irreversible ese derecho de la mujer
ParísFrancia se convertirá este lunes en el primer país del mundo en inscribir explícitamente en su Constitución el derecho al aborto. Pese a las reticencias de la derecha y parte de la extrema derecha, finalmente el presidente Emmanuel Macron ha conseguido los apoyos necesarios para modificar la carta magna francesa. Con la introducción en la Constitución de una frase sobre la "libertad" de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo, Francia protege al máximo un derecho fundamental de las mujeres y evita que futuros gobiernos conservadores tengan la tentación de cuestionar o dar pasos atrás en el derecho al aborto. "Me comprometí a hacer irreversible la libertad de las mujeres a abortar", afirmó Emmanuel Macron el jueves.
Tras superar todos los trámites parlamentarios, esta tarde todos los diputados y senadores franceses —que son un millar— se reúnen en el Palacio de Versalles para el voto final. La ley francesa exige para los cambios constitucionales que tres quintas partes de los miembros de la Asamblea Nacional y del Senado voten a favor en una sesión conjunta que recibe el nombre de Congreso. La cifra se alcanzará ampliamente después del apoyo masivo que recibió la propuesta en ambas cámaras. También en el Senado, donde domina la derecha conservadora.
"Es un día que marcará la historia política y parlamentaria de nuestro país", ha destacado el primer ministro, Gabriel Attal. Tal y como establece el protocolo, el presidente Macron no asistirá a la votación para garantizar la separación de poderes y será Attal el encargado de defender la propuesta antes de la votación.
Amplio apoyo social
En Francia, las mujeres pueden abortar libremente y de forma gratuita y anónima hasta la 14ª semana de embarazo –como en España– y hasta el final del embarazo por razones médicas. Aunque entre las fuerzas políticas conservadoras la idea de incluir este derecho a la Constitución ha sido cuestionada, socialmente ha sido muy bien recibida: el 81% de los franceses está a favor, según una encuesta de la Fundación Jean-Jaurès.
La idea de garantizar constitucionalmente el derecho al aborto en Francia surgió de los partidos de izquierdas y del gobierno en el 2022, cuando en Estados Unidos una decisión del Tribunal Supremo del país abría la puerta a prohibir o limitar el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo. La actual ministra de Igualdad francesa, Aurore Bergé —entonces diputada del partido de Macron, Renacimiento—, fue una de las impulsoras de la propuesta. Cuando presentó la proposición de ley, Bergé la defendió en la Asamblea contando la historia de su madre, que tuvo que abortar clandestinamente antes de 1975, cuando todavía era ilegal.
Los conservadores, en contra
"Los derechos de las mujeres nunca son seguros hasta que no están inscritos en piedra. Cuando tenemos los medios para inscribir en piedra este derecho, que es una libertad fundamental, debemos hacerlo", defendía Bergé en aquella sesión parlamentaria. Durante el poco más de un año que ha durado el trámite, la proposición de ley ha topado con la resistencia de los conservadores. En el Senado, tanto su presidente, Gérard Larcher, como el jefe de filas de su partido, Els Republicans (la derecha tradicional), se mostraron abiertamente en contra con la excusa de que no era necesario. "El derecho al aborto no está amenazado en Francia", afirmaba Larcher poco antes de la votación.
También algunos diputados de extrema derecha tenían reservas. Aunque la líder de Reagrupament Nacional, Marine Le Pen, no está en contra del aborto, algunos de sus diputados, se oponen abiertamente. Además, los medios de comunicación vinculados a la extrema derecha han hecho campaña contra la propuesta, incluso emitiendo noticias con un sesgo ultraconservador en el que se afirmaba que la interrupción voluntaria del embarazo es la "primera causa de mortalidad en el mundo".
Pero la presión política y social y la libertad de voto que suelen tener en Francia los diputados y senadores han acabado decantando la balanza y han hecho posible que este lunes —si no hay una sorpresa mayúscula— Francia haga historia con los derechos de las mujeres.