Francia

Francia vota entre el desinterés y Le Pen

Las elecciones regionales se prevén marcadas por la abstención y una victoria de la extrema derecha

En los últimos meses, la abstención ha sido la opción política que más ha crecido en Francia, incluso más que la extrema derecha. En la última cita electoral, en las elecciones municipales del 28 de junio de 2020, solo votaron poco más del 40% de los franceses. Y este domingo, en los comicios regionales y departamentales, que históricamente todavía despiertan menos interés, se prevé que se llegue a una nueva cifra récord: el 60% de los franceses no ejercerán el derecho a voto, según las proyecciones de Ifop-Fiducial.

En las dos últimas elecciones regionales, el porcentaje de abstención ya superó por poco el 50% y, este año, se le tiene que sumar el inconveniente de hacer campaña y celebrar comicios en un contexto pandémico. A pesar de que el ritmo de vacunación es alto, las restricciones se van relajando y los indicadores de propagación del covid son positivos, no se han celebrado muchos mítines y se han repartido muchos menos programas electorales y panfletos en lugares concurridos, hecho que ha afectado a la visibilidad de los candidatos regionales, que ya de por si son poco conocidos. La fecha de las elecciones también puede tener parte de la culpa: se tenían que celebrar en marzo y se aplazaron a los días 20 y 27 de junio, cuando, con el inicio de las vacaciones escolares y el retorno progresivo a la normalidad, muchas familias aprovechan para marcharse de vacaciones. Más allá de la pandemia, aunque a algunos políticos les cueste admitirlo, la desidia de los franceses por las elecciones es evidente, sobre todo en cuanto a los más jóvenes. "No sé cómo eran los políticos de antes, pero ahora no me siento nada interpelada, considero que no nos hablan a nosotros", dice Sarah, una empresaria de 27 años. De hecho, según otro sondeo de Ifop, el 80% de los jóvenes no tienen pensado ir a votar y el 48% no saben que el domingo hay elecciones. "La verdad es que este año no sé ni quién se presenta", admite Cristopher, transportista de París de 25 años.

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El aumento de los abstencionistas, claro, se inscribe en un sentimiento fuerte de desilusión política que no viene de nuevo pero que está en auge. "Ya sé que no está bien que no me interese por la política, pero tengo la sensación de que los políticos prometen muchas cosas solo para salir escogidos y después no cambian nada. Por lo tanto, ¿de qué sirve?", se pregunta Stéphan, camarero parisiense de 24 años. "He ido a votar entusiasmada por más de un candidato y todos me acaban decepcionando, pero normalmente cuando voy simplemente opto por el mal menor", responde Sarah, que dice que cada vez se siente más alejada de la política institucional.

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La antecámara de las presidenciales

Y con este panorama de chasco, el partido que puede salir más reforzado de la primera vuelta de las elecciones regionales es el de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional, que lidera las encuestas en seis de las trece regiones. Ha fichado a diferentes políticos ex conservadores para mostrar una imagen menos extremista y, a la vez, debilitar a Los Republicanos, el actual partido de centroderecha. También se ve beneficiada por una izquierda débil y dividida en diferentes regiones –igual que a escala estatal– y por el hecho de que el partido creado por Macron, La República en Marcha, todavía está poco arraigado en el territorio. La extrema derecha tiene sobre todo opciones reales de ganar la segunda vuelta en la región de PACA (Provenza- Alpes-Costa Azul), que sería la primera que gobernaría y un paso adelante muy importante para que se la normalice en el poder a menos de un año de las elecciones presidenciales. El movimiento de Macron sacará los primeros representantes regionales, pero, según apuntan los sondeos, en total solo lo votarán hacia el 15% de los franceses, un porcentaje muy bajo para ser el partido presidencial. Y las diferentes izquierdas y los conservadores tratarán de salvar los muebles y mantenerse en las regiones en las que ya gobiernan.

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De hecho, a nadie se le escapa, a pesar del número de abstencionistas, que los resultados serán interpretados en clave estatal. Tanto es así que los debates de la campaña a menudo han abordado temas jugosos que están a la orden del día en toda Francia pero que no son competencia de los gobiernos regionales, como sí lo son cuestiones tan importantes como la educación, el transporte o la formación profesional. "Unas elecciones locales son unas elecciones locales, es tautológico, pero obviamente soy el único que lo piensa", ironizó el líder del partido centrista MoDem, François Bayrou.